Capítulo 21

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Harry la acompañó mientras despachaba a los primeros clientes para asegurarse de que lo hacía bien, y cuando vio que no tenía ningún tipo de problema le dijo que se iba.

-¿Vas a la caravana? -preguntó ella.

-Iré cuando tenga que vestirme. ¿Por qué?

-Lo he dejado algo revuelto. -Tenía que volver a la caravana antes de que él viera el desorden que había. Al comenzar con la limpieza, debería haber dejado los armarios para el final, pero había querido fregar a fondo, Así que había vaciado los estantes para limpiarlos primero. Ahora los armarios estaban limpios, pero no le había dado tiempo de volver a colocar las cosas y no había ni una sola superficie en la caravana que no estuviera cubierta por algo: ropa, herramientas o un alarmante montón de látigos.

-Te juro que lo recogeré todo en cuanto acabe aquí -le dijo atropelladamente, -así que no te preocupes si ves las cosas fuera de su sitio.

Él asintió con la cabeza y la dejó sola. Las siguientes horas pasaron sin incidentes. A (TN) le gustaba conversar con las personas que iban a

comprar las entradas, y en varias ocasiones, cuando las familias le parecían pobres, se inventó un sinnúmero de asombrosas razones para decirles

que habían ganado entradas gratis.

Ya se había propagado el rumor de que era la mujer de Harry, y muchos de los empleados del circo se inventaron excusas para pasar por allí y satisfacer su curiosidad sobre ella. Tanta cordialidad extrañó a (TN). Reconoció a algunos de los hombres que se ocupaban de los tenderetes, a algunos payasos. Se dio cuenta de que algunas de las chicas tenían que disimular para ocultar los celos que sentían porque ella hubiera logrado pescar a Harry Styles; (TN) apreció el gesto. Por primera vez, sintió un atisbo de esperanza. Tal vez las cosas resultaran bien después de todo.

Quizá la persona más interesante que se presentó ante ella fue Brady Pepper, el padre de Heather.

Una chica llamada Kelly ya le había dicho que Brady y Harry eran los hombres más atractivos del circo, y tuvo que darle la razón. Brady Pepper le recordaba a una versión más baja de Sylvester Stallone, lleno de músculos, actitud arrogante y acento neoyorquino. Tenía un atrayente aspecto de tío rudo, aunque por la manera que tuvo de examinarla de arriba abajo (TN) supo que era un mujeriego. Se recostó en la esquina del escritorio con las piernas extendidas; la perfecta imagen de un hombre que se sentía a gusto con su cuerpo.

-Así que procedes del circo, ¿no?

Él le hizo la pregunta con el tono agresivo y casi acusatorio que muchos neoyorquinos empleaban para preguntar cualquier cosa y (TN) tardó un

momento en darse cuenta de a qué se refería.

-¿Yo? Oh, no. Mi familia no forma parte del circo.

-Eso lo hará todo más difícil para ti. En el circo de los Hermanos Lloyd no eres nadie si no puedes justificar tu ascendencia circense en un mínimo de tres generaciones. Simplemente pregúntale a Caroline.

-¿A Caroline?

-Es la dueña del circo. Caroline Lloyd. Es una de las voladoras más famosas del mundo. Trapecista -dijo él cuando vio su expresión confusa. -Ahora solo entrena a algunos chicos, que actúan con nosotros. También hace la coreografía de otros números, supervisa el vestuario y otras cosas por el estilo.

-Si el circo es suyo, ¿por qué no lo dirige ella en vez de Harry?

-Ése es un trabajo de hombres. El gerente tiene que tratar con borrachos, peleas con cuchillo, discusiones. A Caroline no le gustan esas cosas.

-Aún no la conozco.

-Es que se ha ido unos días. Lo hace en ocasiones, cuando las cosas se ponen feas por aquí.

¿Odio o amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora