Capítulo 29

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Eso sí que no se lo esperaba. Había pensado que él le respondería con su habitual desdén. Al recobrarse de la sorpresa, le lanzó una mirada feroz.

-Vaya... qué pena. Porque yo no siento ningún interés por ti. Por si no lo sabías, el cerebro es el órgano sexual más importante, y mi cerebro no

está interesado en hacer nada contigo.

-¿Tu cerebro?

-Tengo cerebro, ¿sabes?

-Jamás lo he dudado.

-¿Cómo que no? No soy estúpida, Harry. Puede que mi educación no fuera demasiado convencional, pero te aseguro que fue muy completa.

-Tu padre no está de acuerdo.

-Lo sé. Le gusta decir a todo el mundo que soy una inculta porque mi madre me sacaba del colegio cada dos por tres. Pero cada vez que mi madre

hacía un viaje interesante, me llevaba con ella si creía que podría ser beneficioso para mí. Algunas veces pasaban meses antes de que regresara

al colegio. A veces, ni siquiera volvía, pero ella se aseguraba de que siguiera estudiando.

-¿De qué manera?

-Siempre le pedía a quienquiera que fuera a visitarla o pasara algún tiempo con ella, que me enseñara algo de provecho.

-Pensaba que tu madre sólo trataba con estrellas de rock.

-Aprendí bastante sobre alucinógenos.

-Me lo imagino.

-Pero también estábamos con otro tipo de gente. Te agradecería que dejaras de poner en duda mi inteligencia. Si en cualquier momento te

apetece hablar de Platón, estoy dispuesta.

-He leído a Platón -dijo Harry a la defensiva.

-¿En griego?

Tras eso, viajaron en absoluto silencio hasta que, finalmente, (TN) se quedó dormida. En sueños buscó una posición más cómoda y acabó apoyándose en el hombro de Harry.

Un mechón de su pelo se agitó con la brisa y acarició los labios de Harry. Él lo dejó jugar allí un rato, rozándole la boca y la mandíbula. Ella olía

a un perfume dulce y caro, como a esencia de flores silvestres en una joyería.

(TN) tenía razón sobre lo que había ocurrido la noche anterior. Se había portado como un tonto. Pero era porque lo habían cogido por sorpresa.

No quería que se celebrara algo que no tenía ninguna importancia. Si él no tomaba precauciones, ella se tomaría ese matrimonio muy en serio.

Pensó que nunca había conocido a una mujer con tantas contradicciones. Ella había dicho que él era como un robot sin sentimientos, pero se equivocaba. Claro que tenía sentimientos. Sólo que no eran los que ella quería; la vida le había enseñado a Harry que era incapaz de tenerlos.

Se dijo a sí mismo que tenía que prestar atención a la carretera, pero no pudo resistirse a mirar hacia abajo, al cálido y delgado cuerpo que se acurrucaba contra él. (TN) tenía las piernas recogidas sobre el asiento y, finalmente, había perdido la batalla contra la camiseta que se le había subido y mostraba la suave curva interior del muslo. Los ojos de Harry cayeron sobre las diminutas bragas. Cuando el calor se le concentró en la ingle, apartó la mirada enfadado consigo mismo por someterse a esa tortura. «Dios, era tan hermosa.»

Y además era tonta y mimada, y más superficial de lo que nadie podía imaginar. Nunca había conocido a una mujer que se pasara tanto tiempo delante del espejo. Pero a pesar de todos esos defectos, Harry tenía que admitir que (TN) no era la joven egoísta y egocéntrica que él había creído que era. Poseía una inesperada y perturbadora dulzura que la hacía parecer más vulnerable de lo que él quería.

Cuando (TN) salió de los servicios del bar de carretera donde le acababa de pedir un cigarrillo a una señora, vio que Harry estaba ligando de nuevo

con una camarera. Aunque él le había dejado claro que no tenía intención de tomarse en serio su matrimonio, verlo actuar de esa manera la

deprimió. Cuando lo observó asentir con la cabeza a algo que le había dicho la camarera, (TN) se dio cuenta de que su marido le estaba dando

la excusa perfecta para ignorar los votos matrimoniales. La horrible escena de la tarta y lo que él había dicho después deberían haberla liberado

de su compromiso. Él no tenía intención de mantener los votos, ¿por qué tendría que hacerlo ella?

¿Odio o amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora