Melodia de Terry...
Tras haber escrito la carta se sintió más aliviado pero seguía pensando en Candy.
La esperanza de volver a verla, a instancias de la ayuda de su madre, era la motivación para retomar el personaje de Hamlet con mayor fuerza y disposición.
- Esta vez estarás orgullosa de mí, Candy- se decía- Hamlet renacerá como el ave Fénix en mi cuerpo y podrás percibir en él el dolor y a la vez la potencia de ese personaje a través de mis miembros. Y así, estoy seguro que volveré a enamorarte.
Entonces tomó de nueva cuenta el libro de teatro y comenzó a leerlo, cuadro a cuadro, para ensayarcada una de las escenas y captar la esencia del joven Hamlet en cada instante, especialmente en los más dramáticos.
Sentía en cada una de las líneas un renacer, como si Hamlet se fuera encarnando en su cuerpo, tomando vida de su propia vida, en cada latido de su corazón, en cada célula de su persona.
Y un poco exhausto de ensayar, se quedó dormido un rato. Había sido un especial pero también agotador día.
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Al día siguiente, Candy despertó más tranquila y animada.
Tenía que preparar algunas cosas para que la hermana María y la señorita Pony fueran al pueblo a conseguir víveres para los niños.
Ella se quedaría un rato cuidándolos hasta que ellas volvieran.
Afortunadamente, los chicos se habían comportado bien hasta ahora. Todos se dedicaban a ayudarla en lo que podían y ella, como buena enfermera, se encargaba también de atender aquellos pequeños o grandes problemas de salud de los niños: raspones, cortaduras, caídas...e incluso le parecía que cuando ella estaba, los accidentes tendían a duplicarse, a fin de que cierta enfermera fuera quien remediara aquellas molestias.
Un rato, cuando ya los chicos jugaban y ella se dedicaba a estudiar un poco, releyó una carta de Anthony. Aquellas reminiscencias eran tan hermosas, pero el dolor de haber perdido a aquel muchacho de ojos azules que la quería tanto aparecía de vez en cuando en su noble corazón.
-¡Cómo quisiera que pudieras verme convertida en enfermera, Anthony!- musitaba.
Y muy dentro de su corazón le parecía escuchar la voz de Anthony diciéndole:
- Candy...mi niña pecosa...yo puedo verte y estoy muy orgulloso de ti...
- Lo sé, Anthony- se respondí a sí misma.- Sé que tú me puedes ver...que puedes escucharme...y si es así, pide a Dios que continué mi camino hasta estar totalmente segura de lo que voy a hacer. Pídele a Nuestro Señor que me ayude a aclarar mis sentimientos...por favor.
El resto de la tarde se dedicó a estudiar y cuando se hacía algún espacio, recordó aquel día.
Aquel día fue terrible para Candy. Había tenido que ir a buscar a Albert. Sabía que lo encontraría, según lo que él mismo le había dicho, tras haberle enviado una carta en una botella. ¿La razón? Ser acusada injustamente de haber golpeado a Neil Leagan.
Siguió la botella hasta donde la corriente se lo permitió, y por fin, exhausta, se quedó dormida.
Al despertar, se encontró frente a frente a Albert y le contó su problema. Luego, él la invitó a conocer a sus amiguitos del bosque.
- Antes de entrar- dijo Albert- tendrás que pasar una prueba. Aguarda aquí.
De pronto, varios animales del bosque corrieron a saludarla. Ella sonrió feliz de haber sido bien recibida por los pequeños amigos de Albert. Éste sonrió satisfecho.
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Desafiando El Destino
FanfictionCandy y Terry siguieron caminos diferentes. Candy y Albert parecían ser muy afines...hasta que pasó algo inesperado. ¿Qué harías si tuvieras que desafiar al destino para conseguir lo que anhelas? Es historia de andrea sparrow