Capitulo 9..

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Cap. 9 Un acuerdo secreto

Terry deambulaba por la habitación del hotel, tratando de pensar en lo que haría.

- Quisiera poder entender qué llevó a mi padre a intentar llevarme a esa decisión tan precipitada.

- Yo tampoco lo entiendo. Pero sabes que no es la primera vez que tu padre trata de obligarte a hacer algo que no quieres...

Terry asintió, recordando las duras palabras que le entregó en el colegio San Pablo, al saber que había visto a Eleonor Baker:

- Eleonor me envió una carta, Terruce- dijo el duque.- Dice que quiere vivir contigo.- Así que has vuelto a ver a esa mujer.

Los ojos de Terry se encendieron de furor.

- Ten mucho cuidado con la forma en que te expresas de ella...esa mujer, como tú la llamas despectivamente, ¡es mi madre!

El duque apretó los puños.

- Mi esposa...
- Tu esposa no es mi madre. No conseguirás que ella lo sea. ¿Quieres que te recuerde su trato cuando volví de América? ¿Ya se te olvidó la manera en que se burló de mí y de ella? "No puedes ocultarlo...llevas su sangre en las venas...la sangre de una americana indecente". ¿Qué se piensa su mujer, señor duque de Grandchester?

- No admito que te expreses así de ella, Terruce. Esa mujer americana...

- Insisto. Esa mujer es mi madre y la voy a defender con mi vida...-repuso el muchacho.

Pero el duque arqueó los labios y volvió el rostro de lado con molestia.

- No debes ser tan teatral como ella. Detesto la gente que es así.

- ¡Cállate!- soltó al fin.

Pero el duque no dijo nada más. Asestó una bofetada en el rostro de Terry, haciéndolo caer a un costado de la ventana. El duque practicaba esgrima y lucha, quizás por eso tenía tanta fuerza.

- Te prohíbo que vuelvas a verla- insistía.- Si lo haces, te voy a desheredar- fue la dura sentencia del padre.

Terruce lo vio marcharse, sintiendo un odio interior que sabía debía calmar."

-¿Qué piensa?- insistió Eleonor.

- En nada...en la intransigencia de mi padre. Pero...ya no soy un muchacho...soy un hombre y voy a defender lo más preciado que tengo después de la vida: mi libertad.

- Sin embargo, estoy segura que renunciarías a ella sólo por alguien más...

Terry tomó un semblante dulce.

- No sería renunciar a ella, sino compartirla con ella...estás hablando de Candy, ¿cierto?

- Sí...¿pensaste lo que te dije? ¿Aceptarás que envíe invitaciones para ella?

Terry dudaba.

- No estoy tan seguro. Sabes que anhelo verla...pero tengo miedo de Hamlet y de mí. Hamlet es como una maldición extraña que me persigue y no quiero que ella se vea afectada.

- No digas eso, Terry- repuso Eleonor. - Hamlet será tu reivindicación como actor, tu consagración teatral. Y entonces, podrás compartirla con ella y serás muy feliz.

Entonces una leve esperanza asomó a sus ojos.

- Tus palabras me hacen tanto bien, madre. Más de lo que te imaginas.

- Yo sólo quiero que seas feliz. Trataré de hacer que Richard se calme, pero sabes que no tengo buena influencia sobre él.

- No te preocupes, si crees que se alterará más, es mejor que no trates de evitarlo. Yo me enfrentaré a él...es necesario. Pero sólo hasta que haya pasado Hamlet. No más...

Desafiando El DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora