Capitulo 67..

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Candy tomó el libro con cuidado y lo acarició con suavidad. Entreabrió el libro y notó que muchas de las páginas estaban subrayadas.
- Seguramente lo hizo él- se dijo.- Éstas palabras deben ser las que más le gustan.
Y fue adentrándose en la lectura, mientras sentía que el personaje de Romeo encarnaba perfectamente en Terry. Trató de imaginárselo actuando en un escenario, personificando al amante de Verona cuyo trágico fin estaba vinculado al fatal desenlace de la joven de los Capuleto.
Entonces, ella sintió en su memoria una imagen perturbadora:
“ Estaba en una colina junto a Terry, vestido con un traje antiguo.
Ella llevaba un vestido rojo amplio y hermoso. La música que llegaba hasta ahí era también agradable y atrayente. ¿Sería acaso algún baile?
- ¿Quieres bailar, Candy?- preguntó Terry.
Ella asintió y comenzó a bailar con él sobre aquella colina.
La cadencia de aquel vals le parecía tan hermosa. Le parecía que el sol, los árboles, el aire, estaban saturados de la presencia de Terry. Sí, ahí estaba él…bailando con ella, sonriéndole. Sus ojos azules traspasaban los suyos y la dulzura de su presencia atravesaba su piel…pero de pronto, Terry se detuvo, la soltó y la dejó ahí en la colina.”
Candy apartó los ojos del libro. Sintió una sacudida extraña en el cuerpo, dejó el libro en un buró y se recostó.
Al poco rato salió hacia la sala mientras Terry escribía.
Ella se acercó con algo de temor.
- ¿Qué haces?
- Escribiendo- dijo Terry.- Últimamente tengo la costumbre de escribir todo lo que me pasa…y en estos momentos, escribo las impresiones que voy captando acerca de ti.
- ¿Puedo verlo?
- No- añadió Terry- todavía no. ¿Puedo saber por qué quieres leerlo? Eres curiosa como siempre…
Candy se sentó junto a él y le dijo:
- Surtió efecto el haberme dado el libro de Romeo y Julieta.
- ¿Por qué, Candy?- preguntó Terry.
- Porque…pude recordar algo más.
Terry sonrió.
- Dime, Candy, ¿qué recordaste?
- Tú y yo estábamos en una colina…ahí bailábamos…el sol alumbraba, los árboles se agitaban al compás de una música que no sabía de dónde. Tú y yo bailábamos alegremente, hasta que de pronto…yo dije algo…no sé qué fue…y tú me soltaste…y me dejaste ahí, sin más. No pude recordar qué pasó después…no sé si fue algo malo.

Terry no quiso hablar acerca del motivo por el cual ambos dejaron de bailar en aquella ocasión

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Terry no quiso hablar acerca del motivo por el cual ambos dejaron de bailar en aquella ocasión.
- No fue nada de importancia…cosas de adolescentes…pero sólo puedo decirte que…hubo algo que pude haber hecho y no hice…y que me arrepiento de no haber hecho entonces…y quizás muy pronto pueda hacer.
- ¿Qué cosa?
- Aún no es tiempo…cuando llegue el momento, lo sabrás. Ahora ya recuerdas que tú y yo bailábamos en alguna ocasión antes.
- Sí…¿dónde fue eso?- preguntó Candy.
- Tú y yo estudiábamos en el colegio San Pablo, en Londres…¿te dice algo ese nombre?
- Colegio San Pablo…no…ese nombre no me dice nada…y por ahora creo que sería difícil para mí recordarlo.
- Dime, Candy…¿cómo te sentiste con ese recuerdo?
Candy bajó los ojos y luego añadió.
- Bien…no sé por qué pero…me sentí tan contenta…fue un momento muy hermoso…es como si supiera que entonces…yo era muy feliz…
- Sí, Candy, éramos inmensamente felices…
Candy volvió a indagar.
- ¿Un día dejamos de serlo?
- No exactamente- dijo Terry- quizás ha sido solamente que las cosas no siempre salen como uno quisiera. Pero créeme, Candy, voy a hacer todo lo que esté en mis manos para que volvamos a ser tan felices como antes…más que antes…
- Gracias, Terry.
Los labios del joven trataron de acercarse a los de ella pero se detuvieron en el umbral, y sólo pudo abrazarla contra su corazón.

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