Capitulo 12..

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Cap. 12 Misterios

Candy se dirigió junto con Annie a la habitación que ambas compartirían en la casa de Lakewood

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Candy se dirigió junto con Annie a la habitación que ambas compartirían en la casa de Lakewood.
Annie le dijo a su amiga:

- Oye, Candy, ¿te diste cuenta que Albert estaba muy contento de que estuvieras aquí?
- Yo lo noté normal- dijo Candy.- Sé que a él le da mucho gusto verme, casi tanto como a mí.
- Tal vez, pero…creo que te miraba de una forma mucho más especial…
- ¿Eso crees?
- Claro, Candy.
- Yo no, Annie. Pienso que Albert me miraba igual que siempre.
- Candy- insistió Annie- ¿no has pensado que quizás Albert pudiera tener otras expectativas hacia ti?
- ¿Cómo cuáles?- preguntaba Candy, tratando de no pensar de más.
- Dime, Candy, ¿qué opinas respecto a Albert?
Candy permaneció seria un momento.
- Annie, estoy un poco confundida…no sé qué pensar respecto a Albert. Cuando era el hombre despreocupado, feliz, al que nada le importaba la opinión de la sociedad, podía hablar con él de cualquier cosa. Pero ahora, creo que todo ha cambiado. A´n recuerdo el tiempo en el que viví junto a él en Chicago. No importaba mucho que no hubiera recobrado la memoria…su esencia era la misma. Siempre lo he visto como un hermano, como un padre que estuvo conmigo en momentos importantes. El un día me dijo que la razón de que me adoptara era que mis ojos le recordaban los de su hermana, la madre de Anthony.
- Pero …tú no eres su hermana, Candy.
- Sin embargo, él me trata como si lo fuera y yo también a él.
- Lo sé- aclaró Annie.
Candy continuó.
- ¿Sabes algo, Annie? Siento que Albert se convierte en un hombre diferente. Uno que aún no conozco del todo. Antes, Albert sólo se preocupaba por ser él mismo. Pero ahora, quiera o no, se debe a la familia Andley, tiene un compromiso con la sociedad y estoy segura que lo cumplirá bien. Pero así como él siempre estuvo conmigo, ahora, yo quiero estar con él en esta transformación, siempre que él me lo permita.
- Y lo hará, Candy- dijo Annie.- Y dime, ¿no crees que él tenga pensado formar una familia?

Candy se quedó pensativa.
Patty llegó hasta ellas y dejaron el tema.
Sin embargo, Albert platicaba con Archie.
- Albert, ¿cuándo piensas ponerla al tanto de todo?
- No por ahora. No quiero presionarla. Ella también se debe a la familia Andley.
- Lo sé- dijo Archie.- debe tomar su lugar en la familia. Seguro que Anthony y Stear estarían de acuerdo con esta decisión.
- Tienes razón, Archie. Sólo que no encuentro las palabras precisas para explicárselo.
- Y…¿respecto a lo otro?- preguntó de nuevo el chico Cornwell.
- Archie- siguió Albert- ¿estás de acuerdo conmigo?
- Albert…tú siempre has estado pendiente de Candy…además, yo sólo quiero que ella sea feliz. Y quizás esa sea la forma correcta.
- Gracias, Archie. Pero por ahora no quiero alterarla o descolocarla. Creo que eso va a tener que esperar un poco más…

Al día siguiente fueron al cementerio y Candy comenzó a platicar con Anthony.
- Anthony…no sabes cuánto te extraño…o quizás sí lo sabes, porque todos los días te recuerdo. Unas, para llevar a mi memoria los días felices que vivimos. Y otras también, pero reprocharte un poco el que me hayas dejado sola. No debiste haberte ido así, tan rápido, sin despedirte de mí…me haces mucha falta. Un tiempo te lloré mucho y creí que el torrente de mis lágrimas jamás iba a detenerse…pero…
Entonces se quedó pensando. Albert fue precisamente quien la ayudó a sobrellevar un poco el peso de la ausencia de Anthony. Sin embargo, fue Terry quien se empeñó en ayudarla a sacarla hasta la última gota que envenenaba su corazón, haciéndola temer y olvidar la sonrisa que la caracterizaba.
- Nunca te olvidaré. Por eso, quiero pedirte que me ayudes, que ruegues por mí para que pueda encontrar el verdadero camino. Que las dudas que agobian mi mente se disipen totalmente, y ayúdame a seguir al pendiente de quienes amo y de todos cuantos pasen por mi lado.
Luego fue hacia la tumba de Stear, después de que Patty charlara largo y tendido con él.
- Listo, Candy. Ya puedes hablar con él.
- Gracias, Patty.
Candy miró hacia la tumba, dejó las flores y dijo:
- Stear…si hubiera sabido que la caja que me regalaste no traía la felicidad, jamás la hubiera abierto. Debí haberlo imaginado…tus inventos nunca funcionan. Tengo que reprocharte que no lo consiguieras…pero quiero agradecerte los años felices que pasé contigo cuando estuve en Lakewood y cuando estaba en el colegio San Pablo. Por eso ahora, quiero que me ayudes rogando a Dios para que pueda encontrar un camino que me lleve a ser más útil a mis semejantes. Tu sacrificio no fue en vano, Stear. Estoy segura que pronto llegará la paz. Y te pido algo especial…seguramente tú quieres que Patty sea feliz. Ayudala a sonreír y a recuperar la felicidad. Hazlo por todo el amor que ambos le tenemos. Cuídanos, Stear. Ahora que puedes hacer inventos allá, haz uno que sirva para darle felicidad a todos…pero haz que sirva esta vez por favor…
Albert también se acercó a la tumba de su hermana y sus sobrinos.
- Tantas cosas tengo que pedir pero no sé por dónde empezar. Anthony…podría pedirte que…pero sabes que no lo haré. Sólo te pido que la hagas feliz…es lo único que quiero para ella, ¿entiendes? Ojalá puedas conseguirlo ahora. Ora por nosotros, tu familia.- dijo Albert.
Todos se marcharon de vuelta a la casa.

Desafiando El DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora