Capitulo 53..

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Esa noche Candy no pudo dormir.
Cuando pudo conciliar el sueño, éste se vio entorpecido con pesadillas.
“La cacería apenas comenzaba. Los tres jóvenes Andley estaban listos para iniciar a Candy en aquellas artes. Ella estaba sumamente nerviosa, puesto que además de la cacería, sería presentada como la hija adoptiva de los Andley ante toda la familia presente. Entre los cuales, dicho sea de paso, se encontraba la familia Leagan.
Elisa no perdió oportunidad de burlarse y de buscar la manera de permanecer junto a Anthony Brower durante toda la cacería. Sin embargo, éste ya había decidido ser él quien acompañara a Candy y no pensaba cambiar de opinión.
- Apenas recuerdo lo que dije- mencionó Candy ya a caballo justo antes de que dieran la señal.
- Creí escuchar que dijiste que querías casarte con Anthony- observó Stear en tono de broma.
Candy enrojeció y Archie aclaró.
- Está bromeando, Candy.
Anthony se acercó y la cacería comenzó.
La velocidad de los briosos caballos fue lo que dirigió aquel sueño. Cuando se dio cuenta, Anthony caía cuan largo era de su caballo y al tratar de levantarlo, su rostro estaba convertido en sangre. De pronto, el rostro de Anthony se transformó en el de Terry y la sangre saturaba su rostro.”

Candy gritó.
Se levantó, se lavó la cara con agua fría y volvió a recostarse.
Una de las enfermeras escuchó su grito.

- ¿Se siente bien, señorita White?- Sí, Megan, ve a descansar

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- ¿Se siente bien, señorita White?
- Sí, Megan, ve a descansar.
La joven la dejó en paz. Pero Candy estaba muy dolorida. Eran demasiadas pérdidas para ella y sobre todo, no había podido volver a ver a ninguno de los dos.
Aunado a esto, se encontraba la abrupta declaración y propuesta de matrimonio de Albert, quien seguramente lo haría después personalmente.
- ¿Qué hago, Dios mío?
Fue tanta su debilidad que a la mañana siguiente se despertó con fiebre.
El doctor a cargo decidió llamar a su familia. Candy comentó.
- Avisen sólo al señor William Andley que volveré a Chicago. Que no se preocupe por mí.
- Está bien. Pero debe seguir mis indicaciones o no podrá resistir esta enfermedad.
- Sí, doctor.
Un telegrama para William estaba por enviarse. Seguramente éste se alarmaría y mandaría por ella inmediatamente.

Terry, en tanto, se esmeraba en obedecer las órdenes del sargento. Sin embargo, su temperamento rebelde afloraba de vez en cuando.
Uno de sus compañeros equivocó una orden y el sargento lo castigó severamente. Terry intervino para ayudarlo.
- Sargento, Darren no pudo cumplir la orden por seguridad de su grupo de trabajo. Es usted muy injusto en castigarlo de ese modo.
- Usted no es nadie para darme órdenes, Grandchester. Guarde silencio si no quiere que lo castigue a usted también.
- No me importaría recibir el mismo castigo si éste fuera justo- dijo Terry.
El sargento ordenó.
- Permanecerá en el cuarto de castigo junto con Darren hasta nuevo aviso, Grandchester.
Terry asintió.

Terry asintió

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Desafiando El DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora