Capitulo 2. Terruce Grandcherter

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El periodista le hizo varias preguntas relacionadas con su carrera

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El periodista le hizo varias preguntas relacionadas con su carrera. Terry las respondía con algo de dificultad.

- Dígame, señor Grandchester...¿es la primera vez que representa Hamlet?

- No- respondió Terry- no es la primera vez...

Y en realidad no lo era. En una ocasión, Hamlet fue la antesala de un derrumbe emocional tremendo.

Este era su recuerdo:

El joven actor, entonces, había bebido unos tragos de más.

La noche anterior la había pasado solo, con una botella en mano. El rostro de la rubia pecosa se reflejaba en el fondo del vaso.

- Ésta va por ti, Candy- decía, mientras se empinaba el trago.

Y así veía lentamente como el vino iba descendiendo de nivel en la botella. En tanto, su organismo se invadía de un sopor extraño que lo hacía sentir aún más triste y sin poder olvidarla.

La mañana siguiente, por tanto, había llegado con ojeras mal cubiertas, con aliento alcohólico y un atrofiado sentido de la orientación.

No había querido ir a ver a Susana. No quería enfrentar su realidad.

El empresario lo miró extrañamente y él bajó la cabeza.

- Terry...¿te sientes mal?
- No tengo nada...-aseveró.

Pero todos notaron un cambio progresivo que lo hacía verse cada vez más dessasosegado. Se acercó al escenario y comenzó a hablar:

¡Ojalá que esta carne tan firme, tan sólida,
se fundiera y derritiera hecha rocío,
o el Eterno no hubiera promulgado
una ley contra el suicidio! ¡Ah, Dios, Dios,
que enojosos, rancios, inútiles e inertes
me parecen los hábitos del mundo!
¡Me repugna! Es un jardín sin cuidar,
echado a perder: invadido hasta los bordes
por hierbas infectas. ¡Haber llegado a esto!
Muerto hace dos meses... No, ni dos; no tanto.
Un rey tan admirable, un Hiperión
al lado de este sátiro, tan tierno con mi madre
que nunca permitía que los vientos del cielo
le hiriesen la cara. ¡Cielo y tierra!
¿He de recordarlo? Y ella se le abrazaba
como si el alimento le excitase
el apetito; pero luego, al mes escaso...
¡Que no lo piense! Flaqueza, te llamas mujer.
Al mes apenas, antes que gastase los zapatos
con los que acompañó el cadáver de mi padre
como Níobe, toda llanto, ella, ella...

Se hizo silencio. Terry al tratar de continuar con el monólogo cayó a tierra.

Los murmullos se escucharon. Una mujer señaló.

- A fe mía que este muchacho es una verdadera desgracia. No entiendo por qué siguen insistiendo en hacer de un principiante un actor de primera línea.

- ¡Cállese!- dijo el dueño de la compañía Stratsford.- Terry es un gran actor. Eso no le quepa duda. Es sólo que el muchacho está pasando por un mal momento.

Desafiando El DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora