Capítulo # 13 Confesiones

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Justin

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Justin

—Ya se quedó dormida —comenta Allan nada más entrar al salón. Son cerca de las tres de la mañana, la fiesta ya estaba acabada y los únicos que quedan son Emma —una borracha y dormida Emma, en la habitación de huéspedes—, Allan, Andrea y yo.

—No pensé que fueras a demorar tanto.

Mi amigo se sonroja un poco y comenta: —Me gusta mirarla dormir.

Sonrío en comprensión. Estas dos chicas de apoco se habían ganado mi corazón, sobre todo una. Y a Allan le pasaba lo mismo. Hace dos años atrás nuestras vidas —la mía y la de mi amigo— eran vacías, sin propósito —por lo menos la mía—, y ahora tenía una fuerza poderosa, una motivación que me impulsaba a seguir. Quería lograr tener más cosas, ser más independiente en nivel económico, ya que hace mucho algo rondaba mi cabeza y era como un virus que me estaba contagiando a paso lento. Hace tanto que tenía la pregunta en la punta de mi lengua y ahora parecía ser una buena estancia para decirla.

—¿Por qué nunca me contaste que las chicas tenían dinero?

Allan me mira sorprendido por la pregunta, luego una emoción extraña nubla sus ojos, una que no podía descifrar.

—No lo sé, quizás la conversación nunca se dio.

Lo miro incrédulo, no me creía esa explicación, él lo nota, por lo que sigue diciéndome:

—Cuando la conocí, apenas había llegado a Londres, eso lo sabes. —Asiento en confirmación—. La vi en ese club al que fui, y nos empezamos a conocer de apoco. La invité a comer, al cine, fuimos a muchas partes y al final me enamoré, cada día que pasaba parecía que solo incrementaba mis sentimientos por ella, llevábamos como cinco meses cuando Emma por fin me contó sobre su procedencia.

—¿Y qué pasó? —le pregunto intrigado.

Allan ríe sin humor. —Que casi me caigo de culo, eso pasó.

Me lo imaginaba, a mí me ocurrió algo parecido cuando don Phill me llevó desde el aeropuerto hasta la mansión. Cada casa que pasaba por el espejo retrovisor se hacía más grande que la anterior, y de no ser porque estaba sentado en el auto, me habría caído de culo.

—Luego cuando me di cuenta de su estilo de vida, me sentí... insignificante, poca cosa para ella, no tenía nada que ofrecerle. Cuando salíamos la llevaba a lugares que mi bolsillo podía costear, cuando ella siempre estaba acostumbrada a comer en lugares de lujo. Por todo eso... tomé la decisión de no estar más juntos y terminé con ella.

Esa parte de la historia no me la sabía, nunca me enteré de que ellos habían estado separados un tiempo. —¿Y qué te hizo cambiar de parecer?

—Ella, Emma fue la que me hizo cambiar ese pensamiento —sonríe esta vez enamorado—, un día fue a mi departamento, me exigió saber que era lo que pasaba, porque no me creía lo que le había dicho cuando terminé con ella. Al principio estuve reticente a decirle, pero al final le conté. Se enojó, me mandó al demonio y luego me dijo que el dinero iba y venía, que tan solo era papel, me mostró de una manera bastante ilustrativa que la ropa de marca no era más que tela.

Hoja en blanco ☆ Galena Meyers ☆ Infiel Fiel 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora