Ganadora en los premios Carrot Awards 2020
Tercer lugar en romance, concurso Apple Awards (Red)
Sinopsis:
¿Qué pasa cuando tu mundo perfecto se derrumba a tus pies?
Andrea conoció a Justin en la fiesta de compromiso de su amiga, y de inmediato volar...
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Estoy con los ojos cerrados, sin poder dormir, escuchando la lluvia caer.
Siento cada terminación de mi cuerpo arder con anticipación y mi deseo subir a niveles desproporcionados. El aire en mi habitación se siente impregnado en electricidad, aunque estoy sola.
Contengo la respiración en mis pulmones cuando siento la manilla de mi habitación girar.
No tengo que mirar.
Sé quién es, como también sé que esto está mal de mil maneras diferentes.
La ropa de cama se levanta del otro lado de mi cama, y el colchón se hunde por el peso de mi visitante. Pronto, tengo unos brazos fuertes y musculosos rodeándome la cintura.
—Sé que estás despierta —susurra Adam en mi oído—. Conozco tu forma de dormir, te he tenido muchas veces de esa forma entre mis brazos.
Me humedezco los labios, de repente resecos.
—¿Qué estás haciendo aquí? —susurro de vuelta.
Lo siento sonreír, y de inmediato me imagino esa sonrisa seductora y esos ojos azules llenos de deseo que tenían el poder de hacer que las piernas me temblaran.
—Lo que tus ojos me pedían a gritos que hiciera, amor —me responde—. Toda la cena me la pasé duro por esas miradas que me dabas.
Adam se arrima más cerca de mí, y me restriega su erección en mi trasero. Cierro los ojos con fuerza e involuntariamente aprieto mis muslos tratando de aliviar el dolor de la excitación no resuelta.
—Yo no te di ninguna mirada inapropiada.
—Oh, claro que lo hiciste, pequeña provocadora, y déjame decirte que me encantó, desde que toda la casa se fue a dormir no he dejado de pensar en estar dentro de ti. Te deseo tanto, amor.
Sus manos, que estaban en mi cintura, empiezan a subir peligrosamente hasta mis pechos, pero antes de que me tocara, con la poca cordura que me quedaba, lo detengo antes de ir más lejos.
—Adam, aquí no.
—Sí, aquí sí, prometo que seremos silenciosos —murmura bajito, y luego sus manos viajan hasta mis senos y sus caderas empujan contra las mías.
