Capítulo # 2 Un ángel

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Justin

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Justin

Como odio los jodidos aviones, pienso a la vez que incrusto mis uñas en el reposa brazos de mi asiento.

Había estado prácticamente todo el viaje desde Nueva York maldiciendo a mi mejor amigo y a mi trabajo por hacerme despegar los pies de la tierra y tener que viajar hasta Inglaterra.

Mi trabajo me había dado un ascenso, la agencia de publicidad en la que trabajaba necesitaba un editor en jefe en Londres y Tokio. Ellos me dieron la oportunidad de elegir la ciudad en la que quería establecerme. Así que pensé mis posibilidades y sopesé mis opciones. Mi mejor amigo estaba en Londres, y el sushi me producía cólicos... no fue muy difícil mi decisión.

Así que aquí estaba, volando a kilómetros de altura para empezar una nueva vida, lejos de todo lo malo, y lo más importante... lejos de mi pasado.

Cuando era pequeño un accidente aéreo me arrebató a mi padre y las circunstancias a mi madre, mi abuela murió tiempo después, en conclusión, me quedé solo en el mundo. Luego de lo acontecido empecé a vivir en casas de acogidas... horribles casas de acogida, una tras otra, una peor que la anterior.

Se suponía que el sistema te deja con padres sustitutos para que te protejan y te den un hogar, pero lo que experimente allí, no me hizo sentir protegido y mucho menos se convirtió en mi hogar.

A la última casa que llegué fue la peor de todas. Había peleas a menudo, gritos y mucho maltrato tanto psicológico como físico. Fue la peor experiencia de mi vida. La oscuridad se había convertido en mi realidad, pensaba que la vida no estaba hecha para mí y quería bajar los brazos y rendirme, pero una persona llegó y me mostró el camino de vuelta, mi mejor amigo y hermano Allan Stone.

Desde esos años nos hicimos amigos y cosechamos una fraternidad que hasta el día de hoy ha perdurado. Cuando lo conocí tenía diecisiete años al igual que él, pronto se convirtió en mi apoyo y soporte.

Cuando cumplimos la mayoría de edad y pudimos escapar de esa pesadilla, arrendamos un pequeño piso en la ciudad y nos pusimos a trabajar para salir adelante.
Al siguiente año entre a la universidad y comencé a estudiar marketing y él también decidió estudiar. Cuando acabamos la carrera y cada uno consiguió un empleo, nos cambiamos de casa y seguimos viviendo juntos. Por eso cuando me dijo un día, sin previo aviso alguno, que se venía a vivir a Inglaterra, no entendía el porqué. Me había explicado que necesitaba un nuevo horizonte, que, aunque ya no viviéramos en alguna casa de acogida, aún se sentía atrapado.

Al principio pensé que era yo el responsable, pero me tranquilizó diciéndome que no era así, si no que la ciudad y los recuerdos. Ahora que había pasado algo de tiempo podía entender, ya que a medida que el avión me llevaba más lejos de todo lo malo que viví de pequeño, un peso que no sabía que sostenía, se fue liberando de mí ser.

Hoja en blanco ☆ Galena Meyers ☆ Infiel Fiel 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora