Capítulo # 66 Infiel Fiel

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Andrea

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Andrea

Huelo los pétalos de la rosa encantada y dichosa. Siempre amaría este aroma, siempre me recordaría cuando con tanta insistencia me estuvo cortejando. Con sus mensajes y palabras de amor, o cuándo se percataba de que me dolía algo y me dejaba algún medicamento para ello. Cuando me dejaba en la almohada dulces o chocolatinas para según sus palabras plasmadas en las tarjetitas que me dejaba con ellas, endulzarme la vida.

Al final, si lo pensaba, desde que mi mundo colapsó, él siempre fue mi mejor endulzante.

—Es hermosa, cielo —le agradezco a Adam a la vez que me acurruco en su pecho, sintiéndome feliz y contenida—. Hace mucho que no me regalabas una rosa. Gracias, por cierto. Nunca te había agradecido por todos esos detalles que tuviste conmigo.

Levanto mi mirada a la suya, pero me sorprendo de verlo con una expresión perdida.

—¿Qué ocurre, Adam?

—Esta es la primera rosa que te doy.

Ruedo los ojos ante su broma.

—Ay, vamos, cielo —respondo divertida—. Si no te acuerdas, deberías ir a médico. A lo mejor te está dando Alzheimer, te estás poniendo viejo.

Sonrío de oreja a oreja por mi broma, pero Adam sigue serio, causándome un extraño escalofrío de presagio.

—Adam... ya basta —le pido, luego procedo a enumerar todos sus presentes que me tuvieron en las nubes por mucho tiempo, haciéndome sentir importante, querida—. Por meses me distes rosas, dulces, notas preciosas.

Él se queda en silencio por unos segundos que se hacen eternos, mirándome con intensidad.

—Andrea, esta es la primera rosa que te doy. Mi exesposa odiaba que le regalaran flores, decía que era horroroso matar a una pobre flor para colocarla de adorno en algún lugar. Yo me quedé con eso grabado. Esta rosa se la compré a una anciana afuera que la estaba vendiendo y que me dio pena. Así que no, no me está dando Alzheimer, estoy segurísimo de que jamás te he dado una flor.

Siento el corazón latirme con fuerza. Mi cabeza rememorando todas esas veces que encontraba un presente y lo feliz que me hacían.

De verdad, pensé que eran de él.

Nunca me lo cuestioné, hasta ahora.

—Entonces si no fuiste tú, ¿quién fue? —Al terminar la pregunta, ya sé la respuesta, no necesita contestar.

Justin.

Justin

Ya no quedaba nada.

Estábamos en la recta final.

Andrea se casaba mañana. Y yo me quería morir.

Todo el día intenté mantener la entereza, ya que yo tenía a mis hijos conmigo hoy día, Andy había ido a un spa junto a Emma para prepararse para el gran día y me ofrecí a cuidarlos. Pero había sido tan difícil no perder la cabeza.

Hoja en blanco ☆ Galena Meyers ☆ Infiel Fiel 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora