Capítulo # 33 Tejiendo trampas

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Su expresión no tiene precio

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Su expresión no tiene precio.

Es una mezcla de sorpresa, conmoción y turbación.

De inmediato trata de aligerarla, y fingir alegría cuando su mujer lo abraza y lo llena de besos en frente de todos nosotros.

Todos los invitados se ríen y comentan que de verdad lo sorprendieron, pero yo lo sé mejor. No fue por la fiesta sorpresa, mucho menos por ellos, fue por mí, por mi presencia en esta casa.

Uno por uno se acercan a felicitarlo por su cumpleaños tardío, y yo me regodeo por dentro al saber que fui la primera en hacerlo. Y de qué manera.

El sólo recordarlo todavía me hace estremecer.

En el segundo uno que llegué a esta casa me sentí como una desconocida en un campo de batalla. Aunque la madre de Andrea me integró a los invitados, yo seguía sintiéndome fuera de lugar, quizás porque la mayoría de esta gente es de clase alta, y yo con mis tatuajes parezco pordiosera. Y así me lo hacían sentir las miradas de algunos.

La familia de Andrea es muy cercana, sus padres también y para nada clasistas, me sorprende que hayan durado tanto en la sociedad a la que pertenecen.

Los veo a los cuatro, ambos padres, y ambos hijos conversando y veo el amor entre ellos. De verdad son una gran familia.

Y de alguna manera loca, precisamente eso me hace sentir un poco mejor, cuando Andrea se quiebre cuando le quite a su marido, tendrá de quien sostenerse.

—¿Te conozco?

En mi mano todavía sostengo una copa llena de champan, me giro a la voz y veo a un hombre de mediana edad, mirándome lascivamente.

—No lo creo —digo fríamente, tratando de esquivarlo cuando trata de tocarme.

Odio eso, cuando tratan de tocarme sin mi permiso.

—Yo creo que sí, una linda cara como la tuya no la olvidaría. Podríamos ir a otra a parte a divertirnos los dos solos.

—Déjame en paz —digo entredientes, ya perdiendo la paciencia.

Hoja en blanco ☆ Galena Meyers ☆ Infiel Fiel 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora