Seguía intentando ponerle atención a las personas con las que compartía la mesa y el almuerzo, pero mi mente y mi memoria seguía llevándome a los momentos cuando Rachel me había confesado sobre lo que le había ocurrido de niña.
Los primeros días estuve fuera de mí, enojado y furioso. Quería ir a la oficina del padre de Rachel, le quería golpear, gritar y recriminar su negligencia con su hija, como había permitido que algo así pasara, como no la había cuidado más. Al final, me detuve de ir. Mi presencia allí no tendría explicación. Mi exaltación menos.
Un amigo de hace poco no reaccionaria de esa manera. Y no quería entrar a contar que lazos me unían a ella, mucho menos de la relación que tengo en el presente con su hija... o más bien, que tenía.
Muchas veces quise terminar de una vez con Rachel, y ahora ella misma me había dado una salida rápida y limpia, sin alteración, sin explicaciones, sin reclamos, ni llantos. Era lo mejor, no volver, pero llevaba nueve días sin verla, y la extrañaba como nunca extrañé a nadie.
Esa parecía ser mi historia con ella. Encontrarla, para luego volver a perderla. De niños era lo que nos había pasado, nos habían separado sin que pudiéramos hacer nada, ahora dependía de mí, de mi criterio, de mi fuerza de voluntad.
No debía volver, cada vez que miraba a mi mujer, al bebé que crecía a salvo en su interior, a la sonrisa de mi hija, me obligaba a olvidar a Rachel y seguir adelante con esa determinación, pero cuando estaba solo, mi mente traicionera volvía a rememorar las veces en las que me perdía en su cuerpo, en sus ojos verdes, en su interior. Mi cuerpo la ansiaba, y me pedía regresar a sus brazos.
Sabía que era un bastardo, y que mi mujer no se merecía lo que le estaba haciendo, pero no podía evitar hacerlo de igual manera.
—¿Estás bien, amor?
Andrea me observa con atención, escrudiñando mi interior. Desvío mis ojos de los suyos rápidamente, por vergüenza, por culpa, por temor a que vaya a descubrir mis mentiras, mis delitos.
—Lo estoy. —Me fijo que se masajea el estómago. Últimamente, no le había prestado la suficiente atención a mi mujer y su estado, parecía que no podía dejar de pensar en Rachel, ya que era lo único que consumía mi tiempo. No entendía como demonios había llegado a este extremo, como lo había permitido.
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Hoja en blanco ☆ Galena Meyers ☆ Infiel Fiel 1
RomanceGanadora en los premios Carrot Awards 2020 Tercer lugar en romance, concurso Apple Awards (Red) Sinopsis: ¿Qué pasa cuando tu mundo perfecto se derrumba a tus pies? Andrea conoció a Justin en la fiesta de compromiso de su amiga, y de inmediato volar...