Capítulo # 22 El principio

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Años atrás

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Años atrás.

Cierro los ojos con fuerza, mientras intento sin éxito bloquear todas las burlas contra mí. Debería estar acostumbrada, en todos los lugares a los que llegaba siempre había alguien que me tenía lástima o repulsión. Estaba marcada de por vida, marcas que me acompañarían por el resto de mi existencia.

Fenómeno, rara, fea eran tan solo unos cuantos apodos que me decían, y a pesar de que venía escuchándolo hace ya un tiempo, todavía dolían como la primera vez.

Respiro profundo tratando de reprimir mis ganas de llorar, si una lagrima caía en vez de detenerse, los alentaría a seguir molestándome.

Pienso en mi familia, mi manera favorita de evadir al resto del mundo. Mi mamá con su hermoso rostro y los ojos verdes más bellos del universo. Los ojos que yo heredé. Mi papá con sonrisa dulce y sus besos que me producían cosquillas por su barba.

Habían muerto, ambos. La casa en la que vivíamos se había incendiado en mitad de la noche. Una falla eléctrica.

Los recuerdos de esa noche todavía me atormentaban cada día. Las pesadillas me perseguían sin descanso.

Oye fenómeno, te estoy hablando —dice uno de los niños que me están molestando. Son tres en total. Mayores que yo. Estoy aterrada. Ayer vi como estos mismos le pegaban a otro niño nuevo. Del día uno que me vieron con mis quemaduras, empezaron a molestarme y no se han detenido.

—¿Se te quemaron las orejas? ¡Te estoy hablando! —grita cerca de mi oído. Yo me acurruco más en mi escondite. Tengo la sensación de que contra más pequeña me hago, más segura estoy, pero no es así.

—¿Por qué no se van a molestar a alguien más? —Abro los ojos impactada por la voz desconocida que habla de la nada. Miro detrás de los niños y entre medio de las sombras aparece un chico.

Lo había visto antes, pero nunca le había hablado. Rubio, de ojos azules, es tranquilo, y ahora es mi salvador.

—No te metas, Justin.

—Es tan solo una pequeña niña —rectifica—. No los quiero volver a ver molestándola. ¿Han entendido? —Su tono de voz se vuelve frio y duro. Su cara parece amenazante, y de inmediato los tres niños retroceden y se van.

Cuando nos quedamos solos, el niño se acerca despacio y me habla muy suavemente, no queda nada de la dureza anterior en su rostro. —Ven, sal de ahí. No te haré daño.

Muevo la cabeza en forma negativa, y me acurruco aún más. Sé que no me hará daño, pero sigo teniendo miedo.

—Hay arañas allí abajo, yo que tú saldría de ahí.

No tiene que decirlo dos veces, salgo rauda y me empiezo a limpiar los pantalones, casi frenéticamente. El niño se ríe.

—Calma, que no tienes nada. ¿Cómo te llamas?

Yo me abrazo a mi misma, queriendo correr lejos de aquí. No contesto y el niño me pregunta otra vez:

—Yo me llamo Justin. ¿Cómo te llamas tú?

Niego con la cabeza, no queriendo contestar.

Justin suspira: —No me voy a rendir contigo, chica misteriosa.

Y no lo dijo en vano, nunca se rindió conmigo desde ese día

***

Lo siento tanto por no actualizar antes, se me hecho a perder el cargador del computador y odio escribir en el telefono. Así que si hay faltas de ortografía, lo siento mucho.

Feliz navidad a todas ustedes. Un beso enorme...

Hoja en blanco ☆ Galena Meyers ☆ Infiel Fiel 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora