El mejor postor | Luke E.

12

Estaba temblando. Realmente sentía un poco de miedo en ese instante. Seguía solo viendo sus sombra y eso me ponía más los pelos de punta. ¿Que me haría? ¿como se dio cuenta que huí del restaurante? El pánico me inundaba.

Fue realmente rápido cuando ahora estaba contra la pared y lo tenía a pocos centímetros de mi. Colocó sus brazos contra la pared, los cuales me llegaban por el cuello. Su cuerpo se pegaba al mio y nuestras respiraciones chocaban. Temblaba más. Tenía miedo a que reaccionara de una manera que me dañara físicamente. No podía pasar de largo que me doliera un poco las heridas en mi espalda.

-¡Kate!- escuche que Anne dió un grito, susurro desde el patio. -¿Todo bien? Nos tenemos que ir ya.

No me molesté en responderle, estaba concentrada en los ojos de Luke. Eran verdes pero ya no tenían ese brillo de felicidad o alegría de superioridad como todos los días. Su semblante no mostraba nada. Su mandíbula estaba apretada y no reconocía su ceño.

-¡Kate!- me volvió a gritar Anne.

Estuve decidida a gritar cuando una de sus manos se posó en mi nuca estirando mi cabello y la otra cubrió mi boca. Acercó su rostro más al mio y cerré los ojos. Fue entonces cuando una lagrima resbaló por mi mejilla y decidí abrirlos rapidamente.

-Quitaré mi mano de tu boca- su voz sonaba igual de dura. -, y le dirás que se vaya. Puedes gritar, no temo- se burló de lo ultimo. -, pero créeme que no te ayudaría en nada. De mi lado nadie te apartará, dulce Kate. ¿Entiendes?

Dulce Kate.

Las mismas palabras que mi tío me decía después de una gran golpiza.

Asentí.

Fue quitando mi mano rapidamente y cerré mis ojos dejando que más lagrimas se derramaran por mi mejilla. Los abrí y el se alejó unos centímetros de mi, pero en ningún momento apartó su mano de mi nuca.

-¡Anne!- grité. -Vete a casa, ya es tarde.

-¡¿Estás loca? No te dejaré ni un minuto más con ese hombre! No sabes de lo que es capaz de hacerte...

Escuché una pequeña carcajada de Luke en silencio.

-¡Anne estaré bien, mañana saldré de aquí, te lo prometo!- lo miré. -Es solo para que no sospeche...

Estuvimos varios segundos en silencio hasta que ella acepto y se marchó. Mañana me vería en clase pero yo ya no regresaría a casa de Luke o es al menos lo que ella cree.
Luke soltó mi nuca y se acercó a mi. Suspiró en mi cuello y provoco que me dieran escalofríos. Depositó un beso en mi mejilla lo que me hizo estremecer.

-Ella tiene razón... no sabes de lo que soy capaz de hacerte.

Dijo para después desaparecer por la puerta.
¡Mierda!

(...)

Desperté. Que vá. No dormí en toda la noche pensado en que el podría entrar a la habitación y hacerme daño. Este tipo de cosas me dan nostalgia. Yo misma me lo busqué. Sabía de las consecuencias pero no sabía que el se daría cuenta que estaba decidida a escapar.

Estaba sentada en la cama viendo a un punto fijo de la habitación. Mis ojeras estaban horribles, necesitaría más que un buen maquillaje para taparlas.
Me levante y me desvestí metiéndome en la ducha para darme un buen baño.

En pocos minutos salí y me vestí. Tomé la mochila y entre libros, escondí ropa. Aún que fuera por segunda vez; intentaría escapar.

Me terminé de arreglar el cabello, tomé la mochila y baje con paso asegurado. Baje las escaleras rápidamente al darme cuenta que Luke no estaba en la sala. Era mi perfecta oportunidad. El no podía vigilarme en todo momento, es posible que Nathan si pero entre clases, puede ser una gran oportunidad para escapar.

Pisé el ultimi escalón, un ruido de la cocina me llamó la atención y ahí estaba el, parado en la puerta de esta viéndome fijamente. No estaba vestido formalmente, una simple playera y vaqueros. Se supone que debería de estar desayunando para irse a su trabajo.

-Muy arreglada- me visualizo de pies a cabeza. -¿Se puede saber a donde vas?

-A clases- dije obvia.

Me miro y se acercó a mi. -Tu no irás a clases hoy.

-¿Porqué?

Suelta una carcajada seca y me mira esperando otra pregunta por parte de mi, pero al no conseguirla, habla:

-¿En serio crees que soy demasiado estúpido como para dejar que salgas cuando la noche anterior trataste de escapar?- frenó justo cuando estaba a unos pocos centímetros de mi. Gracias al escalón, me veía un poco más alta que el. -Cambiate.

-¿Me vas a dejar sin estudio solo porque intente escapar?

-¿Qué? Claro que no, nena. Tendrás clases en casa, bajo mi supervisión y la de Martha- una grande sonrisa se dibujó en su rostro. -Cualquier chica le rogaría a sus padres para estudiar en casa, siéntete afortunada.

-Pues yo no soy cualquier chica.

-Claro que no- se puso serio. -Eres una que no sabe aprovechar las cosas buenas que le da la vida. Uno te da su confianza y tu, juegas con ello.

-Estás exagerando- me crucé de brazos.

-Cambiate que me acompañaras a la empresa- ordenó.

-¿Y si no quiero?

-Kate, no hagas que me enoje más contigo de lo que ya estoy- escupió. -Haz caso.

Su voz se estaba poniendo dura y tenía miedo que mi espalda tocara la pared. Un escalofrío me recorrió y me hizo soltar un pequeño gemido de dolor entre mis labios.
En años esas heridas no pueden sanar una vez por todas.

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