El mejor postor | Luke E.

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Es lindo ver sus comentarios de lo tanto que les gusta la historia, ¡muchas gracias!♡

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La boca me llegaba por los suelos y la impresión era más que obvia. En las imágenes, la residencia se veía increíble pero en persona, era como un palacio enorme.

Miles de chicos bajaban de sus autos con bolsas en mano con la emoción a tope. Era mucho más que perfecto. Todo parecía estar exactamente calculado.

Desde la entrada podías observar los cuatro edificios con la vista hacia la estatua principal de la residencia. Era mucho mas que un sueño y formar parte de residencia, dejaba sin palabras.

—Bienvenida, compañera.

Liam aparece a mi lado pasando su brazo por mi hombro.

No podía dejar de ver todos los edificios y la estatua principal del león. Estar impresonada quedaba corto. Siempre soñé con este momento y ahora lo estaba llevando a cabo.
Por fin estaba en la universidad, me encontraba en mi ultimo escalón.

—Es increíble, ¿no?— me mira. —. Las mejores fiestas y sobre todo, los mejores chicos.

Aleja su brazo de mis hombros para pasar sus manos por el cabello seductoramente.

—Claro.

—¿Cual es tu edifico?

—Dos.

—Bien, yo estoy en el cuatro— lo señalo. —. Si me necesitas, me puedes encontrar ahí. Me tengo que ir, este año me toca recibir a los nuevos.

Desaparecio entre los chicos mientras que yo seguía mi camino al edificio que me tocaba.

En la recepción me tope con un motón más de chicas esperadas a que les entregaran las llaves de sus habitaciones.
Era todo un caos.

Me acerqué a una de las recepcionistas entregándole mi información. Tecleo algunas cosas en la computadora frente a ella para luego pasarme la llave de la que ahora sería mi nueva habitación en la residencia.

Hice espacio entre las chicas para pasar al elevador y subir a mi piso correspondiente. Era de los primeros. El tercero para ser especifica, así que no iba a disfrutar mucho de la agradable vista.

El elevador paro en mi piso y salí acompañada de otras tres chicas que iban en busca de su habitación.
  Eso más, parecía a un hotel.

—Habitación, treinta y uno— murmure para mi misma.

Apresure el paso cuando visualice la puerta de mi habitación. La emoción me recorría y me moría por ver el espacio que tenía para mi sola.
Tomé la perilla entre mi mano y la gire empujando la puerta para entrar.

—Oh, ¡hola!— una chica morena se encontraba de pie en medio de la habitación. —. Te estaba esperando.

Me desvié para ver la habitación y observar que se encontraban dos camas con sus respectivos closets y mesas.
Era un tanto grande, exactamente para dos chicas.

—No sabía que cama era la que tu querías, así que te espere— me sonríe.

—Para mi es lo mismo— le devolví el gesto colocando mis cosas en la cama derecha. —. Soy Kate.

Extendí mi mano hacia ella y la tomo gustosa.

—Phoebe.

—No sabía que eran habitaciones compartidas.

—Ni yo, me lo dijo una de las recepcionistas— rueda los ojos. —. Faltó eso en el folleto.

Empezamos a sacar nuestras cosas para acomodarlas en nuestros lugares.

Después de esto solo regresaría al departamento de mi abuelo para asegurarme que todo estaba bien y dejar perfectamente cerrado. En la mañana había decidió que solo dejaría mis cosas y me regresaría. Pero ahora parece que he decidido quedarme y estar lista para iniciar las clases el próximo lunes.

—¿De donde eres?— pregunta la morena, rompiendo el silencio.

—De aquí— le mire. —, ¿y tu?

—Vengo desde México. Tengo suerte que entre tanta gente, aprobarán mi solicitud.

—Es increíble— me sonrió nostálgica. —. Debe sentirse horrible dejar tu país.

—Un poco— hace una mueca. —, pero siempre quise esto así que; estoy feliz.

Continuamos platicando de su país y me hacía sonreír cuando se emocionaba al contarme las cosas que se acostumbran allá.

(...)

Al llegar al departamento de mi abuelo, el alma se me cae en pedazos cuando veo la puerta abierta.

Yo había cerrado perfectamente cuando me fui. Así que llegue a conclusión fácil que; alguien había entrado de mi casa. O estaba adentro.
  Tenía que entrar de alguna u otra manera, así que me arme de valor. Teniendo mi celular en la mano por si pasaba a algo mayor.

El departamento se encontraba en perfectas condiciones. Todo estaba en su lugar.

—Hol...

—¡Maldición!

Veo salir a Luke de la cocina con una sonrisa en su rostro.

—Debes dejar de meterte en mi departamento cuando no estoy.— coloco una mano en mi pecho.

—¿Te asuste?

—No idiota, estoy acostumbrada a asustarme por todo.— ruedo los ojos.

—Te asustaste cuando te dije que te amaba.

—No otra vez, ¿si?

Camino hasta el sofá y me dejo caer haciéndome rebotar un par de veces.

—Te lo recordare las veces que sean necesarias para que entres a la idea de que te veo con otros ojos.

Se acerca hacia donde yo estoy, poniéndose en cuclillas frente a mi.

—Quiero invitarte a salir— continúa. —, como una cita... ¿que dices?