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Su comentario me cayó como valde de agua fría. Seguimos el baile sin decir alguna otra palabra. Solo seguíamos viviendo el momento.

Las canciones que seguían eran realmente lentas y estaba empezando a ponerme nerviosa con el simple hecho de tener a Luke a unos escasos centímetros de mi. Nuestros cuerpos se juntaron más cuando sujete con más fuerza su cuello.
Era inevitable no pensar en aquella vez que nos besamos en su casa. Fue una sensación sencillamente magnífica. Pero a la vez dolorosa.

-Lamento interrumpir el momento- habló a mi oído. -, pero tu abuelo pasará mañana por la mañana a casa para verte.

Me separé un poco para ver su rostro.

-¿Y que es lo que vamos a hacer?

Trata de pensar un poco a la misma vez que seguimos bailando.

-¿Porqué no pasas la noche allá? Solo esta noche, si es que te incomoda de verdad.

Dudé mucho.

Si no lo hacía, es posible de que mi abuelo sospechara de la mentira de Luke. Después de eso, se vendría un gran problema y lo único que he buscado desde meses, es paz.

-Está bien- acepté de inmediato. -, pasaré la noche en tu casa. Solo tengo que avisarle Anne.

-De acuerdo.

Me soltó y aproveche para salir de la pista para buscar a Anne entre la gente. Entre la búsqueda, me encontré con Rick besándose con alguna chica y Patrick, huyendo de la que antes era su pareja de reemplazo.

-¡Anne!- la tome del brazo cuando apareció en mi campo de visión.

-¡Kate! ¿que pasó?- entre cerró los ojos. -, ¿disfrutaste el baile?

Rodee los ojos. -Hoy no, no pasare la noche en tu casa. Me quedaré donde Luke.

-¡Oh por Dios!

Sus ojos se abrieron de par en par y cubrió su boca con sus manos para evitar la emoción que de lejos se veía.

-¡No es lo que tu crees!- traté de calmarla. -. Mi abuelo me irá a visitar mañana por la mañana y se supone que yo vivo con Luke.

-Entiendo- ríe. -, me cuentas lo que pase- guiña un ojo.

(...)

Baje de la camioneta gracias a la ayuda de Nathan. El cerró la puerta detrás de mi y la nostalgia me invadió. Miré detinamente la puerta, que era abierta por Luke esperando a que yo entrara primero.

Los pies me dolían gracias a los tacones y si daba un paso más, me quedaría tirada por el suelo. Sin pensarlo dos veces, tome los tacones que me impedían dar el paso entre mis manos y caminé con ellos hacia la entrada. La casa estaba a oscuras, apenas y podía observar con delicadeza los muebles gracias a luz de la noche que entraba por las ventanas.
Luke cerró la puerta una vez que los tres estuvimos dentro. Nathan se despidió y se fue a su habitación a la sección del personal.

-Disculpa si te recibo de esta manera- habla Luke. -, solo no quiero que Martha se levante. ¿Estás cansada?

-No mucho, solo que los tacones me tienen muerta- solté una carcajada seca. -. Si quieres puedes irte a dormir, yo me quedaré en la sala hasta que logre dormir.

-La verdad es que yo tampoco tengo sueño- sonríe de lado. -. Podemos estar en el patio hasta que logremos dormir.

Asiento.

Sin esperarlo, camino hasta el patio dejando los tacones a un lado de la alberca y sentándome a la orilla de esta. Luke hace lo mismo que yo, sentándose a mi lado.

Temo por esto, la ultima vez que estuvimos así de solos, terminamos en la sala, besándonos. Demonios, en dos meses conseguí no pensar en lo que pasó aquella noche. Sin embargo, ahora que lo tengo más cerca, me es inevitable pensar que podría volver a suceder.

-¿Te divertiste hoy?- rompe el silencio. Asiento a su pregunta. -, ¿como se siente la chica universitaria?

-Extraña- confesé. -, aparte de que me siento rara ya que seré mayor de edad. Recuerdo todos los días en los que estaba feliz por no cumplir la mayoría de edad. Ahora solo queda un mes.

-Aprovecha este mes; vive, goza- me sonríe. -. Que estando en la universidad tendrás que privarte de muchas cosas.

Y es verdad. Las mejores etapas son donde no te tienes que preocupar si cometes alguna tontería. No irás a la carcel.

-¿Puedo hacerte una pregunta?- asiente. -¿Conocías a mi madre?

El silencio invadió una vez más. Observé de reojo a Luke quien tenía su semblante serio. Su mandíbula estaba apretada y al parecer quería hablar o responder a la pregunta que hice, pero no lo hacía.

-Hay muchas cosas que...

-Te hice una pregunta- insistí.

Carrasco su garganta y agachó la mirada tratando de no toparse con la mía. Seguí todos sus movimientos hasta llevarse su mano a la frente para quitarse el estrés que parecía acumularse en su interior.

-Te responderé esa pregunta pero hay una condición.

-¿Cual?

-Quédate esta noche.

-Eso es lo que haré- dije obvia. -, por eso es que vine.

-No, quédate conmigo- me miro directo a los ojos. -. A mi lado. Solo esta noche. Mañana, responderé todas las preguntas que desees.

No entiendo nada.

Fruncí mi ceño aun sin apartar mi vista de la suya. Me sentía débil. Sin embargo, no tenía nada que responder. No volveré a caer a una traición. A mi corta edad he vivido mucho más de lo que una chiquilla desea experimentar.

Temí muchísimo más a la respuesta que recibiría por la mañana. ¿Tan malo es? No se de que tanto me he perdido. Y la verdad es que ahora con ese misterio no me dan las ganas suficientes para saber la respuesta.

-Lo haré- dije de pronto.

El mejor postor | Luke E.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora