57

5.6K 253 21
                                    

—¿No te han dicho que no debes salir sola, Kate?

Termina de amarrar mis pies a la silla de madera.

No se que ha lugar me ha traído, pues una banda en los ojos me impide ver el lugar. Sin embargo, se que puede ser una fabrica abandonada al norte de la ciudad, pues apesta horriblemente a desechos y comida echada a perder.

Nos hemos tardado en llegar a este lugar un buen tiempo así que he de suponer que no me encuentro muy cerca de casa.

—... puede estar un loco por ahí suelto— continua con tono de gracia.

Escucho sus tacones alejarse a algún otro lugar lejos de mi.
Parece, que estoy en un lugar enorme y vacío. Pues, cada ruido que hago hace eco en todo el lugar.

Mi respiración se empieza a acelerar. El miedo de estar indefensa y que, en algún momento puedo recibir un golpe; me invade por completo.

Unas inmensas ganas de vomitar llegan cuando el olor a desechos empieza a revolver mi estomago. Siento gotas de sudor viajar por toda mi frente y pecho. Todo pasa muy rápido y las lagrimas empiezan a deslizarse por mis mejillas.

Me estremezco y sobresalto cuando siento unas manos frías retirar mi cabello de los hombros y acomodarlo en una alta coleta. No escucho su respiración, tan solo tiemblo con el contacto de sus manos frías con mi piel calida.

—Deja de llorar, zorra.— la voz de Irina me hace sobre saltar, pues se escucha en todo el sitio.

Un ruido con la garganta proveniente de la persona que se encuentra detrás de mi, hace a Irina cerrar la boca.

—¿Qué vamos a hacer con ella?— Irina suena intrigada.

La persona detrás de mi no le responde. Sin embargo, he de suponer que le hace señas, pues Irina responde:

—Quiero verla sufrir y arder. Ella me arrebató lo que es mío.

—...

—Es una maldita gata que quiero matar con mis propias manos... si no lo haces tú, lo haré yo...

—¡Cierra la puta boca!

Maldición. No, no, no.

—No quería que te enteraras así de mi regreso, Kate— Tyler posa ambas manos en mis hombros. —.

—Te arrestaron...

—¿Eres estúpida?— ríe. —. Te lo dije una vez y te lo digo ahora... no me vas a alejar de ti jamás.— las carcajadas provenientes de las dos personas a mi lado, me hacen sobre saltar. —Kate, te tengo una sorpresa.

Truena los dedos y los tacones de Irina se empizan a escuchar en todo el lugar. Escucho las voces de otras personas, pero no las reconozco. Así como tampoco reconozco cuantas personas son.

—Te va a encantar.— Tyler susurra en mi oído.

De un tirón, siento como me quitan la venda de los ojos. La luz de lugar me ciega durante unos momentos. Cierro mis ojos tratando de acoplarme a la luz que me ciega. Muevo mi cabeza retirando el poco cabello que me impide ver de frente.

Suelto un grito ahogado cuando veo a la persona llena de sangre frente a mi.

Mi corazón se acelera y mis ojos están abiertos como platos. Trato de apartar la mirada, sin embargo, Tyler me toma del mentón obligándome a ver a Nathan frente a mi.

Tiene moretones y un ojo inflamado. Por su cara caen gotas de sangre y terminan manchando su camisa blanca. Está tirado en el suelo como si fuera un maldito saco.
Las preguntas se empiezan a formar en mi cabeza. Una tras otra...

—¿Que hiciste...?

Mi voz sale rota y desahuciada.

—Se metió en mi camino.— habla como si lo que acaba de decir, fuera un excusa limpia. —Me investigó y... nadie hace eso.

—¿Está...?

—No— ríe. —. No está muerto. Aún no.

Suelto un suspiro que no me hace relajarme, sin embargo, una desgracia se libra de mis hombros.

—Pero matarlo no es un problema.

Uno de los hombres frente a mi, saca su arma cargandola para después apuntar el cuerpo de Nathan.

—¡NO!— exclamo con todas mis fuerzas.

Las lagrimas empiezan a caer nuevamente y las carcajadas de todas las personas en la habitación, me hacen sentir más miserable y estúpida.

—Por favor, no— ruego. —. Tyler...

—No digas su nombre, zorra.— Irina escupe.

Me estremezco cuando escucho una arma ser cargada detrás de mi.
Espero el momento de sentir el arma fría contra mi piel, sin embargo, una parte de mi se relaja al ver que a quién a punta, es a Irina.

—No la vuelvas a llamar zorra...— musita Tyler. —. Si no quieres que tu hijo nazca deforme.

—¿Tu crees que el bastardo me interesa?— ríe ella.

—Si lo daño a él, te dañaría a ti. No seas estúpida, Irina.— regresa su mirada a mi. Empieza a acariciar mi cabello haciéndome estremecer. —Eres perfecta, ¿lo sabías?

—No le hagas más daño Tyler...

—Hmm.

—Por favor.

—Dime que me amas— guarda el arma en sus vaqueros nuevamente. Se posiciona frente a mi incandose. —. Dime que me amas y no le haré daño.

—Tyler...

—Dime que me amas y no le haré daño.

Son unas simples palabras sin sentimientos de por medio.

Nathan vale mucho más.

—Te amo.

El me mira y una sonrisa se esboza en sus labios.

Acto seguido y sin tenerlo previsto, besa mis labios a la fuerza obligándome a saborear su sabor de cigarros y alcohol.

Mía, para siempre.

El mejor postor | Luke E.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora