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-No te interesa.

-¿Porqué siempre que quiero ayudarte, me evitas?

-Porque realmente no te interesa.

Sequé mis mejillas húmedas con la ligera sabana de la cama. Me senté en la orilla y logre tranquilizarme de apoco. Luke seguía de pie sin decir nada, simplemente observando cada movimiento que hacía. Quería que dijera algo, pero también deseaba que se fuera y me dejara sola.

Sentí pena. Recordé aquellos momentos cuando me llevaban al hospital e inventaban cosas para hacerme quedar mal pero que curaran mis heridas. Como qué, me gustaba andar en motocicleta y no me importaba hacer acciones de riesgo con tan solo lastimarme. Era una estúpidez. Total para todos era la estúpida Kate.

-Si necesitas algo, estaré en la sala...- habló cortadamente. -Si necesitas hablar, lo que sea.

Asentí.

Salió de la habitación dejándome sola nuevamente.

Resumí todo lo que he vivido en una semana. Estoy en una casa nueva donde me tratan con buenos beneficios, aunque no conozca al dueño de donde vivo. Nadie me lastima. Nadie ha vuelto a pegarme. Pero, estoy sola. No conozco a Luke, no se más que uno de sus apellidos. Puede convertirse en un amigo, pero que dá ¡estoy sola!

-Estando allá también estaba sola- me susurré.

(...)

Me dormí gran parte de la tarde. Era la hora de la cena y ni se molestaron por levantarme. Agradecía mucho eso.

Bajé a la sala y no encontré a Luke ahí, más que a la mujer que hacía la limpieza. Fui a la cocina y no encontré a Martha. Me dediqué a ir al patio y ahí estaba Luke. ¿Voy? No quiero iniciar una discusión. Antes de dormir me molesté en pensar que al parecer no vivía en un infierno, si no que me sacaron de el. Pero me sentía ofendida y humillada al saber porqué estoy aquí. Dinero.

-Hola- lo salude caminando hacia su amaca, donde estaba el acostado.

-Hola- me responde sentándose para hacer espacio. -¿Quieres sentarte?- asentí y me puse a su lado viendo el color del cielo al atardecer. -No te desperté porque creí que después de un buen desahogo, querías relajarte.

-Gracias.

Nos quedamos en silencio por unos minutos. ¿Realmente podía ser una persona a la que le dediqué mi confianza? Me reí en mis adentros. Ni una persona más que Anne sabía todo de mi.

-¿Tuviste problemas al faltar hoy a tu trabajo?- pregunté.

-¿Problemas? No, ¿debería tenerlos?

-Pues, con tu jefe- encogí los hombros.

-Querida- rió. -Yo soy el jefe.

-Que modesto- sonrió.

El aire era fresco, más que los otros días. Realmente, vivía con paz. No podía quejarme. En poco tiempo he vivido a mi tiempo, no como estando a lado de mis tíos. Estaba segura que estaría en la calle si no le tuvieran respeto a mi abuela.
Dios, si que estoy sola. Las únicas dos personas en el mundo que podían llegar a amarme con mis defectos sobre todas las cosas, eran mis padres. Y ellos ya no van a poder regresar.

-¿En que tanto piensas?- pregunta Luke con ceño raro.

Si el problema en adaptarme no es saber sobre Luke, es posible conocer algunas cosas.

-... ¿Kate?

-Bien- me acomodé en la amaca viéndolo de frente y el hizo lo mismo. -Cuéntame de ti.

-¿De mi?- asentí. -¿Que es lo que quieres saber?

-Quiero conocer a la persona con la que vivo- sonreí irónicamente.

Rodó los ojos, riendo. -Me llamo Luke George Evans, nací el 15 de abril.

-¿Es todo?

-¿Que más quieres saber?

-Pues... a que te dedicas, que te gusta, que no te gusta.

-Hmm, soy presidente de la compañía Evans, la empresa de la familia- miró el atardecer. -, me gusta divertirme, leer, invertir en nuevas empresas- rió. -Y sobre todo las chicas. No me gusta, que las chicas que compro, traten de escaparse a media noche- me miro directo.

¿Que es lo que dijo?

-¿Las chicas que compras?- le miré.

Me levanté de la amaca y caminé directo a la sala sin esperar una respuesta. No se que clase de hombre es Luke, ¿compra chicas? ¿que a caso su sensualidad no atrae a las demás? ¿que numero soy? ¿cuantas han tenido a Nathan como chofer?

Me deje caer en el sillón y en ese momento, Luke apareció con cara de pocos amigos. Al parecer no entendía nada.

-¿Que te sucede?

-¿Que te sucede a ti?- contra ataque. -¿Las chicas que compras? ¿por cuantas has invertido?

Se burló. ¿Que es lo gracioso de todo esto?

-¿Estás celosa?

-¿Que? ¡NO!

-Al parecer si- rió y voltee a otro lado. Claro que no estaba celosa. ¿A caso el es un Dios griego?. -Kate mírame. Lo dije en metáfora. Eres a la única chica que he comprado y realmente no me agrada que intentes escapar a media noche.

¿A caso, que?

-¿Y ahora debo de sentirme halagada por ser la unica chica que has comprado?

-¡Quien demonios te entiende, mujer!- elevó la voz. -Te indignas por cualquier cosa ¿a caso es la menopausia?

-¡Tengo diecisiete años!

-¡Pues pareces una señora gruñona con tan solo hablar!

-¡No me grites!

-¡No me grites, tu!

-¡Basta los dos!- Martha nos interrumpió. -Sus gritos se oyen por toda la casa. ¡Parecen unos niños!

-Me quede sordo- habló Nathan cuando llego junto a Martha.

-Nathan ve a comprar la comida al super mercado- indicó Martha y Nathan parecía estar en las nubes. -¡Nathan!

-No me grites.

-Te acompañaré, no quiero que compres comida barata como acostumbras- nos miró. -Y ustedes dos, van a tener tiempo a solas para arreglar sus diferencias.

-No tengo nada que arreglar con ella.

-No me interesa arreglar nada contigo- contra ataque.

-Entonces no me sigas el juego.

-No te estoy siguiendo nada.

-Cállate.

-No me calles.

-Ya lo estoy haciendo.

Tardé en darme cuenta que Martha y Nathan se habían esfumado.

Me crucé de brazos y el hizo lo mismo. Realmente parecía un niño chiquito cuando trataba de hacerse el enojado. Sus facciones eran tan perfectas que simplemente eran adictas.

-¿Que me ves?

-Lo feo que te ves.

-Entonces veme más de cerca.

Sentí como la parte del otro lado del sillón, se inundó y una prescencia muy cerca estaba a unos escasos metros de mi rostro.
Luke miraba fijamente mis labios. Verlo de cerca era más que un delicia.

No fue más cuando sentí que sus labios se posaron sobre los míos.

El mejor postor | Luke E.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora