Entre en el aeropuerto y la vista me agradó. Era todo lo que imaginaba y más. Gente apurada, corriendo de un lado a otro con sus maletas. Madres enfadads tirando del brazo a sus pequeños niños, que hacen un berrinche por el cansancio. Interminables filas pare el check in, compra de boletos,etc. Y nosotros. Un grupo de estudiants de entre 17 y 20 años, ansiosos por cumplir nuestro sueños.
Encontré a mis amigas de inmediato.¿Cómo no escuchar sus voces emocionadas, gritos y otras tonterías? Se notaba kilómetros que estaban tan felices como yo. Me acerque corriendo como pude, con el bolso para el avión colgando del brazo, y me recibieron con un cálido abrazo grupal.
-¡Te estábamos esperandoseñorita! Cuando pensabas aparecer?-me reprochó Georgina, con una mueca que desmostraba que solo estaba bromeando, pero intentando mostrarse enojada.
-Mentira, llegamos recién-dijo Solang, siempre con una enorme sonrisa dibujada.
-¿Emocionada?.me pregunto Lourdes, mientras me ayudaba a apoyar me pesadísimo bolso en el suelo.
-Demasiado. Sigo sin poder creer que esto está pasando realmente-dije
-Lo sé, yo aún no encuentro explicación razonable-dije Marina, como si estuviera pensando en voz alta.
-¡Yo sí!-saltó Lu, mientras sus ojos se iluminaban como siempre que tiene alguna loca ocurrencia para compartir-¿Recuerdan esa fiesta de espuma a la que fuimos hace unas semanas?Bueno, de seguro nos caímos las 5, nos golpeamos las cabezas y estamos en coma. Lo que està ocurriendo es solo un sueño, y todas soñamos lo mismo porque somos tan buenas amigas que tenemos las mentes interconectadas-y soltó una de sus risotas.
Todas reimos y, de repemte, una voz de mujer anunció que nuestro vuelo estaba por salir. Agarramos nuestros bolsos a las apuradas y seguimos a la empleada, o coordinadora, que intentaba controlar al gran grupo de emocionados jóvenes.
Atravesamos el pasillo hacia nuestro avión corriendo por la emoción y la ansiedad (algunas casi saltando). Subimos las escaleras con cuidado y entramos en la enorme nave. Buscamos nuestos lugares, que habíamos pedido especificamente que estém cerca, para poder hablar y volvernos locas juntas. Y los encontramos. Cinco lugares, que son los que una fila de asientos tiene, enmarcados por la ventanillla y el pasillo. Nos sentamos sin nigún orden en particular y comenzamos a parlotear sobre lo que nos esperaba en Londres.
Habíamos estado ahorrando por mucho tiempo, porque ya habíamos planeado viajar juntas antes de que se nos diera la oportunidad de conseguir un viaje gratis, por lo tanto disponíamos del dinero suficiente para rentar una casa. Y eso es lo que hicimos, rentar LA CASA. Con ayuda de nuestros padrs, y de sus contactos con agentes de bienes raíces londonieses, logramos elegir la casa que queríamos, con los vecinos que queríamos. Así es, nuestro vecinos serían un grupo de 5 chicos de 17 y 20 años, más conocidos como One Direction, y cuando digo conocerlos quiero decir CONOCERLOS realmente, llegar a ser amigos, confidentes, y todo lo que pudieramos llegar a ser. Obviamente, no los forzaríamos a nada e intentaríamos que todo fuera lo más casual posible. Y si, el solo pensar en eso nos hacía estremecer.
Después de largas horas de vuelo que se nos tornaron casi insoportables, llegamos anuestro destino. A pesar de nuestras ojeras (ninguna había podido dormir), ropas arrugadas y maquillaje corridos, aún estábamos tan entusiasmadas como antes.
Conseguir un taxi no nos fue difícil, ya que manejábamos un inglés sumamente fluido. Llegamos a la casa, pero no fue la nuestra la que llamó nuestra atención, sino la impresionante casona, no muy lujosa pero aún así capaz de dejar a todas las demàs casas de la zona con una autoestima sumamente baja. No era solo la arquitectura lo que nos atraía, sino las personas que sabíamos que vivían allí.
Resistimos los impulsos de tocarles el timbre, que se volvían más fuertes con cada segundo, y entramos en nuestro nuevo hogar. Antes de poder cerrar la puerta, Lu sacó de su bolso que parecía de alguna clase de tela. La estiro y la apoyó en el piso. Dejamos nuestros bolsos tirados por ahí y nos dispusimos a salir para poder leer el tapete que nuestra amiga había situado del lado de afuera de la casa. En él se podia leer: HOME IS WHERE THE HEART IS. Nos miramos y sonreimos. Porque esas palabras no podían ser más adecuadas.
-Home is where the heart is. It's where we started. Where we belong.