La furiosa novia comenzó a gruñir, y, de un tirón, se arrancó el bien colocado velo blanco de la cabeza, arrojándolo al suelo con fuerza. Aunque parecía muy furiosa, no se la notaba triste, de hecho, no derramó ninguna lágrima.
Se marchó dando largas y fuertes zancadas, con sus damas de honor corriendo tras ella. Algunos de sus familiares se fueron sin saludar, sin decir nada. Sus padres y su hermano mayor, sin embargo, se quedaron algunos minutos más.
Se acercaron a Liam con paso lento, avergonzados.
-Lo sentimos mucho… nos avergüenza lo que hizo profundamente- dijo el padre de Úrsula, tranquilo y sumamente honesto, por encima de todo.
La madre parecía también avergonzada, pero lo único que podía hacer era mirarlos a Liam y a John con la disculpa grabada en los ojos.
-Ella no solía ser así- comenzó a hablar el hermano, Jared- Ella era un ángel, muy buena. Hasta que eso de ser modelo se le subió a la cabeza, haciéndola añorar la fama y el dinero… Lo sentimos todos-
Parecían buenas personas, su familia. Lástima que ella se hubiera echado a perder de esa manera. Había entrado en un negocio muy demandante a una edad demasiado corta.
-No tienen que disculparse, al fin y al cabo, ustedes no tienen la culpa- dijo Liam.
-Ella nos ha lastimado, sí, pero sé que ustedes no la criaron para que fuera de esta
manera. Me hubiera gustado que ella fuera como ustedes…- admitió John.
Luego de la corta charla, el resto de los invitados de la novia se marchó, junto con parte de la familia de Liam.
Éste había arreglado todo, sin que Úrsula supiera, para que la fiesta de bodas se cancelara, y luego alquilando un local nocturno para hacer una fiesta más íntima, sólo con sus amigos que se habían tomado la molestia de asistir a la boda falsa.
Salimos de la antigua y hermosa iglesia. Parecía mil veces más linda ahora que todo lo malo había pasado. Miraba las esculturas, las altísimas columnas… todo me hacía sentir muy bien.
En la vereda nos aguardaba un bus especialmente contratado para llevarnos a nosotros, las 50 personas que quedábamos, al club donde sería la fiesta.
-Suban, por favor- pidió gentilmente Liam, queriendo ser caballeroso.
Todos hicimos lo pedido y subimos.
Me senté al lado de mi Niall, quien no había dejado de tomar mi mano en todo momento. Actos como ese hacían que mis pequeñas preocupaciones se desvanecieran por completo. Mientras él me quisiera, todo estaría bien.
Sol hizo lo mismo con Louis, al igual que Mari y Hazza y Georgi y Zayn. Estos últimos habían subido los pocos escalones de la única manera que ellos subían las escaleras: él la había tomado tan fácilmente como siempre, poniéndola en los hombros, dejando que sus piernas cayeran libres sobre su pecho. Ella intentaba tapar su trasero, para que su corto vestido no dejara nada al descubierto, con su pequeña cartera tipo sobre.
Llegamos al moderno lugar, adornado con millones de luces de neón de todos los colores
existentes. Era bonito, la clase de lugares que te hacen recordar a las películas, ya que en un principio crees qu lugares así solo existen en el cine.
Los chicos se aflojaron las corbatas y se quitaron los sacos y chalecos. Parecía una de nuestras fiestas de quince. ¡Hasta yo me había puesto la corbata de mi no novio, como solían hacer las parejas!
Ahora que me doy cuenta, mi vestido de gala seguro no pegaba con la corbata azul de Niall. ¡Qué ridícula soy!
El sol se había puesto y la música era insoportablemente fuerte, tanto que casi ni podíamos oírnos al hablarnos al oído. Bailamos al ritmo de diversas canciones: hip hop, electrónicas, pop… muchas de mis favoritas estaban incluídas, ya que Lourdes había pedido al dj (nuestro amigo, Malik) que pusiera algo que nosotras pudiéramos bailar.
Nos sorprendió al poner una canción de Selena Gómez, nuestra canción. Cada una dejó a su pareja, con los que estábamos bailando, para reunirnos en el centro de la pista. Habíamos bebido un poco, pero nada de lo que pudiéramos avergonzarnos.
Tal vez sí estábamos un poco borrachas, ya que nos subimos a la gigantesca tarima para que todos nos vieran bailar y cantar.
La noche pasó sin que nos diéramos cuenta. Estábamos demasiado divertidos.
Lu se la había pasado charlando con Liam en los sillones, mientras los demás bailábamos y bebíamos.Los chicos parecían haber bebido de más, especialmente Niall. Nosotras no habíamos bebido tanto, habíamos decidido, después del segundo trago, pedir agua en vez de alcohol.
Nos sentamos un rato, estábamos agotados y Niall no dejaba de decir incongruencias, tambaleándose.
-Te quiero Marina, ¿lo sabes?- balbuceó Niall, besándome torpemente el cuello. Le sonreí. Algo se había encendido en mí. De verdad me quería, no había nada que pudiera hacerme más feliz. Luego, Zayn se acercó.
-Te quiero Zayn, amigo- dijo él, borracho. Y mi ilusión se desvaneció.