Al día siguiente, al llegar al trabajo, me di cuenta de que algo faltaba. No era ninguna parte del mobiliario, sino algo más importante, mi compañero John. Noté que me resultaba raro ya que lo consideraba parte del escenario. Él siempre estaba ahí, ya sea lavando los platos, friendo papas o contando chistes verdes.
De inmediato, me pregunté por la razón de su ausencia. Él nunca faltaba al trabajo, ni siquiera estando enfermo. Prefería estornudar por todas partes antes de perder un día de paga. Mi otra compañera, Katherine, vio mi expresión desconcertada y contestó mis preguntas implíciotas.
-John se fue de vacaciones con su novia, a las islas Canarias...¿Puedes creerlo?- rió ambas sabíamos que, aunque la paga no era mala, no alcanzaba para viajas no otras cosas costosas.
-¿Como consiguió el dinero?-le pregunté, extrañada
-Eh...la novia es una clase de "modelo"- distorsionó la palabra para hacerla sonar como una grosería- Estoy segura de que ella pagó todo
No le pregunté nada más. No necesitaba saber, aunque siempre tuve curiosidad sobre su novia. "Mi chica", para él, pero "La sin nombre" es como el resto de nosotros la conocía.
Nunca la habíamos visto, ni nunca habíamos hablado de ella, lo que nos hacía pensar que su "chica" no era más real que un amigo imginario, creada para ocultar su soledad y su desdicha. Salí de la cocina, con mi descolorido uniforme puesto, y, como por arte de magia, mis preocupaciones y pensamientos se borraron de mi mente. Ah, no, no era magia. Era Niall, que había llegado, puntual como siempre, con sus amigos, mis vecinos, a comer.
-Hola chicos, ¿que hacen aqui?- les pregunté, como de costumbre, aunque ya sabía la respuesta
-Ya sabes, es Jueves-dijo Niall- y el jueves es...-
-¡NOCHE DE JOE'S!- todos completaron la gastada frase con sumo entusiasmo.
En ese preciso momento, mi jefe, Joe, pasaba detrás mio, inspeccionando mis movimientos. Intuitivamente, cambié mi postura por una más erguida y estiré mi sonrisa al máximo.
-Bienenidos a Joe's ¡puedo tomar su orden?
-Si, servil señorita- respondió Lou, mientras codeaba a los demás para que se den cuenta de la razón de mi cambió de actitud- queremos lo de siempre.
-Listo- dije, y luego enumeré sus pedido predilectos de la memoria. Mientras me marchaba de vuelta a la cocina, pude escuchar cómo intentaban hablar de mí más fuerte de lo normal, para que mi jefe los escuche.
-¡Que camarera tan hospitalaria!-dijo Zayn
-¡Y qué memoria tan eficiente!-afirmó Liam
-¡Es la más linda de las camareras de aquí!- añadió Harry, siempre coqueteando con todos.
-¡Definitivamente merece un aumento!-agregó Niall, exagerando un poco con las gesticulaciones.
Reí por lo bajo. A esos chico...los amo.
Algunas horas más tarde, mi turno finalizó.
Afuera, llovía torrencialmente, y yo no tenía conmigo ni siquiera un paraguas. Afortunadamente, los chicos se habían quedado en el restaurante para esperarme. Entonces, volvimos todos juntos en su oscuro Lamborghini.
Al llegar, nos despedimos rápidamente, aún dentro del auto. No queríamos arriegarnos a quedar totalmente empapados o peor: a qie nos caiga un rayo.
-Ahhhh hoy está como para dormir acurrucado con alguien- suspiró Harry
-No cuentes conmigo, yo ya cambié mi situación sentimental de "peteticó" a "felizmente de novio con una hermosa señorita llamada Sol"- rió Louis
-Bueno- dije yo- mejor me voy antes de que se me contagie lo que sea que les afecta tanto al cerebro
-¡Oye!-respondió Niall, tómandome del brazo- no te olvides de darme el beso de las buenas noches. No podré dormir tranquilo si no me lo das.
-Claro, como olvidarlo- sonreí- Hatas mañana, Horan, buenas noches- Li di un corto beso en los labios y salté del auto, corriendo hacia mi casa, para meterme directamente en mi cama. No me fue difíficil dormirme, estaba exhausta. ¡Y mi cama estaba tan calentita! ¡No podía haber nada mejor! La lluvia me arrullaba con su rítmo golpeteo en mi ventana, la noche esra perfecta. Perfecta para dormir. No pense que nada pudiera arruinarlo, pero...alho lo hizo.
A los pocos minutos de haberme quedado completamente dormida, unos ruidos me despertaron. Parecían golpes en la puerta de arriba...¿ladrones?No,los ladrones no golpearían. Simplemente entrarían en nuestra casa y se llevarían todas nuestras pertenencias.
Simultáneamente, las cinco salimos de nuestras habitaciones, algo asustadas.
Georgi había tomado su palo de hockey sobre césped, al igual que yo, aunque no causábamos el mismo efecto. Mi palo fucsia nunca aterraría a un ladrón.
Subimos las escaleras, con nustras armas bien agarradas y preparadas. Mari abrió la puerta con la llave de un tirón.
-¿Qué hacen ustedes aquí? ¡están empapados!-gritó Lu
-Lo sentimos ¿podemos quedarnos con ustedes esta noche?-preguntó Liam- nuestra casa se inundó.