Y Georgi ni sabía lo que se acercaba, seguía cantando como loca.
Desde abajo, en la mesa de la cocina, no se escuchaba nada ya. Tan solo unos minutos después, Zayn y Georgi bajaron, serios, pero disimulando.
Georgi estaba enojada, eso estaba claro, y Zayn también. Comimos en un extraño silencio, acompañado por el sonido del televisor, que mostraba uno de esos aburridos shows de preguntas y respuestas.
Al finalizar la comida, los chicos se fueron a la radio, a dar una entrevista y pasar algo de música, entonces, nosotras pudimos charlar sin reservas.
-Dinos ya que pasó allí arriba, Georgi, no pretendas que no lo sabemos.- dije, sin siquiera pensarlo dos veces.
-Nada de lo que debamos preocuparnos, estén tranquilas.- respondió, secando los platos que yo había lavado.
-¿Y entonces por qué estas así de enojada? – preguntó Sol, poniendo el plato recién seco en el estante.
Mientras nosotras lavábamos los platos, Lu y Mari barrían el lío de migas que habíamos dejado en el suelo, y limpiaban la mesa.
-Ahh- suspiró Georgi. -No estoy enfadada. Algo deprimida, sí, pero no enojada.-
-Suéltalo todo, por favor- suplicó Mari.
----------------------------------------------------------Narra Georgi-----------------------------------------------------------
Estaba arriba cantando como desaforada, cuando, de un portazo, Zayn apareció en mi habitación. Inmediatamente, dejé de cantar y el aire comenzó a faltarme. Tuve que sentarme en la cama para contener el mareo, ya saben, me da pánico escénico a veces.
-¿Estás bien?- Zayn se acercó a verme, preocupado, borrando la sonrisa socarrona que tenía en un principio.-¿Qué te pasa?.
Él se sentó a lado mío, en la cama, y esperó a que recuperara el habla y la respiración se me acompasara. El corazón me latía a mil por hora, por el susto que me había llevado.
-No… entres… en... mi… habitación…- comencé a decir. Tuve que hacer una pausa, la voz no se escuchaba, siquiera, y me costaba respirar bastante. Una vez recuperada, seguí- No entres en mi habitación, y mucho menos si estoy cantando ¿Estás loco?.
Zayn comenzó a reír. ¿Es que no había entendido nada? Idiota…
-¿Qué es tan gracioso, Malik?- mascullé.
-Perra, yo ya te he escuchado cantar miles de veces. Hasta hemos cantado juntos. ¡No puedes ser tan vergonzosa!- rió, como si yo estuviera loca. Lo cual no era cierto.
-No es lo mismo.- zanjé- Las otras veces, estaba con ustedes, y no estaba cantando tan fuerte… ni con tanta… pasión. No puedes entrar a mi habitación y punto.
Miré a mi alrededor, a mi habitación, chequeando que no hubiera ropa interior tirada en el piso, o en la cama. O peor, que él la haya visto.
Pero a él pareció llamarle la atención otra cosa. Los posters. Apenas me estaba prestando atención a mí, y eso me enfureció.
-¿Estás ahí, Malik?- le pasé la mano delante de los ojos una y otra vez, hasta que la apartó de un manotazo. Me había dolido, pero no pensaba demostrar ningún signo de inferioridad, de debilidad.
Él siguió mirando mis empapeladas paredes. Allí estaban todos mis ídolos: McFly, los Jonas Brothers, Demi Lovato, los Arctic Monkeys, Miley cyrus… y ellos, One Direction. Se quedó embobado admirando un poster en especial. Al pie del mismo, se leía “Zayn Malik, tamaño real”.
Al mismo tiempo que leía, negaba con la cabeza, incrédulo.
-Vaya, ¡estas obsesionada!- soltó al fin.
Tenía ganas de gritarle, pero, por una vez en mi vida, me tranquilicé.
-¿Que estoy obsesionada con qué?-
-Conmigo, tontita. Es obvio.- sonrió satisfecho. Si no le di una bofetada, fue porque sabía que él me podía volar la cabeza de un golpe si quería. “Que ni Dios ni Alá permitan que su hermoso y sexy rostro se arruine por culpa de una loca obsesiva fan”.
-EJEM- me aclaré la garganta, sonoramente, a propósito.- ¿No ves los demás posters, querido idiota? Hay uno de Niall, de Louis, de Liam y de Harry también, no eres el centro del universo, sabes. Además, los hay de otras bandas. ¡Mira al Nick Jonas gigante en el ropero!-
Sacudió la cabeza, como diciendo “ay, qué estúpida eres perra”, y probablemente, eso es lo que estaba pensando.
-Pero el mío está en el centro, se nota que soy el más especial.-
-Sí, eso es lo que quisieras, tarado.- esta vez, sí le di un golpe en la nuca, despeinándolo.
Eso lo enojó.
-¡Hey! Tengo que ir a la radio en un ratito.
-Sí, estúpido, como si los oyentes te fueran a ver.- contesté.
-No, ya lo sé. Pero más tarde tengo una cita, y no quiero lucir como un tonto.-él se paró de la cama y salió de la habitación.
Me quedé sentada unos momentos, aún algo dolida. Por más que supiera que él y yo probablemente nunca seamos pareja, novios, nada… tenía sentimientos. Y me hería saber que él no pensaba en mí ni un cuarto de lo que yo pensaba en él.
Autómata, me paré de la cama en silencio, sola con mis pensamientos, y seguí sus pasos por las escaleras. Él me esperaba al pié de las mismas.
Puse mi mejor sonrisa, pero el intento fracasó. La mueca no era más que una línea torcida. Entonces, puse ahora mi mejor cara de póker y me senté a la mesa con ustedes.
Y eso es todo.
--------------------------------------------------------Fin de Narración--------------------------------------------------------
Pobrecita.
Le dimos un abrazo entre todas, como pudimos. Más que un abrazo, parecía un scroum de rugbiers.
-Vas a tener que hacerlo, Geor- dijo Lu con total sentimiento