-La semana pasaba volando cuando no tenías preocupaciones ni problemas. Nada de rupturas, peleas ni discusiones (excepto las comunes, entre Zayn y Georgi).
Todo era muy tranquilo y todos éramos muy pero muy felices así.
Él éxito de los chicos era tan grande, y daba pasos tan agigantados que los pedidos de entrevistas, visitas a shows de tv y de radio llegaban a montones.
Hoy, domingo, por ejemplo, iban a actuar y dar una entrevista en un conocido show de espectáculos. Las preguntas eran ya casi obvias. Que los chicos ya no estaban solteros era más que claro.
Los rumores eran más que rumores esta vez.
Todas nos habíamos apretujado en los sofás, alrededor de la televisión, para contemplar a nuestros bebés, llenas de orgullo.
Cada vez que ellos salían a escena, nos poníamos a llorar de emoción, y eso era incontenible e inevitable.
-Pasemos al tema de las novias. Así que has comenzado a salir con una amiga hace poco, ¿no es así Liam?- el entrevistador le preguntó, bastante directo.
-Sí, descubrimos que queríamos llevar nuestra amistad a un nivel más alto que la "mejor amistad". Nos ha estado yendo bastante bien, ya que somos muy complementarios. La quiero mucho.
-¿Cómo es su nombre? ¿Podemos saber?- inquirió, sabiendo que iba a obtener la primicia.
-Se llama Lourdes y...-
-¿Qué pasó con la boda con tu ex, Úrsula?- interrumpió el periodista.
-Era sólo un rumor...- mintió Liam.
-Está bien- el joven se dio cuenta de que no iba a poder sacar nada jugoso de él, cambió de entrevistado.- Harry ¿Cuánto tiempo llevas saliendo con María?-
-Se llama Mariana, yhan sido dos estupendos meses.- respondió el aludido, cortante.
-Entonces, los rumores de una ruptura son falsos...-
-Sí, son cien por ciento falsos. Mariana y yo estamos más fuertes que nun...-
-Bueno, bueno...- no paraba de interrumpir, era irritante- Zayn, ¿conque ahora estas de novio con tu ex enemiga?-
-Nunca fuimos enemigos, sino que éramos amigos a los que les gustaba pelear y discutir. Ahora somos novios que hacen la misma cos...-
-Ah, excelente, excelente.- lo cortó.- Louis, tu también llevas dos meses con tu novia... ehh- no recordaba el nombre de mi amiga.
-Solange, o Sol, para que sea más corto.-
-Ah, sí, Sol.- asintió el profesional algo incómodo- Ella es una bailarina italiana muy conocida ¿no?- pobrecito, no acertaba una sola frase.
-No.- respondió Louis algo molesto por la información falsa y completamente errónea sobre su amada novia.- Ella es argentina, y está por convertirse en estudiante de bellas artes en la universidad de...-
-Ah, lo siento mucho, esta información que me dieron- pareció susurrar una grosería para sus productores- esta información es sobre la novia del siguiente invitado... Cuánto lo siento.-
-No hay problema, esas cosas pasan.- rió Louis, tratando de relajar el ambiente. Esta vez, nadie le interrumpió.
-Niall, querido. Ha habido muchos rumores esta última semana pero, todos tenemos una enorme duda.- sonrió el periodista anticipándose a la respuesta-¿Está Niall Horan realmente de novio?-
-No, no tengo novia- respondió, demasiado sonriente para mi agrado- Apagué el televisor con las lágrimas empapándome los ojos. De todas formas, mis amigas se habían arrojado encima de mí, para envolverme en un abrazo que intentaba reconfortarme.
Pero ¿cómo reconfortarme cuando la cruda verdad me golpea en la cara como un asqueroso escupitajo? ¿Cómo no llorar, cuando lo único que creías poseer se desvanece, evaporándose como agua al sol?
Tuve que empujarlas para que salieran de mi alrededor. Sus cuerpos en mi tan vulnerable burbuja de protección me asfixiaban.
-¿Marina, estás bien?- Sol sonaba preocupadísima, pero no la podía ver a través de las gruesas lágrimas.
Llegué a un punto en el cual ya no podía respirar, debido a los cada vez más continuos sollozos.
-Toma esto- Lu me alcanzó un vaso lleno de agua, y me lo tragué entero.
-Ese...ese bastardo. Yo lo amo- lloré.
-Ya lo sé, ya lo sé... pero...- Georgina, siempre ingeniosa, no encontraba nada, ningún argumento con el cual animarme.- Podemos mudarnos todos a Papúa Nueva Guinea y dejarlo a él aquí, solo, ¿no?-
Seguí llorando. Era imposible contener la catarata de emociones, la mayoría desesperadas y tristes, que aplastaban mi pobre corazón.
-No llores más, no lo merece, por favor.- rogó Mari. Eso no sería posible.
Me levanté, como pude, y salí corriendo a mi habitación, para llorar hasta quedarme seca y dormida.