Me senté en el escenario, que había empezado como una tarima improvisada pero que, con la ayuda de los chicos, habíamos convertido en la maravilla que era ahora.
Tenía mucho en qué pensar: Niall, básicamente.
Yo estaba completamente enamorada de él, irrevocablemente. Había dejado que él se metiera en lo más profundo de mí, descubriendo mis secretos y también mis miedos. Todas mis inseguridades, él las conocía de memoria. Todos mis defectos y virtudes habían quedado al descubierto, expuestos para él.
Él había llegado a una parte más profunda, una que ni siquiera yo misma había explorado.
No podría perderlo. Tampoco podía perder la cabeza con cada palabra que saliera de sus hermosos labios. Yo soy débil, aunque no me guste decirlo.
Cada palabra puede ser un cuchillo, tanto como un bálsamo curativo para mí, depende del efecto que en mí causaran. No lograba entender cómo, pero él era así de importante para mí. Un abrazo suyo, un beso, era todo lo que siempre necesitaba para ser feliz, todo lo que siempre había pedido.
¿Por qué no podía simplemente vivir con lo que tenía? ¿Por qué existía algo que siempre generaba que anhele algo que no tengo, o que desee más de él, de mi Niall? Eso, si puedo llamarlo Mío. Ayyy Marina, por favor, estás pensando demasiados disparates juntos…
Toqué la pantalla del karaoke. Necesitaba algo con qué descargarme. No podía quedarme aovillada pensando negativamente todo el día. No era mi estilo, debía hacer algo.
Busqué aquella canción de Demi con la que tanto me identificaba en esos momentos, y rogué porque nadie apareciera en la terraza e interrumpiera mi show personal.
Una vez de pie, pude sentir que la angustia era como un imán, que me atraía al suelo, tirándome hacia abajo, como la gravedad misma.
Me aferré al micrófono para no desmoronarme, mientras ponía el aparato en play.
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Las palabraz más leves que dijiste, fueron todas a mi cabeza. Escucho ángeles cantar en tu voz. Cuando me atraes a tu lado, sentimientos que nunca había conocido. Lo significan todo, me dejan sin opciones.
Luz en mi corazón. Luz en mis pies. Luz en tus ojos, no puedo ni hablar. ¿Sabes siquiera cómo me haces débil?
Soy ligera, mejor cuida lo que dices. Con cada palabra me haces volar, estás en control de mi corazón. Soy ligera, fácil de tirar, fácil de romper. Con cada movimiento todo mi mundo tiembla, protégeme de caer a pedazos.
Hazme una promesa, por favor. Siempre estarás a mi alcance solo por si te necesito aquí cuando llame. Esto es todo tan nuevo, parece demasiado bueno para ser verdad. ¿Podría este ser en realidad un lugar seguro en el cual caer?
Luz en mi corazón. Luz en mis pies. Luz en tus ojos, no puedo ni hablar. ¿Sabes siquiera cómo me haces débil?
Soy ligera, mejor cuida lo que dices. Con cada palabra me haces volar, estás en control de mi corazón. Soy ligera, fácil de tirar, fácil de romper. Con cada movimiento todo mi mundo tiembla, protégeme de caer a pedazos.
Protégeme de caer a pedazos, hundirme en tu amor. Es todo casi demasiado. Manéjate con cuidado, di que estarás ahí.
Soy ligera, mejor cuida lo que dices. Con cada palabra me haces volar, estás en control de mi corazón. Soy ligera, fácil de tirar, fácil de romper. Con cada movimiento todo mi mundo tiembla, protégeme de caer a pedazos.
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Apenas había terminado de cantar cuando Niall entró en la terraza, caminando despacio. ¡Qué lindo se veía en su camisa azul, blanca y negra a cuadros! Definitivamente mi favorita, esos colores… por algo son muy subjetivos en mí.
-¡Hey! Esa canción es demasiado bonita para cantarla estando triste- dijo, acercándose a mí y envolviéndome en sus brazos.- ¿Qué le pasa a mi nena?-
“Su nena” sonreí para mis adentros. Niall siempre sabía qué decir, aunque él ni siquiera estuviera enterado de nada.
-No es nada, ya se me pasó- le sonreí- gracias.-
-¿Gracias por qué?- preguntó, todavía abrazado a mí.
-Simplemente por todo…- susurré.
Permanecimos así por un rato, abrazándonos. Me hacía sentir tan bien por dentro. Sus brazos podían llevarme a otro mundo, uno soñado, más feliz.
Tuve que romper el silencio porque una duda existencial me estaba matando.
-¿Qué es lo que te trajo a la terraza?-
-Mmm…Bueno, primero, te escuché y quise subir de inmediato. Y segundo, tengo algo que preguntarte- dijo, y mi corazón comenzó a latir más fuerte, desenfrenado. Parecía que quería salirse de mi pecho. ¿Sería tan audible como yo pensaba? Por favor, no…
-¿Sí?-pregunté, con la duda y la emoción a flor de piel.