La semana siguió su curso normal, llena de esa calma que seguía a la tormenta. Pero intuía que esa calma no duraría demasiado.
Era jueves y faltaban dos días para la horrorosa boda entre nuestro amigo y una bruja llamada Úrsula. Todos nuestros intentos de parar el tiempo habían sido inútiles. Ella había llegado de todos modos. Los chicos ya habían vuelto a su casa, por fin reparada, y por eso no estábamos tan al tanto de todo como lo estábamos antes. Aún así, seguíamos hablándonos todos los días. Incluso comíamos juntos, a veces, en la terraza.
Fue así como nos enteramos del regreso de… ella. Bueno, nosotras nos enteramos más tarde, cuando Lu nos lo contó.
Ella hablaba con Liam siempre. Era su mejor amiga, su confidente, a quien contaba sus miedos y preocupaciones y todos sus secretos. Ella podía ser feliz con eso, pero igualmente deseaba más.
Deseaba ser la chica de blanco, en vez de una simple invitada. Deseaba ser aquella a la que él llamaba “mi amor”.
-Ya regresó- nos dijo ella, bajando de las escaleras con paso tranquilo.
-¿Quién?- preguntó Georgi distraída. Desde que era la flamante novia de Zayn vivía en su propia nube, en un castillo hecho de sueños. Claro que Zayn atravesaba esa nube sin el menor esfuerzo. Él era muy bienvenido allí.
-¿Pues no es obvio? ¡La bruja esa! ¿Pueden creer que apareció de la nada en la casa de los chicos sin avisar? ¡Ni siquiera a Liam! Esto es muy extraño.-
-Claro que es extraño. Ella es extraña, y no en el buen sentido. Nosotras somos extrañas, pero en una forma genial. Ella es… malévolamente extraña- dije yo.
-Bueno… aunque sea malvada, él la ama. Y la tendremos que ver a diario dentro de poco.- suspiró.
En el sofá, Harry y Mari se demostraban su amor, aunque seguían escuchando. La casa estaba siempre llena de “novios” y ya me estaba hartando un poco. Claro que Niall y yo actuábamos como novios pero ¿por qué no le poníamos el título? ¿acaso estaba esperando algo mejor?
Pensar en eso me molestaba, pero no podía confesárselo a nadie. Lourdes siempre sabía todo lo que pasaba en mi mente, pero esto no. Me insultaría. Me diría “por lo menos es casi tu novio, prefieres eso a que se esté casando con otra persona ¿no?”
No tendría sentido alguno.
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El último día de trabajo de la semana era siempre el más cansador. Por suerte, John ya había regresado y eso hacía que el trabajo se aligerara un poco.
Caminé hacia la cocina vistiendo mi uniforme amarillo chillón. Ese atuendo no hacía nada a favor de mi tono de piel, no entiendo cómo es que Niall se fijó en mí luciendo así.
Entré en la abarrotada cocina, pero ni bien mis ojos escanearon la reducida habitación, mi cerebro se quedó en estado de shock. Oh, John sí que había vuelto… y no estaba solo. ¿Cómo era que mi tranquilidad nunca duraba más que tres días?
Pegada a sus labios estaba la odiosa morena de ojos ametralladores, saboreando su beso con dulzura. Sentí el odio apoderarse de mi cuerpo, obligándome a hacer algo, gritar, maldecir, saltar sobre esa arpía y degollarla con la cuchara para helados.
Mi lado confundido me decía que estaba teniendo una extraña clase de espejismo, y mi lado más lógico me decía que esa desgraciada había estado engañando a nuestro mejor amigo todo este tiempo.
Úrsula despegó sus labios de mi compañero y me dirigió una mirada asesina. Significaba “si dices algo, te mato”. Le respondí con una mirada digna de un psicópata, que se podía entender como “Les contaré a todos, si yo caigo, tú caerás primero”.
-Adiós- le dijo la horrorosa criatura a su novio, que no se había dado cuenta de nuestro mudo intercambio.
-Nos vemos, linda- la despidió con un corto beso.
Yo seguía quieta en la puerta, sosteniendo el pestillo nervios a. Mi estado era el de un trance total, estaba perdida entre insultos e intentos de asesinato inconclusos. Entre lágrimas y sollozos de mis seres queridos. Entre la traición y la verdad.
-¡A trabajar, perezosa!- intentó despertarme el iluso de mi compañero. Pobrecito.
-¿Sabías?- tenía miles de preguntas en la mente y no sabía cómo formularlas-¿Quién es ella?-
Mi amigo rió despreocupado.
-¡Pues claro, tontita! ¡Es mi novia, Úrsula!-
La pena me invadió. Ahora no debía ver sufrir a uno, sino a dos de mis mejores amigos. Estaba claro que él no sabía nada de su compromiso con Liam, y sabía de sobra que esta relación no era conocida por el prometido de la bruja.
-¿Hace cuánto que salen?- pregunté. Podía notarse mi tono preocupado, pero, siempre distraído, él no lo notaba.
-Ah, salimos desde la secundaria. Llevamos juntos cuatro años.- sonrió. La amaba. Genial.
¿Cómo no se había dado cuenta? La pareja famosa, a punto de casarse, aparecía en las revistas cada dos por tres, en las noticias todos los días, en todos los periódicos de la ciudad. Su nombre era reconocido, ¡Urliam era la pareja más candente en todo Londres!
Supongo que John vivía alejado, en una burbuja. Trabajaba doble turno: tenía dos empleos, los cuales necesitaba para ahorrar y formar una familia con su novia. No veía televisión, no compraba diarios ni revistas. Trabajaba, comía, dormía y amaba. Eso era todo.
-Lo que tengo que contarte no va a gustarte nada- confesé. No podría ocultárselo por mucho tiempo, era mejor que lo supiera ahora.
-¿Qué ustedes se conocen?-
-Ehm, es más complicado que eso. Digamos que es la prometida de un amigo, ¿recuerdas a Liam?-
-¡¡¿¿¿QUE QUÉ???!!- chilló horrorizado, palideciendo.
Agarré un vaso pequeño y lo llené de vodka hasta el tope.
-Toma asiento y bebe esto- dije- y perdóname por el daño que estoy a punto de ocasionarte.-Estaba a punto de apuñalar a una de las mejores personas que había conocido en UK. Mi único amigo en el trabajo. Y todavía me faltaba asesinar a otra persona con este arma de doble filo. La verdad.