Esa voz, dormida como estaba, volvió a repetir lo misma frase, sólo agregando
-¿Hay alguien ahí?-Niall estaba tan dormido que apenas podía coordinar las palabras para armar una frase coherente.
Nos miramos entre todas ¿qué decíamos? Una de nosotras iba a tener que hablar. Decidí ser la primera, por eso, con calma, me señale con el dedo índice para que ellas se quedaran calladas.
-Ocupado, Niall-dije, controlando la voz haciéndola sonar igual de soñalienta que la de él- baja y entrá en el baño del primer piso.
-Ah, Mar- dijo él en un bostezo- no sabía dónde estabas, ¿vas a volver a la cama?
-Sí, sí, ya vuelvo-asentí- Vos bajá- necesitaba que se fuera, así nosotras podríamos salir del baño sin ser descubiertas.
Los pasos de Nialler resonaron al bajar las escaleras. El pasillo debía de estar libre, sin moros en la costa.
Salimos del baño, en fila, dispuestas a volver cada una a su cómoda cama. Pero Mari nos lo impidió.
-¡Ch!-nos llamó, con un apenas sonoro movimiento de labios-¡No puedo volver a la cama con Harry! ¡No quiero ni verlo!- se quejó, llena de ansias
-Deberás volver, demostrar tu fortaleza- le susurré
-Exacto- me apoyó Lu-Demustra compustura, debes ser un rascacielos en este momento. Nadie te puede ver caer, ¡él no te verá caer!
Pero....no podré volver a mirarlo,a hablar con él sin desmostrar cuanto me afecta-dijo-¡Se me quiebra la voz de sólo pensarlo!
Me imaginé a mi misma en esa situación. De seguro no podría verlo sin largarme a llorar como un bebé. De seguro no podría hablare sin pensar en groserías o sentirme aginizantemente triste.
-Mira- Georgi interrumpió mis profundos pensamientos- lo que debes hacer es no hablarle. Ignóralo. Mátalo con el silencio.
-¡Eso!- le sonrió Sol, para infundirle coraje con esa sonrisa cálida....como el sol- Si no tienes nada lindo que decir, mejor, no digas nada. Verás que él acabará cediendo....y si no lo hace...bueno, ya lidiaremos con eso también .
-Ok, entendido-Mari procesó la información tan rápido como su cansado cerebro pudo, tomándose su tiempo para contestar
-¿Entonces?-le pregunté
-Nadie me verá caer. No me verá caer- susurró, como posesa por un espíritu de mentalidad positiva,
-¿Por qué?- inquirió Lu
-Porque soy un rascacielos-volvió a sentir, con la mirada puesta en el vació. Visualizando, como sólo nosotras solemos hacer. (Solemos visualizar el futuro que deseamos, por eso creemos que la visialización es algo necesario, tan necesario como la fuerza interior o la fuerza de voluntad)
-¿Por que?-Volvió a preguntar Gerogi, al mejor estilo "Linces, con la mente en el juego"
-Porque soy un rascacielo- esta vez su voz no sonó como un susurró, sino que fue alta y clara.
Cada una siguió su camino hacia su dormitorio, algo preocupadas, pero tratando de ocultar la consternación de nustros rostros.
Medí mis pasos con cautela, procurando hacer el menor ruido posible con mis mullidas pantuflas. Antes de entrar en mi habitación, intenté acomodar mi cabello y mi pijama como pude. Se suponía que debía haberme peinado en el baño, pero ya era tarde para dar media vuelta. Oía los passos tambalentes, casi de sonámbulo de Niall, que se acercaban por las escaleras.
Entré en mi habitación sin pensarlo y me metí en la cama de un salto, buscando mi lugar entrem las sábanas.
Niall ingresó sólo unos momentos más tarde , con los ojos pequeños del cansancio, tenteando los muebles en la oscuridad para encontrar su camino hasta la cama. Pero, sin quererlo, se metió por el costado equivocado, aplastándome.
-Ay- me qujé en silencio. Niall pareciá no haber escuchado y seguía encima mío, sofocándome.
-Ay- volví a decir, zarandeándolo un poco para que se despierte.....¡Por dios, este chico puede dormir en cualquier momento, cualquier lugar!
ESta vez me escuchó, y se despertó confundido.
-¿Eh? Que pas.....- se interrumpió a la mitad de la frase, notando mi cuerpo debajo del suyo, y mis manos, caerentes de fuerza, intentando apartarlo demi- Ah...lo siento, no te vi- Lentamente pasó por encima de mi adolorido cuerpo para situarse a mi lado.
-NIme escuchastes.....¿sí que tienes el sueño pesado!- al parecer, me había dejado hablando sola, como una loca hablándole al aire. Ya se había dormido .
Miré el reloj despertador, eran las 5 de mañana, todavia nos quedaba tiempo para dormir juntos.
No podía evitar pensar en lo que nos aguardaba: el silencio mortal o directamente, la guerra de la pareja. Y él ni siquiera lo sabía, seguía dormiendo como un ángel, despreocupado. Era hermoso cuando dormiá así, tan profundamente que podías notar que estaba soñando, a juzgar por la leve sonrisa en su rostro.
Sin esperármelo, uno de sus brazos me golpeó en un costado, sobre mi cintura, apretándome en un cálido abrazo. Mis procuopaciones, como siempre que me acordaba de su presencia apabullante, se disolvieron. Simplemente desfrutaba de ese momento.