Capitulo 47 La Flor

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No la habíamos visto desde anoche, en la fiesta. Sabíamos que se había ido con Harry, pero no cuando ni a dónde… Nos tenían preocupadas.

-No lo sé. Creí que estaba en su casa, chicas, ¿no están aquí?- preguntó nuestro invitado especial, Liam, preocupado.

-No, no lo están… ¡qué raro!- respondió Georgi.

-Si no están en nuestra casa… ni en la suya... ¿dónde carajo están?- pregunté. Liam me miró con mala cara, ya que no le gustaban las groserías, pero no tenía ánimos de reprocharme nada.

Teníamos una idea preconcebida de lo que pudo haber pasado. Pero temíamos que no estuviéramos en lo cierto, que los hubieran raptado o algo. Pobre Mari… tan indefensa… Pobre Harry… al ser el menor de los chicos, siempre lo vimos como “el nene”… No soportaría perderlos. Ninguno lo soportaría.

De repente, unos ruidos comenzaron a llamarnos la atención. Definitivamente eran tacones… tacones caminando por nuestra vereda, realmente descoordinados. Era alguien que estaba definitivamente borracho. Muy borracho.

Dos segundos después, oímos que la puerta de la casa de al lado se abría y cerraba de un portazo. Harry había llegado al fin, que alivio. Ruidos similares al de la puerta de al lado se comenzaron a oír en la nuestra. Inmediatamente, Liam se paró, dispuesto a salir corriendo a la terraza.

-Las dejo para que hablen de… cosas de chicas.- dijo, acelerado, mientras corría su camino hacia la terraza por las escaleras. Su voz se escuchaba cada vez más forzada a sonar fuerte- Supongo que habrá charla de chicos en casa... y café, mucho café.-

Mari atravesó la puerta en el momento que escuchamos a Liam desaparecer, en la terraza. Estaba mareada, de seguro, pero no parecía muy borracha. Resacada, seguro. Tenía el pelo hecho una maraña enredada, y las ropas algo desacomodadas.

-¿Qué te ha pasado, amiga?- preguntó Sol, dejando su celular por una vez en la vida. Louis y sus mensajitos siempre la tenían ocupada y entretenida.

-Ehm…- dijo Mari con la voz algo tomada, arrojándose a ella misma y su cartera en el sofá con cansancio- primero sírvanme algo del café que están tomando, por favor. La cabeza me está matando…-

Le serví inmediatamente café, del fuerte, y me senté a su lado, intrigada. Todas habíamos formado una ronda, sentándonos en los sillones, a su alrededor. Chismosas.

-¿Qué pasó anoche? ¿Cuánto bebiste, Mariana?- preguntó Sol.

-Una pregunta a la vez, por favor- dijo ella, agarrándose la cabeza.- y hablen más bajo, hacen que mi cabeza retumbe… ah ¿en dónde estaba?-

-Ni siquiera has comenzado, tonta.- dijo Georgi, algo divertida. Era la primera experiencia con alguna de nosotras víctima de la resaca de la mañana después de una genial fiesta. Era todo muy extraño y nuevo para todas, todo un acontecimiento especial.

-No tomé demasiado, tomé lo mismo que ustedes. Pero, ¡no sé por qué me pegó así de fuerte! Seguro debe ser porque es la primera vez que consumo algo con alcohol… bueno, eso no es importante- sonrió picara- Hubo muchas primeras veces ayer…-

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH- gritamos agudo Lu, Sol, Georgi y yo al unísono.

-¡AAAAAY DIOS CÁLLENSE! ¡ME VAN A MATAR!- chilló Mari a media voz, tapándose la cabeza con un almohadón muy mullido y hundiéndose en el sofá.

La sacudimos un poco para que se irguiera otra vez y siguiera con la historia, pero nos costó unos cuantos minutos hasta que ella hubo decidido que se volvía a sentir más o menos normal.

-Dinos, ¿dónde fueron?- preguntó Lu.

-Bueno, no estoy cien por ciento segura, pero sé que era un hotel hermoso, muy lujoso. No, no te rías, Lu, no era un Motel ni un “Telo”… era muy, muy sofisticado. Harry me llevó, en taxi, porque yo le había dicho que estaba lista, algunos días atrás, pero que quería que fuera especial, espontáneo, y que fuera algo que pudiera recordar por siempre, de lo que no me arrepintiera.

-AWWW que tierna- sonrió Sol, abrazando su almohadón como si fuera Louis. El hecho de que el almohadón fuera naranja (como una zanahoria) indicaba que seguro era él quien estaba en sus pensamientos en ese momento.

-Llegamos y yo me sentía de maravillas, como los borrachos hacen en su momento de clímax, cuando el alcohol los llena de alegría, desinhibición y endorfinas.- hizo una pausa y se recostó sobre el sofá- No sabía que me iba a sentir así cuando todo el efecto pasara, pero, qué más da… lo disfruté mucho.-

-Habíamos estado besándonos en todo el trayecto, y estábamos bastante acaramelados. Cuando Harry empezó a agarrarme el trasero en el medio del más apasionado de los besos en la historia de mi vida, caí en la cuenta, y supe qué estaba por pasar.- sonrió.- Mi primera reacción fue de ternura, pero luego el deseo me invadió por completo, convirtiendo cada extremidad, cada roce de nuestros cuerpos, en fuego. Estaba desesperadamente hambrienta de Harry. Y no quería sólo besos, no. Lo quería todo. Todo sólo para mí.

-En el hotel, antes de… hacerlo- se sonrojó de inmediato al decirlo tan claro, lo que antes las palabras sólo insinuaban- me dijo unas cuantas veces que me amaba. Fue lo más lindo. Por supuesto que le contesté y le dije que yo lo amaba aún más… Y luego, sucedió.

Claro que no esperábamos los detalles, pero éramos curiosas. El resto de nosotras éramos aún monjitas de convento.

-¿Cómo fue?- preguntó Lu, así sin más.

-Es difícil describir el placer con palabras. Fue fenomenal, valió la pena esperar. No saben… Harry estaba en llamas.- rió de su propio comentario.- Es todo lo que ven en las películas.-

Basta. Por favor, que nadie preguntara las cosas desubicadas que me cruzaban la cabeza. Nada sobre tamaños, gemidos ni nombres. Nada que no necesitáramos saber.

-Wow- Dijo Sol al fin- ¿Quién diría que Mari sería la primera en regalar su “flor”?-

Reímos por la metáfora, la misma que siempre usábamos, y que ahora cobraba un sentido más real. Admitámoslo, no es lo mismo decirlo teniendo pareja que estando soltera. Se sentía todo ahora más cercano.

Diario de Londres (Una novela de One Direction) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora