-¡¡Lo siento, lo siento!! Te compraré una nueva camisa, lo prometo- solté, casi gritando, realmente angustiada por la pésima manera en la que lo que esperaba que fuera una relación, del tipo romántico estaba comenzando. Se suponía que el día en que lo conociera finalmente, todo debía ser perfecto. mágico. Se suponía que yo iba estar sonriente y sexy, actuando como una camarera profesional con experiencia, y que no estaría tirada en el piso junto a quien esperaba que fuera el amor de mi vida, cubierta de platos sucios.
-Tengo una mejor manera de tomar venganza por lo que me hiciste-dijo, mientras su sonrisa pícara se ensanchaba. Probablemente se debía a la expresión ridícula de desazón que tenía en mi cara.
-¿Q-que puedo hacer? respondí, casi tartamudeando del asombro.
-Podrías comenzar por darme tu número. Luego podrías pasarme tu twitter y, si estás de acuerdo, salir en una cita...digamos, este viernes. ¿Te parece bien?
-M-me parece p-perfecto- tartamudeé. A esta alturas, me costaba bastante articular las palabras. No podía creer que mi primer día estuviera saliendo tan sorprendentemente bien. Pero aún tenía un poco de temor por si este golpe de suerte se trataba de una broma de mal gusto. Aunque, pensándolo bien, el tierno de Niall nunca seria capaz de algo semejante.
Me tendió un trozo de servilletas y una boli y, meticulosamente, escribí mis datos. Intenté hacer los número bastante grandes para que sean fácilmente entendibles, y escribí mi usuario de twitter de la forma más prolija que pude. En la parte de arriba, escribí mi nombre en cursiva.
-Marina ¿eh?- me dijo Niall mientras examinaba la servilleta perfectamente doblada por la mitad. formando un triángulo- Lindo nombre, batante extraño....quiero decir, que es bastante original-se corrigió atolondradamente, ruborizándose un poquito y llevando un brazo atrás de la cabeza, rascándose el cuello, señal de que estaba algo nervioso.
Saber que era tan tierno en persona como en los videos que suben a youtube hacía que mi corazón se derretiera. Cuando me di cuenta de que lo que estaba mirando embobada, com una estúpida sonrisa wn la cara, recordé que debía responder mi cumplido.
-Gracia- dije, aún aturdida- pero apuesto a que tu nombre es má bonito.
-Ah, lo siento, no me había presentado-se disculpo- Mi nombre es Niall Horan- Como si no lo supiera. Si tan solo él supiera las veces que había soñado con este momento...
-Un placer conocerte, Niall Horan. Espero volver a verte pronto- Le lancé lo que espero haya sido una sonrisa matadora, tomé los platos sucios, me di media vuelta, y entre en la cocina.
Deposité los platos en el fregadero y mi compañero, el lavaplatos John me dijo, mirandome de arriba a abojo:
-¿Qué te pasó? ¿Tuviste un mal día? ¡Estás toda manchada!
-No-le contesté-ha sido el mejor día de mi vida
Llegué a casa y comencé a gritar emocionada
-¡Chicas, chicas! No saben lo que me paso hoy!- Me había costado, pero tras horas de analizar la evidencia de que la escena con Niall SI había sucedido (las manchas, los recuerdos, su belleza que no se comparaba con ninguna imaginación mía, ya que mi mente era incapaz de crear una imagen tab perfecta) Todas acudieron corriendo a mi llamado, tan emocionadas como yo.
-¿que pasó, que pasó?- Grito Lu, riendo, y terminando la frase con un grito agudo.
-Suéltal, nos matas de la intriga- dijo George, poniendo cara de enojada.
-¡¡DINOS MUJER!!-exclamó Mariana, ya algo irritada por mi misteriosa actitud. Les conté mi historia con lujo de detalles. Cada movimiento, cada palabra. Ellas debían saberlo todo, así después podríamos desmenuzarlo todo y analizarlo.
-Ah, ¡esta es la ocasión perfecta!-dijo Lu-¿recuerdan nuestras antiguas pijamadas, donde solíamos hacer nuestros conciertos improvisados, para sacarnos todos los sentimientos, angustia y alegrías del pecho?
-¡Pues claro que las recordamos! ¡La última fue hace menos que un mes!-rió Georgina.
-¿ A que vas con todo esto?-pregunté. Siempre que Lu actuaba así, algo asombroso estaba por suceder. Extraño para el resto del mundo, pero perfectamente divertido para nosotras cinco.
-Queeeee......¡compré uma máquina de karaoke y la instalé en la teraza!-respondió, saltando y aplaudiendo con alegría-Les va encantar. ¡Con esa vista y la sensación de libertat que solo te puede brindar un buen concierto improvisado! Y lo mejor es que le cargué todas nuestras canciones favoritas. ¡TODAS DEL ORDENADOR!
Todas la miramos asombradas. Si, sería extrañoi y algo intímidante cantar en la terraza, sabiendo que la gente puede escucharnos desde la calle. Sin embargo, ahora estábamos viviendo una nueva vida, ¿por qué no hacerlo? No había nada que nos lo impidiera.
-¿Que dices Marina?-me invitó Sol-Creo que es la ocasión para estrenar la máquina.