Mari tomó una siesta y se despertó para la hora del almuerzo, el cual había preparado Sol con mucho amor.
En la mesa, le contamos todo lo que se había perdido: el nuevo noviazgo del grupo, el de Liam y Lu. Cada detalle le parecía necesario e indispensable, por eso tardamos bastante en contarle todo.
Lu estaba eufórica, al igual que Mari, ahora con energías renovadas para hablar, hablar y hablar.
Yo estaba más callada que de costumbre. No tenía ganas de hablar, y eso era raro en mí tratándose de ellas, mis amigas. Obviamente, ellas lo notaron.
-¿Qué te pasa Mar? Estás demasiado callada, y es de chicos que estamos hablando… ¡de CHICOS! En una situación normal, serías la primera en comenzar a cotillear.- Dijo Lu, tratando de ser graciosa y divertida para animarme un poco.
-Es cierto- contribuyó Sol, mi prima, que me conocía muy bien, en realidad, tanto como mis cuatro mejores amigas.-Has estado muy pensativa últimamente
-Sobre todo desde que llegamos de la fiesta- asintió Georgi.
-Es que tengo mucho en qué pensar… La verdad es algo estúpido, pero ha estado rondando mi cabeza todo el día. De hecho, es algo que se me ha cruzado en la mente varias veces desde hace tiempo. Tiene que ver con…-
-¿Niall?- dijeron las cuatro a la vez, terminando mi frase correctamente. Sí que me conocían.
-Sí, pero no tiene importancia- zanjé.
Sabía que acabaría por contarles todo, pero lo evitaría en cuanto tuviera la posibilidad. Preocuparse por mí no es algo que quiera que mis amigas hagan.
-Puedes contarnos lo que quieras, Mar. Pero si no quieres… bueno, está todo bien- dijo Mari, intentando convencerme con inútil psicología a la inversa.
-Sólo queremos ayudarte. Siempre eres tú la que aconseja, deja que te ayudemos- insistió Geor- No puede ser tan terrible para que no quieras decírselo a nadie ni hablar de ello.
-No, pero es que…- intenté pensar en una excusa convincente, pero Lu me interrumpió.
-¡Déjanos ayudarte! ¡Ayúdanos a ayudarte, por el amor de Dios!-
-Está bien, pedazo de loca- contesté con desgano- Pero ustedes lo encontrarán ridículo.
-Prometemos no reír- Sol hizo una cruz con los dedos y la besó, demostrando la validez de su promesa.
Me miraban todas expectantes, acomodadas en sus asientos para lo que creían que iba a ser una larga charla, llena de intercambio de consejos.
-Verán…- comencé, buscando el punto exacto por el cual empezar.- Ayer Niall me dijo que me quería, y yo me emocioné mucho. Pero luego, también fue a decírselo a Zayn… creo que sólo lo dijo debido a su estado de ebriedad y eso me preocupa.
-¡Vamos!- Dijo Lu, dándome palmaditas en la espalda- ¡Es más que obvio que te quiere mucho!-
-Los niños y los borrachos nunca mienten… ¿o eran los locos? No recuerdo bien- comentó Georgi. Eso no me hacía sentir nada mejor, aunque lo había intentado, al menos.
-Pero ¿No ven?- empecé a enojarme ¿Cómo no veían lo que estaba pasando? ¿No se daban cuenta?- Niall y yo hemos estado saliendo por mucho tiempo, más que todas las parejas de nuestro reducido “círculo de amigos” y… ¡ni siquiera somos novios!-
-Eso no es nada, sabes que te quiere. También sabes que él es muy tímido- Argumentó Sol, a quien, al parecer, mi problema no le parecía suficientemente grave, y había vuelto a mensajearse con su novio.
-Si él me quisiera tanto, me habría pedido ser su novia hace años, siglos. Seguro que está esperando a que llegue alguien mejor… No hay dudas.-
El sólo imaginar a Niall con alguien más me formaba un nudo en la garganta. No era algo a lo que yo pudiera sobrevivir, no soy lo suficientemente fuerte para eso. Él es lo único, lo mejor que alguna vez he podido llamar Mío. No podía perderlo.
-Deja de decir estupideces de una vez, Marina, ¡por Dios!- dijo Mari, revoleando los ojos por mi histérica actuación- Dale su tiempo, lo necesita.-
-¡Le he dado dos meses! ¡DOS MESES! ¿En ese tiempo nunca me pudo pedir ser su novia? Ni siquiera me dijo que me quería alguna vez…- vi que Georgi estaba a punto de contradecirme y arreglar mi error- Al menos no estando sobrio.
-¿Has intentado alguna vez hablar con él?- preguntó Sol, dejando su celular en su bolsillo de una vez.
-No pero…-
-Deberías hacerlo- dijo Lu, seria por una vez en la vida.
-Sí, dile lo que sientes- agregó Mari.
-¿Qué? ¿Quieren que yo le pida a él que sea mi novio? Eso… nunca podría hacerlo, es absurdo-
Era verdad. Ma acérrimo tradicionalismo me indicaba que el “novio” debía hacerse cargo de esas cosas. Él debía luchar por mí, no al revés. Así debería ser el mundo desde mi punto de vista… Pero, claro, esto es el siglo XXI, y no va a haber ningún Darcy que me escriba una carta de amor, o que pida mi mano con palabras de amor apasionado, para luego preguntárselo a mi padre. Mi vida no era un libro de Jane Austen, y eso debía aceptarlo, lo entendía. Pero, al menos desearía que se pareciera a un libro de Stephenie Mayer.
-Intenta insinuárselo, él comprenderá- aconsejó Georgi.
-No sé…- debía pasar un tiempo pensándolo bien. No quería cometer estupideces de ningún tipo- Me voy a la terraza.