Cayendo en el Deseo

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"Todo a la miérda"

Los dedos se mueven tan deprisa que por unos segundos los pierdo de vista, con agilidad y un nudo en la boca del estomago me preocupo por terminar un reporte para el cojonudo de mi jefe, uno que por cierto es parte de su trabajo no el mio; injusto, lo se, pero no puedo simplemente oponerme arriesgando a que decida despedirme, lo que resultaría para mi algo fatal, no estoy para darme el lujo de no trabajar cuando de mi depende mis gastos. No puedo, ni quiero volver a mi pueblo, no estoy lista y creo que jamas lo estaré, enfrentarme a la gente y sus habladurías, mucho menos a volver a verle, eso ni pensarlo.

Mis nudillos golpean fuerte en la puerta de la oficina de Jacob Daniels el gerente del jefe, por lo tanto mi superior. Bajo la mirada examinando mi vestimenta que compone una falda color marrón que llega a mis tobillos, mis ya gastadas botas de gamuza; debería tirarlas a la basura y una blusa en blanco de manga y cuello alto. Repaso mis manos por las piernas en un vano intento de alisar las arrugas que se han formado por pasar mucho tiempo sentada en la silla.

—Adelanté — incrusto mi mano en el pomo de metal y giro — cierra la puerta — ordena. Sus ojos azules se elevan observándome de arriba abajo. Proceso que hace siempre por las mañanas como parte de su rutina diaria. Frunce la nariz — ¿Porque carajo has tardado tanto? — sisea en tono bajo y con los dientes apretados.

Respingo. Extiendo la mano con la usb en mano. Sus penetrantes ojos aun siguen evaluando mi vestimenta.

Aun recuerdo que la primera vez que le vi mis bragas se cayeron literal ante sus pies. Anonadada no pude cerrar la boca ante el atractivo de semejante dios  que observaba a todos con aire de superioridad, y no para menos era el nuevo gerente y mejor amigo del presidente de la empresa e hijo del dueño. Babee sobre mi escritorio toda una semana. Claro, la primera impresión fue buena, pero todo aquello se esfumo en el instante que me di cuenta que era un completo hijo de...- aun de vez en cuando me pierdo en su mirada e imagino como seria estar en la cama de este adonis. Pensamientos que resguardo en lo profundo de mi ser.

—Bueno....yo..— Me regañó por parecer una boba y tartamudear delante de el — lo pidió esta...mañana..éste...hice..— calla mis intentos de excusas levantando las palmas.

—No me importa, dámelo — coje el usb seguido roza su pulgar con el dedo medio provocando un chasquido con ellos  — vete y tráeme un café — me giro sobre los talones — se me olvidaba, ayer estaba algo caliente, que no vuelva a pasar.

Aprieto los dientes que por un momento siento que estos rechinaran tan fuerte hasta estallar en pedazos sobre su oficina. Me obligo a suspirar.

—¿Que esperas? ¡Muévete! — exclama irritado. Tuerzo los ojos y salgo con las manos echas un puño.

Cruzo el umbral de lo que llamamos "la cafetería", un pequeño cuarto acondicionado con cafetera, microondas y recipientes para guardar azúcar, café, etc. Un fuerte soplido cargado de frustración sale de mi boca en cuanto enciendo la maquina. Otro maldito día de soportar a Daniels.

— Katy— una cabellera rubia se asoma por el umbral, sonrie al verme — ¿Daniels de nuevo? — doy un asentimiento con la cabeza — deberías mandarle a la mierda de una vez, todos saben que sigue en ese puesto por ti — Le devuelvo una mueca en forma de sonrisa.

—Sabés que me encantaría — dejo caer un chorro de agua fría sobre la ya caliente  — pero también sabes que no puedo ¿dónde voy a conseguir trabajo?— lo desaprueba con un movimiento de cabeza — tengo 29 años, ya no me contratan tan fácilmente, ambas estamos conscientes que en esta carrera la juventud es indispensable al momento de comenzar.