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"Ultimas veces"

En este momento mi cerebro se encuentra en una maraña de pensamientos nada fructíferos que a su vez son demasiado hirientes. No he dejado de llorar desde el momento en que llegue y eso fue ayer por la noche, mi mente ha dado mil vueltas a todo lo ocurrido en casa de Hector, lo que paso después y lo que aconteció mas tarde. La sola idea de que se acabo para siempre saca nuevas lágrimas que realzan nuevos surcos por los ya secos, por momentos lo hago en silencio, otros me suelto a sollozar y gemir como pequeña desamparada, y aunque un destello de esperanza brilla a lo lejos, no soy capaz de sostenerlo con mis manos.  

Pasa del medio día y aun sigo tumbada en el sofá - postrada en él mueble-. Pelusa sobre mi regazo mientras veo una serie de películas malas a las cuales odio, pues a pesar de esto último los protagonistas terminan en un beso romántico o situación similar a la felicidad. Lo que a su vez me hace sentir -soy- mas que patética, dolida. Nada se compara con lo que llegue a sentir después de descubrir el engaño de Black; en absoluto. Aquella ocasión sabía que iba a superarlo, quería hacerlo, me tarde mucho pero al final pude lograrlo, aunque con un resultado mas destructivo.

Mi móvil no ha parado de sonar, no necesito cogerlo para saber que es Frank el que insiste en saber de mi. Él esta herido al igual que yo, a diferencia que no esta arrumbado en su sofá con el alma en un hilo, con el corazón destrozado y al borde de un colapso emocional, o al menos eso quiero creer para no sentir depresión por ello también, me obligo a pensar que es mas fuerte que eso. Timbra nuevamente e ilumina la pantalla a su vez, refunfuñando decido descolgar y enfrentarme a lo que se que me espera del otro lado del auricular.

—Diga — susurro. Mi voz delata mi estado de animo al igual que mi postura, mi rostro, todo incluso mi nariz que ya le hace competencia a rodolfo.

—¡Gracias al cielo! estaba preocupado ¿como lo llevas? — cuestiona con alivio. Su tono suena igual de roto que hace unos dias —¿Que vas a hacer? sabes que cuentas conmigo ¿no? — dejo escapar un suspiro sin poder reprimirlo — linda no...no lo hagas.

Trago en un vano intento de no soltar el llanto a todo pulmón nuevamente. Hace unas horas tuve una crisis y mi impulso fue llamarle en la madrugada a mi mejor amigo para contarle hasta el ultimo detalle - sin mencionar quien es realmnete la hermana de Hector - mientras el aun no reaccionaba a lo que balbuceaba por el teléfono.

—Estoy mal...y rota...— logro murmurar antes de que el nudo en mi garganta impida las palabras.

—Lo se... — dice mas para si mismo. Suspira, uno que parece lejano — estoy igual, pero yo si fui el imbécil, el culpable...

—Soy igual de culpable que él — admito.

Ayer que le solté de sopetón mi relación con Héctor -la que solía tener - se sorprendió que lo mantuviera oculto ante todos y por tanto tiempo, no mencione - ni quise decirle - lo equovocado que estaba, que Yulia sabia de aquello. Sin embargo lo dejo pasar al darse cuenta que estaba en un estado deplorable.

—¿Me dirás que paso?¿como fue que se entero? — no respondo. Espero que interprete mi silencio, no quiero hablar de ello, no sin contarle los detalles, porque a pesar de que ya no estamos juntos siento que debo ocultar el secreto — entiendo...seré egoísta, tampoco he sido muy comunicativo con respecto a Yu..Yul...

—Lo se  — termino al notar como se le quebraba la voz al querer mencionarla. Eso solo me hace hundirme mas en el dolor — se que voy hacer, pero no puedo decírtelo querrás impedirlo — Después de un leve ¡¿Que?! de su parte cuelgo la llamada dejándolo con las palabras en la boca.

Cayendo en el Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora