37 (maratón 2/3)

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"Escapada nocturna"

Hay que hablar, eso ha dicho y estoy mas que nerviosa, no se si quiere terminar o solo esta molesto.

—Lo siento — dice y no es lo que esperaba — en verdad lo lamento tanto.

—¿Porque? — estoy atónita.

—Por todo, por ser un imbécil que no noto que estabas mal — resopla. Pasa las manos por su cabello — también por la discusión, sé que no lo entiendes y no pido que lo hagas, en verdad no lo haré, solo...deja que maneje esto a mi manera ¿esta bien? — asiento. Suspira en alivio — tengo que preguntar algo.

—Lo que quieras — digo. No puedo creerlo, se ha disculpado.

—¿Puedo quedarme? — frunzo el ceño — a la boda, quiero acompañarte, estar contigo, por favor.

Me derrito ante su suplica ¿Porque rayos cree que no le quiero aquí?

Asiento con la cabeza.

—Por supuesto, me encanta que hayas venido — con osadía acorto la distancia y me acurrucó en su pecho — será la próxima semana, por mi no hay problema, espero que por ti tampoco...digo...por tu trabajo.

—Soy el dueño — me guiña un ojo — puedo darme ciertos lujos.

Inhaló profundo invadiendome de su perfume que sea mezclado con el jabón; se ha tomado una ducha y huele divinamente, podría olerlo por siempre.

—También lo lamento — me aparta cojiendo mis mejillas me observa a los ojos — no debí hablar así, tu sabes lo que haces y no debo molestarme, aunque no me guste.

Acerca sus labios a los mios, nos fundimos en un beso cálido que se convierte en algo sexual al pasar los segundos, nos tumbamos en la cama, gimoteo al sentir su ereción en mi cadera.

—¿Que te pusiste? — gruñe. Arrastra la enorme pijama por encima de mis muslos— debería matar mi pasión pero solo la.... altera más — exclama jadeante.

Logra quitarme por encima la estorbosa prenda, me quedo en solo un diminuto conjunto de encaje rojo. Gime ronco. Sus pupilas dilatadas no se apartan de mi semidesnudez. Ronronea besando mi cuello rumbo a mis pechos, masajes uno con su mano izquierda, con sus dientes baja un tirante que cae dejando desnudo mi hombro, se dirije al siguiente y repite el proceso, rodea mi cintura palpando cada centímetro de mi piel que se eriza y arde por donde toca, llega al sostén y hábilmente se deshace de el, este cae al suelo. Sus labios no pierden tiempo y aprisionan uno de mis pezones succionando, lamiendo. Jadeo arqueando la espalda, proporcionando total acceso a sus insesantes caricias. Se arrodilla frente a mi besando mi vientre, sus ojos se elevan encontrando los mios y juro por todo que es la visión más maravillosa que he tenido en toda mi vida. Puedo morir tranquila.

Cierro los ojos en el instante que recorre mi piel mordisqueando las caderas, sus labios descienden y se ha donde se dirigen, provoca que moje las bragas un poco mas si eso es posible, me derrito por dentro y le otorgo como prueba mis fluidos.

—Dios....estas tan húmeda — musita. Sus manos recorren la tela empapada — quiero probarte completa.

Trago saliva. Mi piel arde por todas partes, acalorizada recojo mi cabello hacia un lado, maldigo por no traer una goma. Se incorpora cogiendome en brazos, me lleva hasta la cama donde con delicadeza deja mi cuerpo, se arrodilla nuevamente, sus dedos se aferran a mis bragas y las arrastra hacia mis tobillos dejándoles ahí.

Cayendo en el Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora