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"La Boda"

El violín toca suavemente una melodía, los ojos de todos están en Emilia caminando por la alfombra; se ve fabulosa, los destellos de las piedras incrustadas en la tela de su elegante vestido blanco, un tocado exquisito al estilo veneciano, se ve como una princesa - supongo que asi se debe ver una - esta hermosa. Una sonrisa se instala en mi rostro al notar la expresión bobalicona de Fernando que la espera ansioso.

Estoy algo bipolar una parte de mi esta feliz y desea que ella lo sea, por otra me da nostalgia verle en ese altar cuando hace apenas unos años jugábamos en los charcos de lodo y corríamos por todo el pueblo. Ha pasado mucho tiempo en tan poco, me parece increíble.

Hector a mi lado me da un leve apretón en el hombro, me proporciona su apoyo incondicional, una ráfaga de culpabilidad me atraviesa, yo que estuve apunto de engañarle y aquí esta, para mi. No veo a Black por ningún lado aunque se que esta aquí, es la boda de su amigo y no creo que se la quiera perder tan solo por el incidente de ayer.

~.~

La ceremonia fue muy emotiva que no quería que acabase, los votos de el ha ella nos sacaron lágrimas a muchos, incluidos mis padres. En el momento que sellaron su amor con una unión de sus labios frente a todos, deje de sentir nostalgia y la alegría invadió mi corazón.

Aplausos resonaron mientras caminaban por el pasillo de la mano, sus ojos parecían no ver a nadie mas que no fuera el otro. Formamos una cadena hasta el carruaje mientras Aventábamos pétalos de rosa por donde pasaban.

La musica resuena por lo alto, aun inclusive por que me encuentro en el cuarto de baños deteniendo el vestido de Emilia para que no lo ensucie mientras hace sus necesidades.

—Uff — deja escapar un suspiro, aliviada.

Reímos como locas ante lo gracioso de la situación.

—Siempre imagine como seria el día de mi boda — comenta de pronto — la iglesia, el lugar de la fiesta, la musica, hasta con quien — deja escapar una risilla — pero jamas que batallaría para ir al baño y que mi hermana ayudaría a que pudiese orinar — reímos — eso se me escapo por completo.

—Vamos — murmuro

Recompone la faldilla, alisando él vestido.

Mi hermana desaparece de mi lado en un cerrar y abrir de ojos, le observo a lo lejos llegando a la pista de baile, niego con la cabeza. Busco donde estará la mesa de postres muero de hambre, le ubico hasta el otro extremo de donde me encuentro. A paso apresurado me dirigo allí, no veo a Hector donde le deje, no me alarmó pues ha de estar con mi abuela y mi tía, que están como par de adolescentes alborotadas desde que le conocieron, y no puedo juzgarles, que me encuentro en las mismas desde aquel día en el bar, no ha pasado mucho y sin embargo parece tan lejano.

Galletas con mermelada, unos panecillos del tamaño de la palma de mi mano y unos dulces de tamarindo van llenando mi plato, sirvo una copa de vino.

—Hola — doy un brinco derramando un poco del liquido sobre mis zapatos. maldigo entre dientes — lo siento, no pretendía asustarte — sus ojos miel me observan cautelosos — yo…— cierra la boca. Parece que piensa lo que tiene que decir — quería platicar de lo que paso ayer.

—Si quieres disculparte, ahorrate las palabras — digo intentado tajar el asunto — olvidemoslo y ya esta.

—¿Olvidar? — rueda los ojos. Sus mejillas se enrocejen. Luce molesto — no quería pedir disculpas, no me arrepiento de nada, salvo que el intento fallido de tu novio haya interrumpido.

Cayendo en el Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora