Cayendo en el Deseo

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"Libre para elegir"

Una punzada leve en insistente se ha instalado en la parte frontal de la cabeza, justo en la frente provocando que el área este caliente; este dolor apareció justo cuando quería volver a conciliar el sueño que me fue interrumpido por Hector, desde el momento que salio por la puerta de la habitación quise correr tras de el, pero me mantuve firme y reprimiendo mi ansiedad. Espero no estar alejándolo de mi con mis métodos, no quisiera perderle, no cuando estoy perdidamente enamorada de el, no podre con otra derrota de esa magnitud, no seré capaz de soportarlo.

Aferrada a la cama doy vueltas entre el suave colchón, hace rato que debía estar de pie lo cual esta lejos de resultar apetecible. Unos toques en la puerta dan un vuelco en mi corazón, puede ser el.

—Katia...hija es hora de desayunar — la voz de mi madre me quita cualquier duda. Un pequeño destello de decepción me inunda el pecho —  date prisa tu padre y yo vamos al pueblo.

Con pocas ganas me levanto de la cama, arrastrando la cobija hasta la mitad de la habitación antes de envolverme en ella. El click de la puerta de Hector detiene mis pasos a mitad de la escalera, trago saliva. Ni siquiera se porque estoy tan nerviosa; bueno si lo se, tengo miedo que este molesto por no insistir que se quedara en mi habitación. La madera cruje, en mi visión aparece con el cabello mojado de que apenas salio de la ducha, sus vaqueros negros le quedan justos, lleva el torso descubierto y juro que estaría babeando si no fuera por que la mancha roja amoratada que tiñe su piel desde el ombligo hasta uno de sus pectorales. Jadeo bajito. Al parecer lo nota ya que eleva su cabeza hacia mi dirección sonrie de lado con las mejillas sonrojadas, luce apenado.

No puedo soportar mas esta distancia, bajo en un santiamén, entre la cobija logro rodear con mis brazos su cintura asegurándome de que no le presiono demasiado para no lastimarlo. Por un momento creo que me apartara ya que no corresponde mi afecto, sin embargo minutos después me rodea con fuerza. Masculla una palabra entre dientes.

—Ten cuidado — le reprendo. Escucho su risita.

Bajamos hasta la cocina que se encuentra sola, seguramente mis padres ya se han marchado al pueblo. Hector esta algo hambriento sirve en su plato de todo paseando su lengua por sus labios, yo por mi parte cojo una porción de fruta, un panecillo con mantequilla y una taza de chocolate. Nos sentamos a la mesa y cada uno absorto en su desayuno come en silencio. De reojo y con algo de diversión le observo engullir en su boca un poco de hotcake embarrado de mermelada, sorbe leche y enseguida un poco de fruta, el tenedor se queda suspendido en el aire gusto delante de el.

  —¿Que pasa? — niego. Aunque la sonrisa no he podido disimularla — tengo hambre — se encoje de hombros a modo de disculpa — tu te has servido muy poco — elevo los ojos — hablo en serio, coje mas.

Sorbo de mi taza, se que esta mirando fijamente pero me limito a dejarlo pasar, no me apetece que me obligue a comer demás. Finalmente tuerce el gesto dejándolo de lado, suspiro aliviada. El teléfono incrustado en la pared resuena varias veces.

—Buenos dias — contesto amable —¿quien habla?

—Oh...Katia..soy Rosa — reconozco de inmediato la voz de la vecina — un gato esta encima de su granero lo veo desde aquí, supongo que es el tuyo — ¿como rayos puede verle? su casa esta a unos metros de la nuestra y los enormes arboles tapan sus ventanas — iba pasando y le he visto.

—Si, por supuesto ahora voy, gracias — estoy a punto de colgar cuando su voz me interrumpe de nuevo.

—¿Que tal la boda? supe que hubo una pelea — Unos brazos rodean mi cintura por encima de la cobija distrayendo de lo que la señora Rosa dice...sus dedos hábiles bajan hasta mis tobillos y descienden por dentro de la gruesa tela. Respingo. De regreso mete sus manos en mi pijama, busca por debajo de la ropa mis senos, presiona un pezón; muerdo la mejilla solo para no jadear por el teléfono. Vagamente escucho que murmura algo sobre que es de lo que todo el mundo habla —¿estas allí?