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"Una jodida pesadilla"

La habitación en la que me encuentro esta demasiado fría y mi cuerpo no ha dejado de temblar desde anoche, mis ojos se han secado de derramar cuanta lágrima poseían, mi boca reseca y afónica de tanto gritar que me saquen de aquí obteniendo un silencio como respuesta. Al principio pensé que podría escapar cuando uno de los "gigantes" como suelo llamarle viniera a traerme de comer, cualquier intento resulto en vano ya que al tercer día se hartaron de mis reclamos que ya no vinieron mas a traer alimento salvo una vez que dormía; eso fue hace cinco dias, mi estomago cruje constantemente y por mas que trato de olvidar que necesito comer, no puedo, simplemente mi bebé pide alimento, lo que me lleva a llorar nuevamente, va a morir si no recibe lo que necesita. 

Aun no se quien me secuestro ni los motivos que le llevaron a eso, me he triturado los sesos pensando en todas las posibilidades del verdadero autor, solo se que el hombre de unos cuarenta tantos años en apariencia que reconocí aquella fatal noche lo conozco, era un cliente regular en la empresa de bienes raíces para la que trabajo, al principio creí que esta obsesionado conmigo, después descarte la idea ya que no le he vuelto a ver desde aquel día. La posibilidad de que fuese por dinero se esfumo ya que estoy segura que no han pedido rescate.

Por suerte en la habitación hay un baño con una taza, una llave con un chorro diminuto de agua de la cual me lavo constantemente y bebo hasta saciar mi sed, inclusive el hambre. No hay cama ni colchón alguno, simplemente una mugrosa tela de un color azul, bueno ese era hasta que la suciedad la convirtió en un marrón. Lo que mas me tiene asustada es el dolor como el infierno en la espalda baja que ha sido constante por el mal dormir y la posición, no he sangrado lo que es un pequeño alivio.

La puerta se abre de pronto y como tengo ensayado hace unos dias es colocarme en un rincón con las manos aferradas a mis rodillas dejando mi cuerpo en una posición que me hace sentir protegida. Uno de los gigantes entra con una bolsa en la mano y un plato de comida en la otra. Un alivio me invade al saber que por lo menos no van a dejar que muera de hambre, sensación que se esfuma en el momento que el segundo en cuestión entra con una silla que deja justo en medio de aquellas cuatro paredes.

—¿Quieres comer? — no respondo tan solo me quedo mirándole fijamente. Me escanea por unos interminables segundos antes de sonreír de lado — supongo que no.

Toma asiento y casi enseguida comienza a engullir una pierna de pollo con una cucharada de sopa de arroz, se me hace agua la boca y tengo que desviar la mirada de aquella imagen. Mi estomago comienza a gruñir, solo ruego porque el sonido sea ajeno al gigante. Un crujido me informa que alguien a entrado nuevamente, percibo unos pasos pausados, diferentes y automáticamente se que es una persona aparte de los dos que han estado viniendo estos dias. Levanto el mentón para descubrir el rostro de aquel individuo encontrando sus azules ojos, es el tipo que estaba dentro del coche.

—¿Que quieres? ¿porque me tienes aquí? — no pretendía sonar desesperada pero ya no importa solo quiero entender todo esto.

Una enorme sonrisa aparece en su rostro con un brillo malicioso jugando en sus pupilas, le divierte la situación, en la situación que me tiene. El gigante se incorpora de la silla inmediatamente esta a su lado, ahora se quien manda, lo suponía pero esto lo confirma. Este recibe ordenes en su oído y solo le veo asentir obediente, sale de la habitación solo unos segundos y vuelve con una caja de cartón - huele deliciosamente - se la entrega al hombre de traje pulcro antes de retirarse esta vez sin volver.

—Veamos, hace dias que no comes...supongo que tendrás hambre — otro que comerá frente a mi — no soy como este cavernícola cruel, yo si pienso darte — frunzo el ceño — pero que desconfiada — masculla en tono burlón — bien...solo tienes que dejarte tomar una foto, y antes de que piense mal, solo sera una simple foto, asi tal cual estas y te daré la caja para ti sola.

Cayendo en el Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora