Cayendo en el Deseo

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"Casi felicidad"

Todos miramos con evidente curiosidad a Hector que ha palidecido al descubrir el retrato hablado de uno de los cómplices de Luis.

—¿Como que le conoce? — Interroga con una de sus cejas elevadas, el comandante tiene los dedos entrelazados con las presillas de su pantalón.

—Si — susurra — es Valente Estrada.

—Haber...¿Su abogado? ¿Ese Valente Estrada? — El hombre a mi lado se limita a mover la cabeza en modo de aceptación — ¿como es que dio con el, simple casualidad...?

La expresión atónita aun dibujada en su rostro me hiela la sangre, puesto que nunca le había visto de tal manera.

—Solía ser amigo de mi padre y su abogado —¡Joder! me temo a lo que supongo que va a salir a continuación de su boca. Lame sus labios como para hablar pero se queda suspendido.

—¿Puede contactar a su padre? — niega con agitación de cabeza —¿Porque no?

—Esta muerto — respondo por el.

El hombre bajito y regordete le da una mirada a uno de sus oficiales.

—Antes de que falleciera hubo un incendio en lo que era la empresa de mi padre, el... — eleva el dibujo — estuvo a punto de morir, bueno...eso dijo, que alguien entro y le golpeo dejándolo dentro con el lugar en llamas.

—Entonces...suponemos que el fue el que lo inicio y para cubrir las huellas fingió ser una víctima de las circunstancias ¿eso es lo que dice?

—Mi padre tuvo que pagarle una cuantiosa cantidad de dinero después de ello, por eso no pudo reconstruir el lugar, guardo lo poco que quedo para la educación mia y mi hermana — balbucea.

Todo este asunto esta para enloquecer a cualquiera, y no es para menos, un amigo de su padre le traiciono por unos cuantos billetes o tal vez miles de ellos. Los hombres se despiden informando que tienen cosas que hacer como ir detrás de Valente Estrada.

—Ahora todo tiene sentido — dice como para si mismo. Eleva el mentón con una expresión diferente, parece estar tomando consciencia de lo ocurrido — si...el...fue su enemigo, puede ser que... — se incorpora de pronto — ahora vengo — dicho eso sale de la habitación dejando que la confusión se cuele por mi mente.

La puerta se abre la puerta, una mata rubia aparece por la rendija, por unos instantes creo que Yulia a venido a visitarme pero la sonrisa se borra cuando me doy cuenta que es Eliza la que esta ahí.

—¿Puedo pasar? — murmura con gesto avergonzado. Asiento con un ligero movimiento, acto seguido entra —¿donde esta mi hermano?

—Balbuceo cosas y salio de pronto, no creo que tarde en regresar, si gustas puedes... — me interrumpe sentándose en el borde de la cama.

Frunzo el ceño ante el gesto. Estoy resentida aun con ella por todas las cosas que por su causa pasaron.

—Espero que no te moleste — entrelaza sus dedos en su regazo — antes que nada, quiero decir que lo siento, en verdad que si, fui una completa perra pero aunque no lo creas lo hice porque creí que ibas a hacerle daño a mi hermano... — se muerde el labio antes de levantar la vista a la mia y puedo notar el brillo en ellos, esta apunto de llorar y eso me mueve algo en el pecho — supongo que tienes hermanos.

—Una hermana — confirmo. La hostilidad con la que la recibí se disipa.

—¿No harías lo que fuera por ella? — asiento. Daría todo por ella — yo también, solo me equivoque, estuvo mal como te hable pero si se meten con los que amo... — deja la frase en el aire —Entonces ¿me disculpas por todo? no te pido que llegues apreciar mi persona, solo un simple perdón.