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"Hola...Mesqui"

Su mirada resentida se topa con la mia marrón que de inmediato desvío sintiendo la culpabilidad incrementar en mi interior. Cabizbaja estrujó los dedos entre mis manos sabiendo que viene hacia mi  en busca de respuestas, sus manos se aferran a las mejillas obligando a mi rostro a encararlo, el azul de su iris se intensifica en destellos de diferentes tonos y con un brillo en ellos, uno que me parte el alma. De pronto me veo envuelta entre los brazos de mi mejor amigo con mi nariz hundida es su camisa de algodón impregnada de su inconfundible perfume. Suceso que hace que me sienta peor de lo que hacia al huir sin decirle a nadie siquiera a donde me marcho.

—¡Katia! — musita, espero una palabrería de su parte pero en cambio de eso se queda en silencio. Por un rato estamos en esa misma posición sin querer apartar al otro, sabemos que al hacerlo procedo a marcharme, anhelamos unos segundos mas —¿Porque? — dice al fin. Niego con la frente pegada a su pecho, inhaló por ultima vez su aroma característico intentando retenerlo por el mayor tiempo posible — tienes que hablar con el, es obvio que esto no es lo correcto.

Le empujo mas brusco de lo que pretendía, noto trastabillando sus pies hacia atrás. Le dedico una mirada de recelo, fría y dolida. Tiene que entender que nada de lo que diga hará que cambie de parecer, la decisión esta tomada.  

—No voy hacerlo, no quiere hablar y tampoco yo...ya no — mascullo zanjando el tema — lamento no haberlo dicho pero, no me sentía capaz, y....y bueno sabia que no estarías de acuerdo con esto.

Me cruzo de brazos solo para no sentir la desolación que se ha ido colado en mis huesos. Adivina mi posición y se que no le agrada ni un poco mi reciente actitud hostil a su persona. En el fondo se que estoy mal por comportarme asi con el, pero mi testarudez predomina ante cualquier cosa.

—Estas en lo correcto, no concuerdo para nada contigo — mueve la cabeza haciendo énfasis con sus palabras — sin embargo te apoyo incondicionalmente, pero debes entender mi posición, soy tu amigo al menos me considero asi y como tal debo decirte lo que pienso aun si no te gusta escucharlo, sobre todo cuando se que estas mal que es la mayor equivocación que estas a punto de cometer. No le has dado tiempo a pensar las cosas con claridad, estoy seguro que vendrá a buscarte después de meditar lo pasado — niego frenéticamente — si lo hará.

Se que no es verdad, que solo pretende que desista y aunque no fuera de ese modo ya es tarde, demasiado.

—¿A donde iras? — cuestiona. Rogaba porque esa pregunta no llegara a salir de su boca, pero estaba preparada para ella y se que hacer; mentir — ni se te ocurra guardar esa información Katia Silveira, te juro que no te dejare subir a ese camión — me señala acusador.

—A Borgio — suspiro y dejo caer los hombros esperanzada de que se crea mi fingido pesar — recibí un cheque de la empresa por el ultimo proyecto, una gran cantidad y me han devuelto los depósitos que hice anticipados de la renta del apartamento, podre conseguir allí otro mientras busco un empleo — eso no es del todo mentira. Asiente satisfecho —- bueno...tengo que irme, vamos retrasados — me despido con un beso en su mejilla.

Un leve "hasta luego" sale de su boca, por mi parte le pido disculpas por abandonarlo de esa manera, no comenta absolutamente nada, mucho menos reprocha lo cual yo habría hecho, a su vez me entiende o al menos eso trata de hacer, lo cual me reconforta de una buena manera. En cuanto estoy arriba del camión arranca echando andar rumbo a Mesqui, mi pueblo natal. Doy un ultimo vistazo por el espejo la figura encorvada de Frank que termina por estrujar mi pecho en dolor. Una incertidumbre se acrecienta dentro de mi al saber que toda mi vida dará un nuevo giro y esta por comenzar una nueva etapa.

~.~

El viaje se me hizo mas largo de lo que tenia previsto, pero supongo que es porque siempre viaje en avión ya fuera para venir o irme. En el umbral mis padres me esperan ansiosos y felices. Por lo pronto mis cosas se quedaran en la casa de ellos en la segunda planta en un cuarto que hasta ahora se encontraba vacío. Mi madre me estrecha  entre sus brazos, y una nostalgia me atiza llenando mis ojos de lágrimas contenidas por estas ultimas horas de trayecto. Por su parte mi progenitor me mira a detalle, escrutando cada movimiento de una forma mas intrigante, no por ello supongo que no lo haga con amor, por supuesto que asi es, pero es mas susceptible que mamá con respecto a mi repentino regreso definitivo al pueblo, lo cual a su vez es demasiado sospechoso, es la persona que mas conoce sobre mi y sabe que algo debió pasar para que haya llegado a tomar esa decisión, de esa manera.

Cayendo en el Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora