Cayendo en el Deseo

17

"Dudas"

Ruidos extraños y el cantar de los pajarillos cerca de la ventana me arrastra fuera del sueño. Estoy tan cómoda en esta cama que no quiero levantarme. Me acurrucó entre las comodas colchas.

El chirrido de la puerta invade mi audición seguido unos pasos que sigiliosos se acercan a la cama. Su respiración esta en mi cerca de mi cuello, sonrió por dentro al sentir su aliento.

—Dulzura — Una palabra ronca y suave. Combinación mortal — llegaras tarde a trabajar.

Doy un brinco. Cojo mi reloj de mano que esta en la mesita de noche.

¡Maldición! Salgo de la cama, estoy desnuda frente a sus ojos, pero en este momento no estoy para tener pudor. Voy tarde.

Me ofrece una toalla. Sus ojos ensombrecidos me escrutan. Tomo la prenda cubriendo un poco, una sonrisa de lado aparece en su rostro, ignoro deliberadamente la malicia oculta en ella.

Cojo mi falda y mi sostén, la blusa esta hecha un asco, la miro mal.

—Coje lo que gustes del armario — comenta descubriendo mi gesto — estaré terminando el desayuno.

¿Cocina? ¡Wow!

Asiento asombrada.

Sale por la puerta, busco el armario. Silbo al ver la cantidad de ropa que posee, ¿para que querrá tantos trajes en negro?

Cojo una camisa en azul cielo. Me dirijo al baño. Podría quedarme un buen rato en la bañera. Me decido por la regadera para más rápido. Sin perder tiempo me doy un rapido repaso.

¡No tengo bragas!

Envuelta en la toalla regreso a la habitación. Una pequeña bolsa forrada en lo que parece terciopelo se encuentra encima de la cama y una nota a su lado. La cojo titubeante.

Me atreví a comprarlo para ti, espero y te agrade, estoy seguro que lucirás preciosa.

H. Beckham.

Abro la bolsa y me encuentro con un exquisito conjunto de bragas y sostén tinto con encaje negro. Sin pensarlo mucho me lo coloco.

Revisó frente al espejo a detalle, mi cabello cae en ondas y por primera vez me gusta como se me ve. Fajo la camisa que me queda holgada con la esperanza de que no se note que es de hombre.

Ya en la cocina observo a Héctor bebiendo de una taza mientras revisa papeleo. Eleva la mirada, en el momento que tomo asiento.
Con su mano me extiende un plato con un sándwich. Sonrió. Ya decía yo que era demasiado bueno que supiera cocinar. Aunque le sumo puntos por calentar el pan.

Corto con un cuchillo a la mitad, sale queso derretido, le noto que tiene carne, otro punto. Doy un mordisco. Mmm...muchos puntos mas.

El pan le ha condimentado de manera deliciosa, sin decir que la machacha esta para chuparme los dedos. Algo sencillo pero bien hecho, creo que debería ser chef, le iría bien.

—¿Que opinas? — Tiene una ceja inquisitiva.

—¿Haz pensado en ser cocinero? — mascullo.

La expresión reservada desaparece de su rostro, sonríe apaciguado, pero intuyó que satisfecho por el buen trabajo cometido.

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