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"Desafiante"

La oficina esta un caos como siempre ha estas horas del día, ya casi es la hora del almuerzo y todos están en lo suyo. Aunque no he dejado de recibir miradas reprobatorias por parte de muchos me he limitado a caminar con la frente en alto, no he hecho nada, no aun. Siempre fui una mujer honesta y pulcra y todo eso esta a punto de salir por la borda. Al llegar tuve una visita en la oficina, Cromwell vino mas que a cerciorarse de que estuviera aquí, a asegurar que fuera hacer lo que prometí, quiere resultados en un mes, por otro lado me dejo en claro que no seré una holgazana y voy a rendir mas de lo que hacia anteriormente, asi que me perderé la hora de comer, ya que me esta esperando una reunión con los ejecutivos del nuevo proyecto.

Con la presentación lista y muy puntual el la sala, me planto frente al proyector para recibir de pie y con cordialidad a cada persona que entre por la puerta. Una figura femenina se detiene a medio camino al notar mi presencia por a través del cristal, la cara de Eliza parece que va a desencajarse de su rostro por completo. Mantengo la mirada justo en ella, parpadea un par de veces y parece retomar la compostura, cambia la expresión atónita por una despreocupada, se gira sobre sus talones y continua su andar. Parece que nuevamente va  a la oficina de Daniels, lo que me sorprende, ya que me permití pensar que mi jefe seria mas inteligente que eso.

Mi estomago empieza a protestar entre gruñidos por la falta de alimento, el poco que consumí en el desayuno no le es suficiente para esperar. Lo bueno que la reunión esta apunto de terminar y podre satisfacerle como se merece. Todo ha salido viento en popa, los clientes están satisfechos y estan terminando de firmar el acuerdo inicial, solo hace falta unos reajustes al proyecto y este se pondrá en marcha. Sin embargo, algo me tiene con dudas, si el negocio con el señor Oliveros ya estaba cerrado con un contrato existente firmado. ¿Que paso con el?

—Señorita Silveira, un placer verle de nuevo  — el señor Oliveros me extiende la mano, la cual estrecho en forma de despido — si no fuese porque decidió volver esto se hubiera ido al caño  — me regala una sonrisa.

—¿Como al caño? — cuestiono confusa.

—No habría trato, ese tal Jacob es inteligente pero tiene ideas diferentes a la mia — se encoje de hombros — le mentiría si le dijera que en el momento que me dijeron que decidieron rescindir de sus servicios me molesto, no paso en absoluto, eso fue después de la pobre y patética presentación que me hizo pedir que sin usted a cargo el negocio se disolvía.

¡¿Que?! asi que fue por eso, no por que me consideran inocente y sin embargo quisieron sacar provecho de ello obligando a que traicionara a Hector. Pues ahora van a conocer quien es en realidad Katia Silveira.

—Fue lo mas sensato — confirmo orgullosa. Asiente en respuesta mientras coje su maletín, seguido sale por la puerta.

Ya que los he visto salir del edificio marco al numero privado del señor Cromwell, le coje al tercer timbre.

—Necesito hablar con usted, saber los términos de nuestro acuerdo — comunico, con la voz mas firme que haya podido y me dan ganas de aplaudir.

—Suba — cuelgo en el momento.

Aliso mi falda y salgo con una enorme sonrisa. Por el pasillo le guiño un ojo a Yulia, que me responde con una sonrisa forzada, que mas bien parece mueca; se que tiene que ver con Frank. Ya hablare con ella luego y respecto a el, no lo he visto desde que volví. El pitido de que el ascensor a llegado me saca del trance, sin esperar subo en el. Un par de miradas curiosas se posan en mi por parte de las dos chicas detrás del escritorio de recepción, Evelyn se pone de pie de inmediato.

—¿Que haces aquí? ya no estas autorizada a subir a esta planta — sisea con molestia.

—Habla con el señor Cromwell, el me ha pedido que suba — le sonrió falsamente.

Cayendo en el Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora