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"Secretos"

La semana se me ha pasado rápidamente, claro cuando deseas que el tiempo pase lentamente se te escurre entre los dedos. Fue algo agotador, trabajar en casa y en la oficina, lo cual no me dejo tiempo para salir con Héctor y la falta de su cercanía me tiene irritada, aunque fue mi decisión el que no, nos viéramos estos días, necesitaba despejar mi mente y con él seria imposible.

Falta una hora para la presentación, mis manos sudan frío, ni siquiera pude desayunar debido a un hueco en mi estómago, estoy en un estado crítico, hasta siento que mis piernas desfallecen por momentos, y solo estoy activa gracias a la cafeína.

Apresuró mi paso hasta la oficina de Cromwell, olvide unos contratos como si fuera una novata y ahora tengo que darme prisa para poder sacar copias y que las firme antes de la reunión, con el tiempo al límite llego en un santiamén.

Doy unos suaves toques a la puerta, un breve "adelante" y giro la perilla, descubro que no esta solo, la chica rubia con la que comía hace unas semanas esta sentada a su lado en uno de sus cómodos sofás. Arquea una ceja mientras recorre su mirada por mi, me escruta curiosa.

—Buenos días, solo vine a por los contratos — mascullo ignorando a la chica por completo.

Cromwell le da un fugaz beso antes de ponerse de pie, de su escritorio coje una carpeta tras darle un vistazo, la extiende hacia mi, acorto la distancia con pasos firmes, consciente de que sus ojos siguen posados en mi, alargo la mano y me hago de la carpeta.

—Traemelos lo más pronto posible para firmarlos — en todo momento no deja de mirar a la rubia frente a él — tenemos que estar en la sala de juntas...— me observa de pronto — antes que todos.

—Entendido, señor — murmuro. Giro sobre mis talones.

Al cerrar la puerta no puedo evitar mirar, sin querer a Cromwell casi encima de la chica, que gustosa lo recibe a besos, su escote deja ver un poco de sus sostén de encaje fino y mi jefe no solo no se queja, si no que esta por babear casi en el.

Ruborizada aparto la vista y salgo disparada al ascensor. Un calor se instala entre mis muslos, y un nombre apara mis pensamientos Héctor Beckham.

Doy un gran suspiro para tranquilizar mi errático pulso, calmando así el dolor proveniente de mi sexo que palpita. Tan solo con mirarles me he excitado. Niego vagamente, ¡Es mi jefe! No puedo simplemente pensar en lo que ha de estar haciendo, en su cómodo sofá, tal vez encima del escritorio. Trago duro, sacarlo de mi mente, olvidarlo y pensar en ello no me ayudara en nada.

~•~

La presentacion al parecer estuvo bien, más que bien, con algunas fallas, pero les encanto lo que es rescatable, un alivio inundo mi sistema cuando aplaudieron, no quería decepcionar a nadie y menos a mi, por lo pronto, nuestros clientes se quedan con nosotros, el objetivo se alcanzó y solo falta la siguiente junta para que firmen un contrato de exclusividad en la constructora, lo que nos dará la seguridad que necesitamos. Seguimos en el juego.

Debido a lo excelente que estuvo esta semana se nos ha permitido salir temprano hoy, para muchos fue un plus, menos para mi, yo tengo que quedarme un poco más para terminar con el papeleo que tras la junta me ha dejado, Daniels por supuesto no ayudó y su secretaria, vamos que en realidad no hace nada, no tiene dos centímetros de frente para hacer algo por si misma al igual que su jefe.

Tan solo los contratos me hacen falta para llenar cada carpeta del cliente y poder irme a casa, para así disfrutar de mi fin de semana. Marco a la oficina de Daniels, pero me manda a buzón, vuelvo a marcar y nada que contesta, de seguro ya se ha ido, menudo incompetente, pero tiene al jefe en la palma de su mano y contra eso no hay nada que hacer.

Malhumorada ando entre los pasillos que se encuentran libres hacia la oficina de Daniels. Tal vez sea una de las pocas personas que quedan dentro de la oficina o quizá soy la ultima, lo cual resulta inusual y extraño, siempre me esperaba Yulia si por algo tenia quedarse.

Giro la perilla, me encuentro con la vision de Daniels inclinado sobre su escritorio, debajo de él una mujer, cuyas manos están aferradas a las suyas hacia los lados, los labios de mi compañero entre su escote, la cabeza de ella cae hacia atrás, los gemidos escapan de su boca y vuelvo a sentirme como esta mañana, fuera de lugar como una intrusa, pero no puedo esperar a que termine, estoy ansiosa de ir a casa.

Doy un carraspeo un poco leve pero lo suficiente para que me escuchen, ambos dan un respingo recomponiendo su postura, Daniels se acomoda con una mano la parte de su entrepierna de su pantalón gris, una erección levanta este. Aparto la mirada un poco y recaen en la cara de la mujer por primera vez.

¡Joder! Si es la novia de Cromwell, paso mi mirada de ella a Daniels y viceversa. ¡No puede ser! No me creo que le ponga los cachos con uno de sus empleados; ¡No! que sea él quien se meta con la mujer de su jefe y su mejor amigo.

Niego anonadada, ¿como a atreven? ¿Como aquí, en la empresa? A poca distancia de su oficina ¡Por Dios! Podría venir en cualquier momento.

Ahora veo porque no contestaba su teléfono, si lo hubiera hecho problablemente que no hubiesen sido descubiertos de esta manera, no por mi al menos.

La rubia se abrocha la blusa escondiendo su sostén de encaje que hace unas horas mostraba a Cromwell. ¡Zorra! Pasa por mi mente.

Tengo que decirle a Cromwell, veremos si Daniels sigue siendo su favorito después de esto.

¡Joder! No puedo simplemente decirle.

—Lo siento — murmuro sin una pizca de veracidad en mis palabras — debí tocar.

Me giro dispuesta a irme.

—Katia — grita Daniels — Eliza, dejanos a solas, tenemos que hablar.

Ruedo los ojos, pero permanezco en aquel sitio, de reojo le veo asentir, sus mejillas están sonrojadas, tal parece avergonzada. Bueno tiene algo de dignidad.

Pasa a mi lado sin voltear a verme y sale cerrando la puerta.

Daniels acorta la distancia y una de sus manos se estampa en la puerta, me exaltó, me coje con fuerza del brazo y me empuja hasta tenerme prisionera entre su cuerpo y la firmeza de la madera.

—De tu linda boca no saldrá nada — no fue pregunta, mas bien una orden.

Frunzo el ceño. Soy totalmente consciente cuando la ira me domina. Elevo mi barbilla, retándole, si cree que me va a intimidar esta equivocado.

~•~•~

¿Quien pensaría que Jacob traicionaría a su mejor amigo?

Lo que sigue se pone intenso, así que no se pierdan el siguiente capítulo en su mismo canal 😂😂

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Cayendo en el Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora