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"Explicaciones"

Sus ojos verdes me miran fijamente, están angustiados.

—Por que jamás deje de quererte — se quita el antifaz.

Jadeo llevando una mano a mi boca.

—¡Black! ¿Que...rayos...— emudecida le observo atónita.

—Katia, no puedo soportarlo más, tu eres la mujer de mi vida, fui un imbécil — acepta. Dios me beso, nos besamos — mas que un imbécil, se que no amas a ese intento de caballero, yo soy tu hombre...

—Calla — levantó la mano — no hables de Héctor, no le conoces — suelto un suspiro — no eres un imbécil, si no un patán, no quiero verte.

Se abalanza sobre mi, su cuerpo aprisiona el mio.

—No voy a dejarte, no esta vez — dicho eso pega sus labios a mi boca.

Le mantengo cerrada, empujó su pecho fuera de mi, es más fuerte que yo y se me es imposible. Me besa con ímpetu y sus manos comienzan a acariciaris piernas. Los recuerdos de la casa del árbol llegan fugaces y mientras los pienso comienzo a responder a sus besos, le rodeo el cuello y abro las piernas, su cuerpo se instala encima por completo y ambos nos fundimos en un deseo cálido, mueve sus caderas sacando gemidos de mi boca al rozar su miembro con mi sexo. El alcohol no deja pensar bien a mi mente, me dejo llevar, algo en mi pecho me aprieta, me hace falta algo por mas perfecto que parezca y es que esto no es lo que quiero, no con el ¡Héctor! Le empujó fuera de mi.

—Basta — besuquea mi cuello — para...— chilló.

La puerta es abierta, mis ojos se dirigen al hombre parado allí, Héctor, sus ojos negros me atraviesan y justo se mueven a Black que esta nervioso.

—Te ha dicho que pares — gruñe.

—Alejate, ella no te quiere, me quiere a mi — se pone de pie.

Ambos se miran cara a cara, aprovecho para ponerme de pie. No se que hace aquí pero me alegra verlo, aunque me haya visto de ese modo con mi ex. Un golpe se estampa en la cara del castaño y cae de bruces al suelo. Me coje del brazo y jala hacia afuera, en el pasillo vamos muy deprisa pasando por delante de Emilia que me mira preocupada, niego con la cabeza. Noto que nos sigue escaleras abajo, salimos de la casa, una coche negro esta parcado fuera. Héctor abre y me empuja dentro, da un portazo, esta mas que furioso.

Por el espejo observó que le abrr a puerta a Emilia quien entra sin reclamos, me coloca una mano en mi hombro reconfortandome. Sin decir absolutamente nada nos dirigimos a mi casa. El silencio es incómodo.

Deja el coche estacionado fuera, salgo antes de que venga abrirme, me da una mirada de pocos amigos. Observo mis manos sobre mi regazo. Le he fallado, he actuado como Black hizo conmigo y no es justo.

Sin darme cuenta estoy llorando en silencio. Los tres entramos, todo esta oscuro excepto por la luz de la lamparita. Mi padre se pone de pie.

—Me dijeron que te pusiste mal, por eso mande a Héctor — me informa — ¿como estas?

—Bien, supongo — musitó. Mis manos sobre mi regazo se estrujan — cansada.

Cayendo en el Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora