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"Trato"

Trago en un vano intento de deshacer el nudo que se ha agrandado a cada paso, a tan solo una cuadra de mi destino y ya logro ver el enorme edificio de Constructora Cromwell. Daniels me ha llamado para solicitar mi presencia con el presidente e hijo del dueño; desde el momento que lo hizo mi mente y mi estomago dieron un vuelco, mi corazón no ha dejado de latir irracionalmente y por mas que he tratado de controlarlo con respiraciones profundas nada mas no funciona en absoluto. Resoplo, la tensión en mis hombros es palpable.

Con la poca determinación que me queda me encamino a pesar del instinto de huir lo mas lejos que pueda, que vuelva a la cama de Hector. Son las 8 de la mañana, media hora antes de que empiece la jornada laboral del día de hoy, lo cual me calma de alguna manera; ha estas alturas todos en la oficina saben sobre mi despido, y estoy consciente de las habladurías por mas intentos de Yulia por ocultarlo.

Empujo la puerta de cristal que lleva a la recepción. Levanto el mentón y me encuentro con unos ojos azules penetrantes ofreciendo una mirada profunda e inquietante, parece sonreír sin llegar a hacerlo. Lleva un traje azul marino pulcro, una camisa blanca y una corbata de rayas; luce como un modelo de revista. Arquea una ceja interrogante. Consciente de que no he movido ni un musculo desde hace varios minutos. El silencio que predominaba el lugar se ve interrumpido por un suspiro, mejor dicho un resoplido por parte del hombre frente a mi.

—Mueve el culo, Luis esta impaciente — dice, en tono hosco — pensé que estarías emocionada — masculla mas que para mi para si mismo. Presiona varios botones para por fin se cierre el ascensor.

Yulia no me comento nada de la nueva seguridad, bueno....no me ha comentado nada últimamente. Las puertas metálicas se abren regresando al presente. Para mi sorpresa no subimos el segundo ascensor que lleva a la oficina del señor Cromwell. Con un gesto de su mano me señala su despacho. La silla detrás del escritorio no esta vacía, el hombre sentado en ella me observa con un destello en sus ojos azules, no parece molesto, mas bien luce como si estuviese a punto de cerrar un trato con algún cliente.

—Tome asiento señorita Silveira — su tono tranquilo y amable me saca de balance, creí que gritaría como la ultima vez que estuve aquí. Sin hacerlo esperar demasiado camino hasta allí —¿Sabe porque la mande llamar? — niego con la cabeza — en realidad son varias razones, la primera es que la trate mal y no la deje explicar — Dios mio, ¿es una clase de disculpa? — no fue lo correcto, ahora que he meditado todo lo ocurrido, he llegado a la conclusión de que nada fue su culpa, que en realidad decía la verdad, usted no tuvo nada que ver con el robo de información — abrumada e incapaz de responder muevo la cabeza en gesto afirmativo — fue manipulada por aquel hombre — abro la boca pero sin encontrar las palabras la vuelvo a cerrar — antes de que diga algo para defenderle, deje que termine, ah...si...se que aun esta con el, se ha ido a su pueblo natal de vacaciones —¿Como sabe eso? Arrugo el ceño — estoy considerando que vuelva a su antiguo puesto.

—¿De secretaria de Daniels? — exclamo, por fin mi boca y cerebro vuelven a funcionar.

—No, por supuesto que no, con el poco tiempo que estuvo ayudando a Jacob nos demostró que es capaz de ser mas que una simple secretaria, se lo aseguro — su mano acaricia su barbilla. Un gesto pensativo — solo que no estoy del todo seguro para contratarle de nuevo — entonces ¿que hago aquí? — necesito una prueba, una que realmente su lealtad es en constructoras Cromwell.

—¿Que clase de pruebas? — soy consciente del tono angustioso en el que suena mi voz.

Con una señal de asentimiento le otorga la palabra a Daniels quien todo este tiempo estuvo fuera de mi vista. Llega a mi lado con la cabeza en alto y desabrochando el saco se tarda un poco, acto de seguridad y fanfarronería. Por fin toma asiento a mi lado y por poco estoy por rodar los ojos, expresión que reprimo con dientes apretados.

Cayendo en el Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora