Cayendo en el Deseo

6

"Una propuesta"

Recostada en mi sofá hago zapping en la tv buscando algo que llame mi atención. Ya ha pasado un rato desde que llegue del almuerzo, y estoy mentalmente mas cansada de lo que estoy físicamente.  Los domingos deberían ser relajados y este fue de todo menos eso. Primero la revelación de la identidad del señor Beckham, Yulia abatida porque supuestamente Frank esta enamorado de mí,  Daniels uff...su cambio repentino de actitud, esos ojos negros increíblemente seductores que no dejaban de buscarme y por si no fuera poco; Cromwell y su frase "Provoca hacerte de todo" que no deja de retumbar en mi mente.

Sacudo la cabeza de lado a lado dispersando lo absurdo que suena el hecho de que estuviese coqueteando, el vino estaba haciendo efecto a esas alturas. En cuanto al aumento de sueldo no me vendría mal; no descarto la idea del todo, mas bien me atrevo a proyectarlo en mi mente. No seria mucho lo que se aumente, pero unos cuantos billetes no vendrían mal - nada mal.

El timbre resuena inesperadamente. ¿Quién será? Silba dos veces más antes de que pueda llegar al intorfon.

—¡Dios santo! Cuanta urgencia — chillo en el aparato.

Presiono el boton para que la puerta se abra. Yulia parece desesperada, estoy segura que viene a platicar sobre Frank. Unos golpes contra la madera no tardan en llegar, ruedo la perilla para abrirle a mi amiga pero con lo que me encuentro me deja boquiabierta en el umbral incapaz de pronunciar palabra o sonido. Su expresión es neutra a excepción de su ceja algo elevada, a la espera. 

—Se....se...ñor Bec.... — tartamudeo. Trago — Se...ñor Beckham — murmuro descolocada - sorprendida.

—¿Puedo pasar? — mi cerebro parece que ha invernado en alguna parte ya que en vez de contestar me limito a repasar con la mirada su aspecto. La corbata deshecha cae inerte sobre sus pectorales, los pantalones gris de franela donde oculta en los bolsillos sus manos, y joder el bulto formado me seca la garganta, acalorada me obligo a desviar la mirada a sus ojos oscuros, me arrepiento en el instante ya que su semblante es divertido y por un momento creó que alargara una de sus manos para cerrar mi boca babeando.

Trastabilló hacia atrás unos pasos dejando un espacio por el que pasa. Cierro ya con ambos dentro.

—¿Sueles abrir a todo el que toca? — me da un vistazo por encima del hombro ¡¿Me esta regañando?! como niña pequeña embrollo los dedos sobre mi vientre.

—N...n..no..n..no lo hago — mascullo con la tartamudez de vuelta — pensé que era una amiga — logro decir.

Un enorme hueco se ha instalado en mi estomago en cuanto abrí la puerta y lo vi. El cerebro me va a mil por hora, cuestionando todos las posibilidades para que el se encuentre aquí, según yo, estaba mas que claro lo que pasaría. Estaba a punto de resignarme. 

—¿Una....amiga? — abre los ojos con sorpresa, incrédulo niega.

Su expresión me mosquea. Se cuidarme perfectamente. Quiero gritarle que no soy una mujer indefensa, pero lo que sale de mi boca es absolutamente diferente.

—Sí, una compañera de trabajo — ni se porque me siento con la obligación de justificarlo. Sin embargo lo hago.

Sin una pizca de discreción repasa el lugar. ¡Diablos! Esta aquí, en mi apartamento, este hombre tan increíblemente sexy que si fuera modelo compraría la revista para ocultarla debajo de mi almohada y cada noche....- no vayas por ahí - me recrimina mi subconsciente.

—¿Disculpa? — Cabeceo frenéticamente hacia los lados con un rubor sobre las mejillas. Sus pasos terminan frente al sofá en el que estaba tumbada antes de que interrumpiera — Cómodo... — dice para si mismo — ¿Por que no te sientas? — su tono es autoritario y me veo obedeciendo su orden.