"Pillados"
No se en que momento comienzan mis pulmones a impedir la respiración habitual, solo se que el oxigeno no esta llegando provocando una sensación de nauseas y sudoración en zonas no deseadas. Voy a conocer a la hermana de Hector y estoy transpirando como si no me hubiera puesto desodorante antes de salir del apartamento.
El vehículo se para en el estacionamiento de su casa. La otra vez que vine era de noche a diferencia que hoy es de día. Mi estomago hacen un ruido extraño cuando las tripas se contraen a falta de alimento, como es muy temprano no me ha dado tiempo de desayunar.
—Venga a comer — dice. Una enorme sonrisa en su rostro amenaza con partir su cara en dos. Sale del coche y rodea el mismo, abre la puerta para mi — tenemos que darnos prisa.
—¿Tu hermana ya nos espera? — pregunto. El tono atemorizado me delata.
Mueve la cabeza hacia los lados. A pesar de su intento de aparentar normalidad se que esta igual o mas nervioso de lo que estoy yo. No entiendo su actitud, lo que a su vez me tiene desconcertada.
—Llegara a la hora de la comida — explica y su sonrisa se enancha — por eso debemos darnos prisa, para desayunar y... — deja la frase inconclusa, no hace falta que termine para saber a que se refiere.
Saber que por lo pronto ella no esta en casa me relaja. Me coge de la mano para salir del garage, esta vez no vamos por la puerta dentro de este, si no que salimos. Se abren mis ojos ante el esplendor, la fachada esta llena de pequeñas hojas verdes, una tras la otra que pareciera que las paredes son de césped. El jardín es enorme y lleno de flores moradas, rojas y amarillas. La puerta de madera es enorme y los cristales tallados en un dibujo abstracto. La vez anterior no había tenido la oportunidad de contemplar semejante esplendor, resulta que salimos por la puerta trasera y el coche estaba esperándonos, solo tuve la oportunidad de observar los arboles frutales que yacen detrás de la casa al igual que una enorme piscina y un jacuzzi.
Abre la puerta y con un gesto de manos me indica a que pase. El gran salón con una enorme lampara de pequeños cristales esta por encima de nosotros. Aun sigue surtiendo el mismo impacto en mi. Al lado izquierdo la escalera de piso blanco y pulcro hace contraste con el pasamano de madera. En el derecho yacen dos puertas. Su mano que sigue entrelazada con la mia tira de mi hasta la segunda puerta, un comedor de ocho sillas queda frente a nosotros, a su lado esta una umbral y puedo notar la cocina que sigue pulcra y limpia. Ahora que lo pienso no he visto alguna empleada que haga el aseo.
—¿Que te apetece comer? — pregunta arrastrando mi cuerpo hasta aquel cuarto donde abre el refrigerador — tenemos... — echa un vistazo — frutilla, beicon, zumo de naranja y unos tomates para unos chilaquiles ¿Que opinas? — dice con la cabeza casi dentro del aparato.
—Suena excelente, ¿vas a cocinar? — me da una mirada por encima del hombro. Asiente sacando una sonrisa en mi rostro — me agrada la idea.
Sentada en un taburete le observo licuar los tomates que previamente ha hervido en agua, la tortilla cortada en triángulos se fríe en el poco aceite que ha puesto en la cazuela. Con una cuchara comprueba el sabor de la sal. Asiente satisfecho y enseguida baña los totopos. Se me esta haciendo agua la boca de tan solo imaginar comiéndolos. En el banquito tiene los vasos llenos de zumo. El beicon esta listo y servido en dos platos en los que sirve los chilaquiles en proporciones iguales.
Elevo el tenedor e introduzco en mi boca, cierro los ojos al sentir los sabores explotando en mi paladar. Esta delicioso que podría comerlos a diario. Dirijo la mirada a la suya, lo encuentro sonriendo con un bocado en su cubierto. Luce tan jovial que me regocija, y de pronto estoy sonriendo igual que el. Comemos y platicamos de trivialidades, cosas absortas a nuestro día a día, es la primera vez en mucho tiempo que me siento plena estando de este modo con una persona del sexo opuesto. Es tan abrumador que un temor acrecienta en lo profundo de mi, tan irracional que me regaño por guardar un sentimiento que arruinaría la dicha del momento.

ESTÁS LEYENDO
Cayendo en el Deseo
Romance"Si el amor te ha llegado como un huracán, dejando destrozos de tu corazón por doquier, entonces ha valido la pena amar" 14/Mayo/18 #112 Fantasía - #12 erótico - #285 novela juvenil 21/Mayo/18 #21 Fantasía - #90 erótico - #78 Novela juvenil 16/Jun...