Cayendo en el Deseo

12

"Matando a mi mejor amiga"

Me atragantó con mi saliva mientras mis mejillas se incendian ¿Ha dicho lo que creo que dijo? ¡¿Boda?! ¡¿Nosotros dos?! ¡Mierda!

—Mi hermana...— comentó con una sonrisa que parece estampa — va a casarse.

—Ya veo — se rasca la barbilla — ¿hablaron de mi? — niego de inmediato — esta bién — resopla bajito.

De algún modo sabe que le he mentido.

—Solo me preguntó ¿quién estaba conmigo? — eleva la barbilla — le ha hablado Yulia — ruedo los ojos — tenía que ser tan cotilla — eso ultimo es más para mi.

Mi molestia parece cambiarle el humor por que ahora ríe como un crió.

—¿Que le has dicho? — se tumba en la cama a mi lado, cruza los brazos por detrás recargando su cabeza en ellos.

Pero que atractivo se mira así, relamo mis labios de manera inconsciente, ladea su gesto y levanta la ceja. Aparto mi observación a otro punto que no sea su escultural cuerpo. Tengo que poner absoluta atención en lo que me cuestiona.

—La verdad...— me encojo de hombros — que no tengo mucho de conocerte...que es algo reciente.

—Yo diría que me conoces lo suficiente — masculla enronquecido.

—No tanto — frunce el entrecejo — me gustaría explorar más — guiño un ojo.

Su labio se curvea a la izquierda, sus ojos negros parecen adivinar mis intenciones y yo no me preocupo en ocultarlas. Resuena el timbre.

—¡Joder! ¿no van dejar echar un polvo hoy? — me incorporo entre gruñidos.

Desde la cama Héctor me mira divertido, ¡Que le den! No veo la gracia.

—¿Si? — contestó furiosa por el altavoz.

—Buen dia pra ti también, traje baguettes, tu favorito — ¡Rayos! Es Frank, se me va armar con estos dos.

Vago de un lado para otro mordiendo la uña del pulgar derecho¿Que supone que haga en estos momentos? ¿Presentarlos? Huir parece la idea mas sensata y descabellada.

—¿Que haces? — esta parado en el umbral, palidezco — ¿Quién es? — su semblante esta en total seriedad.

Unos toques en mi puerta me hacen dan un brinco ¿como ha subido? ¡Mierda!

—Katy — toca desesperado — no importa que estes en pijama siempre te verás linda, ¡vamos! abre.

Héctor se vuelve a la habitación molesto, ando tras de el a una velocidad elevada, esta cogiendo sus cosas y no quiero que se vaya ¿que puedo hacer?¿dejar de lado a mis amigos para estar con el?

—Necesito mi camisa — doy un respingo ante su brusquedad — la quiero de vuelta — da saltos en un pie al ponerse un zapato.

No quiero devolver la camisa, quiero que se quede, en un impulso regreso al salón y sin pensarlo abro la puerta que aun sigue retumbando con insistencia, los ojos azules de Frank brillan acompañados de una gran sonrisa en su rostro, gesto que cambia al recorrer con su mirada mi cuerpo de la cabeza a los pies, quedándose en las piernas un poco más de lo habitual, me remuevo incómoda pasando el peso de un pie al otro.