—¿A donde te diriges? —pregunto Theo persiguiendo a la misteriosa Minerva.
—Solo sigueme —ordeno escondiéndose en los arbustos de los jardines del bosque.
Theo corrió detrás de ella como dos adolescentes enamorados aunque no sabían si sentían lo mismo por uno al otro.
Minerva con su vestido oscuro y ojos azules y cabellos ondulados negros hechizaban a cualquiera que la viera.—Minerva, me estas preocupando —cansado paro cerca de ella. Ella solo lo callo resonando sus labios. —¿A donde estamos?— susurro preocupado.
Sin decir nada Minerva avanzo sigilosamente dirigiendo su mirada a aquel barranco. Venían unos hombres con caballos negros acompañada por una mujer de mediana edad. Disfrazados de telas obscuras con la famosa insignia de la flecha.
Las astas en sus manos de algunos de ellos llevaban la insignia de las flechas en un fondo rojo vino. El color penetraba al ojo de quien la viera y al cual demostrará poder con su arma.
—¿Quienes son ellos? —alarmado.
—Son los guardianes Valentinos
— menciono viendo detenidamente a cada uno de ellos.
No lograba ver sus rostros por el velo que los cubría. Escondían su identidad de cualquier amenaza de la rebelión. Los quienes quien quieren apoderarse del poder de las flechas.—Ellos son los encargados de la protección de las flechas y apresar a cualquiera que huya con ellas —explico ocultando su rostro entre unas hojas silvestres.
—Estarán en busca de...—corto Theo.
—Nicolás —menciono tomando sus retrovisores. —Lo mas probable —acertó sin ningún sentimiento.
—¿Como puedes estar tan tranquila? —extrañado y sorprendido de acuerdo a su actitud.
—Con esto alivio el dolor —muestra el collar de una pequeña flecha con solución. El collar colgaba en su cuello cual lo ocultaba en su pecho.
—Tienes flechas —sorprendido.
—Tengo porque las estudio —explico sin perder a la vista a los guardianes.
—Eso es genial —ilusionado acercándose a ella. —¿Puedes enseñarme?— curioso e ilusionado por aprender.
—Seguro, eso si que no le cuentes a nadie de esto —susurro advirtió guardando su retrovisor y escondiendo su collar de flecha.
Los guardianas trasguardada el área con sus arcos y armas de fuego. Todo para mutilar el orden en Braneghin y sobre todo la protección de los Rebeldes.
—Ahora mi pregunta es... Porque no se mueven —susurro Minerva viendo detenidamente.
—Agacha la mirada...o nos verán —susurro y obligando a Theo a cumplirlo.
Los guardianes Valentinos escucharon unos sonidos por esos arbustos allá arriba por la cuesta de la barranca. La señora mayor les indico a que apuntaran hacia arriba y asi hicieron los guardianes. Sacaron una flecha y las apuntaron con sus arcos ya listos para atacar.
Solo esperan el preciso momento para disparar con las flechas de punta de plomo, las flechas de la desdicha para los desagradecidos. Minerva asustada toma su retrovisor y mira lo que esta ocurriendo. Traga un poco de saliva y saca la pequeña flecha atada en su cuello.
—No hables — dijo con callo solo moviendo sus labios.
En los arbustos en que estaban sentados ocultándose de los guardianes se encontraban dos jazmines. Ambos de color blanco y de olor penetrable, que hace el bosque místico con su olor agradable.
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Ciego
FantasyUna ciudad consumida por la bendición más grande de los mitos. Consumida por la avaricia y la codicia de tener su poder así olvidar el dolor que sufren. Una historia que rodea a lo que conlleva ese poder, el poder de amar por el peligro que conlleva...