—Señora Marren Scott — llama alterada la sirvienta.
—Dime — ordena volteando a verla con un cigarrillo en la mano.
—El general Tomás a llegado — avisa.
—Hazlo pasar. ¡Qué esperas! — ordena.
—Se encuentra en la sala de visitas — informa.
La señora Marren muestra un rostro sorprendido y algo de nerviosismo. No se mutila porque sabe que el poder de este apellido tiene muchos beneficios. La sirvienta se retira a atender las visitas, mientras ella se apaga su cigarrillo. Lo cual no estaba acostumbrada a dicho vicio, pero este día lo amerita.
Camina hacia la sala con su vestido de cóctel color crema inglesa adornado con pequeña pedrería. Sus ojos fuertes almendrados ven a su víctima el general Tomás. Los pasos de sus tacones son concisos y seguros. Sus nervios lo engañan con al aquel nudo en la garganta.
El general Tomás ve a aquella dama tan galante y hermosa. Sin duda la Sra. Marren es una de las mujeres más poderosas de Braneghin. No sólo es su dinero sino su dicción a la hora de hablar.
—General Castelonia, es un gusto verlo aquí — saluda con una sonrisa.
—El gusto es mío, Sra. Marren —saluda con un beso en la mano.
—Buenos días, como se encuentra — saluda a Farres.
—¿Qué tal la Sra. Annalina? Ya lleva cuatro meses de embarazo.— risueña toma una copa de vino. —Me imagino que ha de estar emocionado — observa su comportamiento.
La Sra. Marren ve como el General Castelonia desvía la mirada y toma la copa de vino servida por la sirvienta. Empieza a sacar una libreta con unos apuntes.
—Si, la verdad estoy muy emocionado talvez en agosto de a luz — responde con una sonrisa fingida.
Al ver la expresión de Tomás, la Sra. Marren sólo observa nada más. Además piensa dar comentarios sobre está visita y su comportamiento en la cena con sus amigas. Una cena lleno de aristocracia, rumores y protocologo.
—Me alegro veré cuando los podré visitar a usted y a la joven Annalina — comenta. —General Castelonia en que le puedo ayudar — responde.
—La razón de mi visita es para realizarle unas breves preguntas sobre el Conde Caridonia —
—¿El Conde Caridonia? — sorprendida a dicha mención. —Dígame que pasó con el — responde alarmada.
—Creemos que es el asesino de la muerte de Minerva Magallanes — menciona.
—¡No lo puedo creer!— aturdida y sorprendida.
—Si señora las horas coinciden con el asesinato — responde. —Por ello he venido a realizarle unas preguntas sobre el Conde en su visita a su casa. El mismo día del asesinato — puntualiza.
—Por supuesto. Dígame —
—¿El Conde Caridonia llego a su casa con que fines? —
—A pedir por la mano de mi hija — responde asustada.
—¿La Srta. Kimberly Marren? —
—Si — responde.
—Su hija acepto su propuesta de matrimonio —
—No, lo rechazó inmediatamente conociendo la reputación del Conde —
—Esa propuesta sería un vínculo con su hijo para fines económicos —
—Claro nuestra familia no se casa por amor — responde.
—¿Usted estaba de acuerdo con dicha propuesta? — pregunta.
El reloj suena marcando a las diez de la mañana. Las cortinas blancas volaban en los vientos. Recordando aquel primer noviazgo y compromiso. La Joven Deva Scott había sido golpeada por las mismas manos de ese mismo asesino.
—Obviamente que no — volteando los ojos —Viniendo de una propuesta de el. Jamás — responde.
—Ese día mi hija perdió el control sabía que no quería casarse con su hijo y yo también no lo aceptaba. — recuerda. — Sólo quería que rechazara su propuesta como toda una dama decente sin a decir esa acusación. Claro lo se todo de el y lo que es capaz — describe casi en llanto.
—Por protocologo — menciona Farres.
—Exacto quería que lo rechazara con elegancia — acierta tomando el pañuelo que le ofrecía Farres.
—Esa misma tarde Kimberly salió corriendo para no se a donde y desde esa noche no ha vuelto a aquí — describe.
Ambos se miraron mutuamente con la descripción de la Sra. Marren. ¿Será inocente el Conde Caridonia? Aunque es un hecho casi imposible. Lo más probable es que Kimberly estuvo en el mismo momento que el asesinato de Minerva Magallanes.
—Señora Marren su hija está bien no se preocupe está en mi casa con Annalina — tratando de calmara.
—¿Le abra hecho daño ese infeliz? — pregunta preocupada.
—No señora ella está sana y a salvo — concluye.
La entrevista a acabado sin duda la familia Marren no tenía nada que ver con esto. Sabían lo que es capaz el Conde claro todos los de las ciudades de Braneghin lo saben. Sólo que por las faltas de pruebas a sido imposible sentenciarlo.
La mansión Marren una residencia hermosa con toda su vegetación y arquitectura neoclásica como tal familia. Farres y el General se despiden de la elegante mujer. Su fría y benevolente pero sincera como aquella laguna.
—Señora Marren — menciona Castelonia. —Tenga cuidado de cualquier sospecha no olvide en informarme — se despide.
Asiente con la cabeza y ve ambos hombres irse a su propio camino. Se dirigen al Ministerio Real Valentino finalmente construido y terminado por el joven Arquitecto, Kenneth Marren. Los Marren una familia llenos de secretos que nadie aún a revelado.
—¿Quienes eran? — pregunta el Sr. Marren llegando con una maleta de viaje.
—El general Castelonia y un guardián — menciona atónita.
—Te ves algo preocupada — menciona al ver el rostro de su esposa.
—Kim no ha llegado a casa desde la cena con el Conde — explica.
—Esta donde Annalina — responde —Recibí una llamada telefónica de la Sra. Sellers está mañana — añade.
—Crees que deberíamos ir a traerla — sugiere.
—Pienso que no, ella volvera — responde con una sonrisa.
Abraza a su esposa con mucho afecto desde aquella vez que la vio por primera vez. Tan elegante y serena, siempre demostrando su actitud sería. Nadie la hace sonreír tanto como el señor Marren. El único al que aprendió a amar.
Ambos entran a elegancia de mansión con las manos juntas. Se dirigen al patio trasero a gozar de un almuerzo florentino. No hay manera en que ambos no se dejen de ver de esa manera.
—El Conde Caridonia está en la cárcel — informa.
—Ya era hora — comenta su esposo.
—Ahora que el está preso podemos expandir nuestros negocios y acuerdos — sugiere.
—Si nos asociamos con sus hijos abordaremos la competencia entre ellos — sonreí.
—Es una gran idea — responde.
—Quiero que el pague después de lo que te ha hecho — comenta.
—Eso fue hace muchos años — baja la mirada.
—No querida, las heridas se pagan — besa su mano.
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Ciego
FantasyUna ciudad consumida por la bendición más grande de los mitos. Consumida por la avaricia y la codicia de tener su poder así olvidar el dolor que sufren. Una historia que rodea a lo que conlleva ese poder, el poder de amar por el peligro que conlleva...