Capítulo XXI : Difunta

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-Theo, ya es tarde deberíamos levantarnos - dijo Minerva acostada sobre el pecho de Theo.

-¿Que hora es? - pregunta con su voz soñoliento. 

-Son las cuatro de la mañana - susurra hacia su oído. 

-Ya es Domingo - dice levantándose asustado. 

-Si ya es, nos quedamos dormidos- se levanta y coloca su barbilla en su hombro y acaricia sus brazos. 

-Nos quedamos dormidos y los demás habrán notado nuestra ausencia - preocupado dice Theo.
-¿Te preocupa?- cuestiona Minerva.

-En parte - suspira -Sólo que no quiero que nos vayamos a meter en un lío por lo que hicimos anoche - voltea a ver a Minerva con ojos de afecto. 

-Tienes razón aún somos muy jóvenes para esto - dice Minerva.

-Bueno no tan jóvenes - sonríe

Ambos volvieron a acostarse para dejar pasar el tiempo. Se vieron a los ojos y con un cálido beso de devoción concluyeron. Ellos se caían uno por el otro y sus collares brillan como símbolo de conexión y autencidad.
Una vez mas conectados por los labios terminaron aferrándose por uno al otro.

-Sabes todo este tiempo me he sentido vivo al estar contigo - susurra Theo. Minerva sonríe al escuchar aquellas dulces palabras. 

-Siento que estoy amando por primera vez - confiesa Minerva.

-En serio - sorprendido -¿Qué hay de Tomas? - pregunta mientras acaricia su cabello.

-Tomas y yo no se... es complicado - suspira y ve el collar de flecha que porta Theo.

-El y yo bueno fuimos pareja pero poco a poco nos fuimos aferrando por uno al otro - aclaró cambiando su expresión a medida que habla.  

-¿Y que ocurrió? - pregunta curioso.

-Nos fuimos distanciando por su deber como guardián - explica sin decir nada más. 

-Que hay de tu y Sussie, todo el mundo creen que son pareja - pregunta cambiando sentido a la conversación.

-Bueno... Sussie y yo somos grandes amigos nada mas - aclara Theo.

-En serio, porque veo que tiene un gran enamoramiento hacia a ti - indica Minerva.

-¿Tu crees? - extrañado dice.

-Si se nota en la forma que te ve - aclara sintiendo un poco de celos. 
-Pero a la que yo amo es a ti - confiesa acercándose hacia ella. 

-Theo... - susurra

-Si Minerva... - susurra sonriendo. 

-Es imposible que te enamores de mi - llora en su interior.

-¿Porque dices eso Minerva? - desconcertado se conmocionada ante su expresión de melancolía. 
-Es que... - corta

-¿Es que? ¿Que?  - cuestiona sin endurecer el tono de voz.

-No quiero que te pase nada, Theo - confiesa en sus lágrimas.

-Minerva porque dices eso - extrañado y sonriente. 

-No sabes a lo que estuve expuesta antes - confiesa y ve hacia el armario. 

Theo se acerca e inclina su rostro apoyándose a su hombro y acaricia sus brazos en movimientos circulares.

-Cuéntame no te juzgare - le da un ligero beso en su hombro derecho.  

Minerva concede aquel gesto de cariño, pero no sabe si contarle la verdad de ella. Esa verdad por lo que dejo una parte de ella atrás en el olvido. Da un suspiro leve y con un nudo en la garganta trata de hablar con la verdad que tanto le merita. -Antes de conocerte y antes de dejar de tirar al arco, fui una guardiana - confiesa Minerva. 

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